Fantasías y otras apariencias

[jose manuel saiz]

FANTASÍAS Y OTRAS APARIENCIAS

Hace un tiempo
-ya cada vez más tiempo-
me iba a leer al parque por las tardes
y una joven venía y se sentaba
sola
frente a mí.
Recuerdo que llevaba siempre
una gorrita azul.
La muchacha, de pronto,
como un ave que alza
súbitamente el vuelo,
dejó de venir.
Sin embargo,
no he podido olvidar la osada
franqueza de su juventud.
Hoy, me hubiera gustado preguntarle
qué busca una muchacha
en un hombre que lee
versos bajo los árboles.
……………………………..

Ocurrió hace tiempo.
Me gustaba ir al parque por las tardes
con mi gorrita azul.
Me sentaba en mi banco favorito
para observar un árbol centenario,
y gris, como la piel de un elefante.
Recuerdo
que enfrente se sentaba siempre un hombre
con un libro.
Creo que le turbaba mi presencia;
o se sentía incómodo, por eso
dejé de ir.
Un día, me mudé de ciudad.
A veces me pregunto qué será
de aquel árbol.


--oOo--

[Mirta Elena Tessio]

FANTASÍAS Y OTRAS APARIENCIAS

Hace un tiempo
-ya cada vez más tiempo-
me iba a leer al parque por las tardes
y una joven venía y se sentaba
sola
frente a mí.
Llevaba siempre
una gorrita azul.
La muchacha, de pronto,
como un ave que alza
súbitamente el vuelo,
dejó de venir.
Sin embargo,
no he podido olvidar la osada
franqueza de su juventud.
Hoy, me hubiera gustado preguntarle
qué busca una muchacha
en un hombre que lee
versos bajo los árboles.
……………………………..

Ocurrió hace tiempo.
Me gustaba ir al parque por las tardes
con mi gorrita azul.
Me sentaba en mi banco favorito
para observar un árbol antiquísimo,
y gris, como la piel de un elefante.
Recuerdo
que enfrente se sentaba siempre un hombre
con un libro.
Creo que le turbaba mi presencia; por eso
dejé de ir.
No sé qué fue de él.
Un día, me mudé de ciudad.
Hoy, me hubiera gustado preguntarle
qué leía, si sigue yendo al parque…
Si vive el árbol.

--oOo--

Me gustaria escribir como tú, es porque tuviste una infancia feliz.
hay un libro de Alejandro Casona que se llama los árboles mueren de pié,
yo no estoy de acuerdo, puede estar medio descuidado, pero la lluvia
le dara vida, el so y la tierra humeda. Vivir y dejar vivir a los demás.
Un abrazo Jose Manuel, espero la gloria de un año feliz.-

[Hallie Hernández Alfaro]

FANTASÍAS Y OTRAS APARIENCIAS

Hace un tiempo
-ya cada vez más tiempo-
me iba a leer al parque por las tardes
y una joven venía y se sentaba
sola
frente a mí.
Llevaba siempre
una gorrita azul.
La muchacha, de pronto,
como un ave que alza
súbitamente el vuelo,
dejó de venir.
Sin embargo,
no he podido olvidar la osada
franqueza de su juventud.
Hoy, me hubiera gustado preguntarle
qué busca una muchacha
en un hombre que lee
versos bajo los árboles.
……………………………..

Ocurrió hace tiempo.
Me gustaba ir al parque por las tardes
con mi gorrita azul.
Me sentaba en mi banco favorito
para observar un árbol antiquísimo,
y gris, como la piel de un elefante.
Recuerdo
que enfrente se sentaba siempre un hombre
con un libro.
Creo que le turbaba mi presencia; por eso
dejé de ir.
No sé qué fue de él.
Un día, me mudé de ciudad.
Hoy, me hubiera gustado preguntarle
qué leía, si sigue yendo al parque…
Si vive el árbol.

--oOo--

Lo cito entero, José Manuel; qué bien constituido y pulcro llega al lector...
Creación afortunada, si señor.

Un abrazo y muy feliz 2023.

[jose manuel saiz]

Gracias por los comentarios, amigos.
Un abrazo
J. Manuel

[Pilar Morte]

Muy hermoso, J. Manuel. Te hace visualizar y , casi, sentarte con los personajes. Un placer leerte y saborear el poema.
Abrazos y mis deseos de salud.

[Raul Muñoz]

FANTASÍAS Y OTRAS APARIENCIAS

Hace un tiempo
-ya cada vez más tiempo-
me iba a leer al parque por las tardes
y una joven venía y se sentaba
sola
frente a mí.
Recuerdo que llevaba siempre
una gorrita azul.
La muchacha, de pronto,
como un ave que alza
súbitamente el vuelo,
dejó de venir.
Sin embargo,
no he podido olvidar la osada
franqueza de su juventud.
Hoy, me hubiera gustado preguntarle
qué busca una muchacha
en un hombre que lee
versos bajo los árboles.
……………………………..

Ocurrió hace tiempo.
Me gustaba ir al parque por las tardes
con mi gorrita azul.
Me sentaba en mi banco favorito
para observar un árbol centenario,
y gris, como la piel de un elefante.
Recuerdo
que enfrente se sentaba siempre un hombre
con un libro.
Creo que le turbaba mi presencia; por eso
dejé de ir.
No sé qué fue de él.
Será mayor.
Un día, me mudé de ciudad.
Hoy, me hubiera gustado preguntarle
por ese parque...;
por el árbol.

