
La rosa afrodisíaca de esparto
con raíz de argamasa y hormigón
conocía el silbido del ladrón
y la primera luz que emite el parto
de la semilla, oscuridad del cuarto
con paredes de espina o de mansión
y rocíos con mares de escorpión
en su sed de sirena, flor de infarto.
Frágil, fosforescente red natura
y vástago del sol, del movimiento,
sumergida entre pétalos de holgura.
Rascacielos, mirada siempre al viento,
invisible romance y estatura
que aparece en las sábanas de aliento.