El condenado

[Francesch Vicent]

Al caminar le hablan los huesos.
El salitre los ha encadenado al pergamino
que da forma al cuerpo
(atrás quedaron los manantiales
que curaban espejismos y cegueras).
Huele mal la ruina, desvaría en consejas
que solo alimentan a los buitres.

El condenado, junto al desierto como hado,
vuelve a girar sobre sí mismo
como remolino inútil
hasta el día que lo quiebre la roca
que ponga fin a su locura.

Porque al final, ¿tanto amor para qué?
si aquellos ojos, los únicos que contenían
todos los mares de la Tierra, negaron
la vida volcánica palpitando
en el interior del árbol viejo
y miraron hacia el espacio incendiado
buscando el amor de una estrella nueva.

La implacable oscuridad le ha arrebatado
las palabras con las que pintaba paisajes,
el rostro amado en versos
y la vida a través de las gotas de lluvia.

No es remedio la flor nacida en campo mustio
ni el inicio de ningún futuro,
solo la muerte riéndose de su propio chiste.

Postrados quedan los abrazos
y su boca, vacía de labios,
se alimenta con besos de tierra.

[Ana García]

Un poema q comienza con la fuerza del salitre en los huesos. Un canto doloroso.
Un final de órdago con esa flor mustia que no contiene más que un olor a muerte, igual que los crisantemos.
Me ha gustado mucho la negrura de este poema, la soledad del dolor y los huesos que cuentan otra vida de abrazos y labios.
Al final es un espíritu descarnado.
Te felicito.
Un abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Una alegoría perfecta de aquel que está muerto en vida o de aquel que ya vive muerto.

Tienes unos versos inquietantes en este poema.

Felicidades
Un beso
Ana

[José Manuel F. Febles]

Al caminar le hablan los huesos.
El salitre los ha encadenado al pergamino
que da forma al cuerpo
(atrás quedaron los manantiales
que curaban espejismos y cegueras).
Huele mal la ruina, desvaría en consejas
que solo alimentan a los buitres.

El condenado, junto al desierto como hado,
vuelve a girar sobre sí mismo
como remolino inútil
hasta el día que lo quiebre la roca
que ponga fin a su locura.

Porque al final, ¿tanto amor para qué?
si aquellos ojos, los únicos que contenían
todos los mares de la Tierra, negaron
la vida volcánica palpitando
en el interior del árbol viejo
y miraron hacia el espacio incendiado
buscando el amor de una estrella nueva.

La implacable oscuridad le ha arrebatado
las palabras con las que pintaba paisajes,
el rostro amado en versos
y la vida a través de las gotas de lluvia.

No es remedio la flor nacida en campo mustio
ni el inicio de ningún futuro,
solo la muerte riéndose de su propio chiste.

Postrados quedan los abrazos
y su boca, vacía de labios,
se alimenta con besos de tierra.

Un poema, amigo mío, denso y bien construido, con figuras, algunas novedosas que le otorgan al poema la fuerza que lleva. Redices al mínimo las necesidades, para no tener que depender en nada de los demás.
Mi enhorabuena por tu buen trabajo. Desde la soledad de mi isla, un abrazo.

José Manuel F. Febles

[Alejandro Costa]

El dolor, el desencanto y la locura, plasmado con elegancia y con unos versos que me han gustado.

Tu forma de escribir, me encanta.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.

[Pilar Morte]

Qué bien le viene el título al poema. Los versos del desamor, la locura que atrapa en cada estrofa dejan inquietud en el lector.
Un placer leerte.
Abrazos y felicidad

[E. R. Aristy]

Al caminar le hablan los huesos.
El salitre los ha encadenado al pergamino
que da forma al cuerpo
(atrás quedaron los manantiales
que curaban espejismos y cegueras).
Huele mal la ruina, desvaría en consejas
que solo alimentan a los buitres.

El condenado, junto al desierto como hado,
vuelve a girar sobre sí mismo
como remolino inútil
hasta el día que lo quiebre la roca
que ponga fin a su locura.

Porque al final, ¿tanto amor para qué?
si aquellos ojos, los únicos que contenían
todos los mares de la Tierra, negaron
la vida volcánica palpitando
en el interior del árbol viejo
y miraron hacia el espacio incendiado
buscando el amor de una estrella nueva.

La implacable oscuridad le ha arrebatado
las palabras con las que pintaba paisajes,
el rostro amado en versos
y la vida a través de las gotas de lluvia.

