Gliders of galaxias
Publicado: Mar, 28 May 2024 13:14
GLIDERS OF GALAXIAS
Astrogenesis,
La vía láctea
He aquí mi herencia, hijos míos, la tierra y el mar han pasado. Yo, vuestro creador, la causalidad del caos, os doy un corazón sagrado, un corazón de miel, el paraíso soñado.
"Tengo sed"
Las aguas purulentas bañan los campos. De su inefable murmullo nacen visiones de águilas en alza hacia el poema del deslizamiento. Dios es un misterio trazumando colores espirales en el sereno de lomos fértiles; son infinitas sendas de iasper. Velos de galaxias imbuidos de gozo preeminente desde donde ya fluye el amor eternizando el vuelo al paraíso de mansiones infinitas que refluyen en suaves filamentos colmados de facultad.
Al desaparecer por la puerta falsa del teatro siendo yo el acto,
Maracaibo siguió tronando y lanzándose en rayos y malrayos sobre mi cabeza. Fueron muchos años después que su cacofonía brilló en la densa niebla. En el laberinto contiguo, transcurrió mi vida solitaria. Un día podía tener tres o cuatro amaneceres, de modo que no sé ya más del tiempo. El color de la hora es lo que recuerde apretando las manos como a un libro que no he podido resguardar de las taciturnas lluvias y que en lagunas borrosas forman ahora poliedros que representan formas de aquellos reinos y aquellos antros en aquellos teatros absurdos, o sublimes. Un día es una playa larga frente a dunas donde un columbario anochece y me hace espectro entre la procesión de hormigas dulces, las veo cargar tus ojos y traerlos en pupilas brillantes y dilatadas que ocultan tus ojos verdes,todos los verdes donde acampa Muir.
«De cierto te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso».
Más adelante hay otras islas de luna, y me veo al borde de irreplicabes galaxias manifestándose como aquellos árboles que tienden desde sus raices flujo curativo para aquel tocón de Silverstein. Un hogar arremolinado de vibraciones abiertas fluye dentro y fuera de los campos, mi hogar iba conmigo, molusco innato, más allá de todos los velos, un pájaro en mi pecho navega creando colores en ondas bajo la gran expansión.
«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». ...
Mirando el borde de una mota se pueden escuchar los gritos provenientes de un antiguo santuario ahora convertido en grúa. Oigo el temblor y toda esperanza destruida. Oigo a un niño sollozar una oración mística, oigo en parte las súplicas de siglos debajo de plisadas faldas, hay dos mesas; una para comerse las manos y la otra para ver por uno mismo el hígado del mundo.
El dolor busca un respiro.
Escucho fuertes truenos y risas en alguna frecuencia distorsionada, escucho la estática de algún CB lejano, una manija rompiéndose: tiempo x, tiempo x, 10-4...
“¡Eloi, Eloi lema sabaktani!”
Luego me despierto nuevamente con el sonido de muchas alas, ya casi estoy allí, junto a la boca del túnel, con los largos colmillos rotos cortando y pegando la profunda tristeza de una historia mal contada mil veces. Entonces ¿qué le dices a la serpiente?
No eras tu como Dios, un glidier de las estrellas ?
«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».
La carroza navega por el mar índigo, tronos, estrellas, istmos de oro profundo, se consuma el amor. Sobre una playa de arena rosada, desnuda flor, se escucha la nota aguda:
«Consumado está».
Ahora puedo morir.
E.R.Aristy
John Muir
Naturalista
Shell Silverstein
Children's Literature, The giving tree
Astrogenesis,
La vía láctea
He aquí mi herencia, hijos míos, la tierra y el mar han pasado. Yo, vuestro creador, la causalidad del caos, os doy un corazón sagrado, un corazón de miel, el paraíso soñado.
"Tengo sed"
Las aguas purulentas bañan los campos. De su inefable murmullo nacen visiones de águilas en alza hacia el poema del deslizamiento. Dios es un misterio trazumando colores espirales en el sereno de lomos fértiles; son infinitas sendas de iasper. Velos de galaxias imbuidos de gozo preeminente desde donde ya fluye el amor eternizando el vuelo al paraíso de mansiones infinitas que refluyen en suaves filamentos colmados de facultad.
Al desaparecer por la puerta falsa del teatro siendo yo el acto,
Maracaibo siguió tronando y lanzándose en rayos y malrayos sobre mi cabeza. Fueron muchos años después que su cacofonía brilló en la densa niebla. En el laberinto contiguo, transcurrió mi vida solitaria. Un día podía tener tres o cuatro amaneceres, de modo que no sé ya más del tiempo. El color de la hora es lo que recuerde apretando las manos como a un libro que no he podido resguardar de las taciturnas lluvias y que en lagunas borrosas forman ahora poliedros que representan formas de aquellos reinos y aquellos antros en aquellos teatros absurdos, o sublimes. Un día es una playa larga frente a dunas donde un columbario anochece y me hace espectro entre la procesión de hormigas dulces, las veo cargar tus ojos y traerlos en pupilas brillantes y dilatadas que ocultan tus ojos verdes,todos los verdes donde acampa Muir.
«De cierto te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso».
Más adelante hay otras islas de luna, y me veo al borde de irreplicabes galaxias manifestándose como aquellos árboles que tienden desde sus raices flujo curativo para aquel tocón de Silverstein. Un hogar arremolinado de vibraciones abiertas fluye dentro y fuera de los campos, mi hogar iba conmigo, molusco innato, más allá de todos los velos, un pájaro en mi pecho navega creando colores en ondas bajo la gran expansión.
«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». ...
Mirando el borde de una mota se pueden escuchar los gritos provenientes de un antiguo santuario ahora convertido en grúa. Oigo el temblor y toda esperanza destruida. Oigo a un niño sollozar una oración mística, oigo en parte las súplicas de siglos debajo de plisadas faldas, hay dos mesas; una para comerse las manos y la otra para ver por uno mismo el hígado del mundo.
El dolor busca un respiro.
Escucho fuertes truenos y risas en alguna frecuencia distorsionada, escucho la estática de algún CB lejano, una manija rompiéndose: tiempo x, tiempo x, 10-4...
“¡Eloi, Eloi lema sabaktani!”
Luego me despierto nuevamente con el sonido de muchas alas, ya casi estoy allí, junto a la boca del túnel, con los largos colmillos rotos cortando y pegando la profunda tristeza de una historia mal contada mil veces. Entonces ¿qué le dices a la serpiente?
No eras tu como Dios, un glidier de las estrellas ?
«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».
La carroza navega por el mar índigo, tronos, estrellas, istmos de oro profundo, se consuma el amor. Sobre una playa de arena rosada, desnuda flor, se escucha la nota aguda:
«Consumado está».
Ahora puedo morir.
E.R.Aristy
John Muir
Naturalista
Shell Silverstein
Children's Literature, The giving tree