
En la altura siniestra de los álamos
habita el desengaño inabarcable
de la lágrima inmunda del olvido
con su forma de luz apagada y llovida
sin tiempo o desconsuelo,
sin solos que recuerden
su raíz arrancada de la tierra,
resplandor que se cubra con el astro
de los ojos que gritan dentro de su satélite,
ordenando universos memoriales,
el color blanco roto del espejo.
*Va por ti, querido poeta, por tus muchas alusiones y evocaciones de la memoria.
Con toda mi admiración y afecto.