
Lloro por la vida
Lloro por la vida,
despacio, como lloran los árboles
por una rama perdida,
igual que la telaraña en los ojos de los sueños
-como niños presos en la noche
con angustia colgados de la luna llena-;
despacio, como lloran los rosales,
con el color de las horas
por un soplo de estrellas
-como el crepúsculo con piernas dobladas
que oyen de la hierba verde
brotar la sangre que no habla-;
igual que un verso
rompiendo las coronas de palabras,
anclado en las trincheras del recuerdo,
empapado en los pañuelos de oscura tierra
y en silencio,
cubierto de rascacielos durmiendo;
lloro,
esperando el viento extraño,
el regreso del reloj con puños de acero;
despacio, con lágrimas amargas
y con dulzura,
con el paso firme en el frasco de cristal
contenido en el último punto
de la línea.