Traje de viento
Contra la fiereza de los tiempos
madurando en días llegó el clamor,
y resume en frutos con condena
y suave piel de verano sin memoria;
la embestida que se arrincona con la copa
del deseo sin medida en paisaje de humo
y avivada de estío hasta el fondo
del lecho que huele a espiga caída;
contra el descolorido vendaje
que de la pregunta queda -brújula escondida-
nada más que palabras en el sembradío
y algo de aire con bandera
sin boca y rueda, gira y gira;
contra las alucinaciones que fueron mariposas
una vez; sol, distancia, flor
con trajes de viento perfumado
y sus mieles puntuales; y su red
desnudando el polvo de la desmemoria
-que no se destiñe por los años
y que se estira con deleite,
gemido que explota-;
contra la ausencia de los que
con congoja extinta torturan
el río que alborota la nada que poseo:
corre el regadío y la luz
y el garabato de paciencia que escribo;
el ligero cuerpo trepador
de abrigos y guantes
con lengua muda como testigo;
contra la presencia de letras olvidadas
con corazón de sed y hambre,
las que con cerrojo y soledad
de improviso embargaron la sequía;
los que cortaron el hospedaje
de los huesos entre dos puntos
los signos fundidos del rencuentro
con hojas de derrota
y vida al intemperie.
