
DEL ALMA MUERTA
Mi alma muerta
habla a los muertos
en una lengua muerta.
Y pasarán los días como globos ardientes,
soles desesperados fuera de las órbitas
y los horizontes.
Más tarde, en el altozano de la esperanza
descubrirás tus ojos mirando tras las lágrimas
la vasta región de los anhelos desterrados,
crisálidas del miedo
despertadas a lo efímero e inútil, a la vida
apegada al surco de la tierra
reseca.
¡Qué larga cadencia de lamentos,
qué pesado yugo de historia
y olvido. Qué desolación
de discursos!
Mi alma
muerta
habla a los muertos
en una lengua muerta.
González Alonso