--oOo--

Me gusta, José Manuel. Me hace pensar en las sincronías, toda la realidad que no percibimos, pero que puede estar sucediendo. Pueda ser que todos estamos en todos los lugares al mismo tiempo, nuestra propia vida en todas las vidas. No sé, me dio por pensar en esto, con tu hermoso poema.

Gracias por compartir.

Un abrazo, amigo, y feliz año.

[Ricardo López Castro]

José, muy buen poema.
Ese giro inesperado le da mucha claridad y fuerza.
Me encanta la originalidad y el ingenio empleado.
Abrazos y felicidad.

[Víctor F. Mallada]

Muy bueno, José Manuel, parece una peli. Me has hecho sonreír esta tarde de soledad e invierno.

Gracias por la entrega.

Víctor

[jose manuel saiz]

Gracias por los nuevos comentarios, amigos.
Abrazos
J. Manuel

[E. R. Aristy]

Tu sensibilidad, poeta, tu lenguaje diafano, te hacen poeta por excelencia Abrazos, ERA

[Arturo Rodríguez Milliet]

Brillante, mi muy estimado poeta.
dos visiones sobre una misma circunstancia,
la eterna divergencia humana que hace de lo que
llamamos realidad, un curioso caleidoscopio.
Me conmueve la ternura con la que tratas el tema.
Un gran abrazo y mi admiración de siempre.

[Ara López]

Las suposiciones, siempre alentando a la imaginación a desbordarse; siempre creando los mejores escenarios de las más equivocadas conclusiones. Y admito que aunque rara vez una suposición me ha llevado a buen puerto, es de mis actividades predilectas.

Me ha encantado, José.

Abrazos.

[Óscar Distéfano]

FANTASÍAS Y OTRAS APARIENCIAS

Hace un tiempo
-ya cada vez más tiempo-
me iba a leer al parque por las tardes
y una joven venía y se sentaba
sola
frente a mí.
Recuerdo que llevaba siempre
una gorrita azul.
La muchacha, de pronto,
como un ave que alza
súbitamente el vuelo,
dejó de venir.
Sin embargo,
no he podido olvidar la osada
franqueza de su juventud.
Hoy, me hubiera gustado preguntarle
qué busca una muchacha
en un hombre que lee
versos bajo los árboles.
……………………………..

Ocurrió hace tiempo.
Me gustaba ir al parque por las tardes
con mi gorrita azul.
Me sentaba en mi banco favorito
para observar un árbol centenario,
y gris, como la piel de un elefante.
Recuerdo
que enfrente se sentaba siempre un hombre
con un libro.
Creo que le turbaba mi presencia;
o se sentía incómodo, por eso
dejé de ir.
Un día, me mudé de ciudad.
A veces me pregunto qué será
de aquel árbol.


--oOo--

Estimado compañero: tu poesía tiene esa sorprendente característica de la claridad de algunas aguas profundas: se puede observar en su fondo hasta los guijarros y las lánguidas hierbas que se mecen con la corriente; y, al mismo tiempo, se siente el misterio invisible que existe bajo sus arenas y sus rocas. Ciertamente, has logrado alcanzar tu singular estilo que gusta debido a su ritmo y al lenguaje sencillo genuinamente poéticos. El planteo de la estructura formal es reconocible, pero lo tuyo contiene la música y el sabor de tu alma, esa dicha serena que proporciona la nostalgia satisfecha. Celebro contigo la evolución de tu poeta.
Luego, quiero llamar tu atención sobre dos versiones de tu poema en el remate: la que he leído en la edición que hiciera Hallie y tu última versión.

«Creo que le turbaba mi presencia;
o se sentía incómodo, por eso
dejé de ir.»

Edición de Hallie:
«Hoy, me hubiera gustado preguntarle
qué leía, si sigue yendo al parque…
Si vive el árbol.»

Última edición tuya:
«Un día, me mudé de ciudad.
A veces me pregunto qué será
de aquel árbol.»

Pienso que la primera tiene la coherencia argumental precisa que a mí, como lector, me ha satisfecho emocionalmente, ya que, necesariamente, en el recuerdo de la chica debía hacerse referencia al hombre que leía, y no solamente al árbol. Además se crea la polisemia en cuanto al sentimiento de la chica. Es decir, que era más importante el hombre que el árbol; o, en todo caso, tan importante lo uno como lo otro. Porque al descartar al hombre en el último párrafo, éste se vuelve prescindible de la argumentación. Las dos versiones son de tu cosecha; así, pues, mi intención es tratar de demostrar que en las correcciones (me ha sucedido muchas veces) resulta que la versión corregida a veces no alcanza el impacto original. Es sólo una opinión, amigo Sáiz. No lo tomes a mal.

Te mando un gran abrazo, y recuerda que siempre me ha gustado leerte, ya que tienes el don de transmitir poesía detrás de lo explícito.
Óscar

[Carmela Viñas]

Me ha gustado el estilo de tu poema y su mensaje, José Manuel Saiz. Un mismo hecho y dos visiones diferentes. Pocas veces se da esa sincronía y entonces,deja de ser fantasía para convertirse en algo real.
Un gusto la lectura de tu obra.
Un abrazo.