No es remedio la flor nacida en campo mustio
ni el inicio de ningún futuro,
solo la muerte riéndose de su propio chiste.

Postrados quedan los abrazos
y su boca, vacía de labios,
se alimenta con besos de tierra.

Estamos condenados a muerte. El tiempo agolpeado nos muestra que es una especie de delirio cómo percibimos los eventos y los proyectos de vida. Nos traes esos delirios con un poema denso y doloroso por los 60 segundos de vida. Es un poema desesperado por vivir. Es la pérdida de la última esperanza, o al besar la tierra germina otra flor sublime ? Me conmueven tus versos, Francesch. Abrazos.

[xaime oroza carballo]

Condenados al canto, la libertad aherrojada en el poema llenando el aire de las falenas, efímero.

Gracias, Francesch.

Fonda aperta.

[Óscar Distéfano]

Un potente poema existencial que desnuda nuestra naturaleza humana. Tomar conciencia de nuestro efímero destino es la noble tarea del poeta.
Tu lenguaje es producto de la seriedad con que encaras la actividad poética. Me ha gustado mucho este trabajo que utiliza el relato para crear una impactante alegoría. Salud!

Un abrazo de amistad.
Óscar

[Marisa Peral]

Coincido con los compañeros en la calidad de tus poemas, en todos te vuelcas y desnudas tus sentimientos y ese dolor inmenso que lo llena todo.
Me gusta leerte, Francesch.
Un abrazo.

[Rafel Calle]

Arriba con este poema de trato existencial que deja momentos de buena inspiración.
Saludos cordiales.

[Francesch Vicent]

Un poema q comienza con la fuerza del salitre en los huesos. Un canto doloroso.
Un final de órdago con esa flor mustia que no contiene más que un olor a muerte, igual que los crisantemos.
Me ha gustado mucho la negrura de este poema, la soledad del dolor y los huesos que cuentan otra vida de abrazos y labios.
Al final es un espíritu descarnado.
Te felicito.
Un abrazo.

Muchas gracias, amiga y admirada poetisa, por tu magnífico y certero comentario.
Un afectuoso saludo.

[Francesch Vicent]

Una alegoría perfecta de aquel que está muerto en vida o de aquel que ya vive muerto.

Tienes unos versos inquietantes en este poema.

Felicidades
Un beso
Ana

Bien sabes tú, amiga y admirada poetisa, que el poeta ha de activar las emociones del lector, remover su conciencia y agitar sus entrañas. Muchas gracias por tu brillante y certero comentario.
Un afectuoso saludo.

[Francesch Vicent]

Al caminar le hablan los huesos.
El salitre los ha encadenado al pergamino
que da forma al cuerpo
(atrás quedaron los manantiales
que curaban espejismos y cegueras).
Huele mal la ruina, desvaría en consejas
que solo alimentan a los buitres.

El condenado, junto al desierto como hado,
vuelve a girar sobre sí mismo
como remolino inútil
hasta el día que lo quiebre la roca
que ponga fin a su locura.

Porque al final, ¿tanto amor para qué?
si aquellos ojos, los únicos que contenían
todos los mares de la Tierra, negaron
la vida volcánica palpitando
en el interior del árbol viejo
y miraron hacia el espacio incendiado
buscando el amor de una estrella nueva.

La implacable oscuridad le ha arrebatado
las palabras con las que pintaba paisajes,
el rostro amado en versos
y la vida a través de las gotas de lluvia.

No es remedio la flor nacida en campo mustio
ni el inicio de ningún futuro,
solo la muerte riéndose de su propio chiste.

Postrados quedan los abrazos
y su boca, vacía de labios,
se alimenta con besos de tierra.

Un poema, amigo mío, denso y bien construido, con figuras, algunas novedosas que le otorgan al poema la fuerza que lleva. Redices al mínimo las necesidades, para no tener que depender en nada de los demás.
Mi enhorabuena por tu buen trabajo. Desde la soledad de mi isla, un abrazo.

José Manuel F. Febles

Muchas gracias, amigo poeta, por tu elegante y magnífico comentario.
Un cordial saludo.

[Francesch Vicent]

El dolor, el desencanto y la locura, plasmado con elegancia y con unos versos que me han gustado.

Tu forma de escribir, me encanta.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.

Muchas gracias. amigo poeta, por tu crítica amable a mi lóbrego, triste y doloroso poema.
Un cordial saludo