Intento vanamente conocerme
hurgando en el crisol que me conforma,
a contratiempo,sin quejarme,
abierto siempre al pensamiento
que da vida al verso bien nacido.
En este mundo de sonrisas huecas
donde todo es competición o cruel desdén,
sólo el amor hecho brasa
fertiliza la sed de las urgencias
que son el fruto de mi pobre hacienda.
Consciente soy sin detenerme
de la urdimbre que me teje el equilibrio,
del escaso eco de su verbo malherido
que trata de asomar su rostro
con el pálpito desnudo
que le confieren sus raídas alas.
LLevo prendida la fe sobre la frente
tocada por la sangre hecha un espejo,
donde los helados sueños sudan fuego
cautivos del deseo de cantar
los lamentos de su acre desencanto.
Con frías soledades a la espalda
las espigas de mi gozo caen inclinadas,
a mi pulso el silencio lo acaudilla,
y sin horizonte ya,sin panorama,
¡Sólo me queda el amor hecho palabra!
*Andros
