Hasta doblar la esquina

[jose manuel saiz]

HASTA DOBLAR LA ESQUINA

Como no tuve más alternativa,
aprendí a observar.
Ella pasaba frente a mi ventana
a las tres, cinco días por semana
camino del colegio;
y la seguía con la vista,
la acompañaba con los ojos
hasta doblar la esquina.
Como no tuve más opción,
aprendí a escuchar.
Oía sus pisadas en otoño,
el rumor de su falda en mayo,
su pelo contra el viento… Y, si llovía,
la oía suspirar.
Un día miró hacia arriba
y oí mi corazón.

Esa ventana fue mi vínculo
con esa niña novia.
Y le fui fiel al breve compromiso
que comenzaba el lunes
y concluía el viernes,
veinticuatro segundos cada día,
el tiempo que tardaba
en dar los treinta pasos
hasta doblar la esquina.
Los fines de semana,
no habiendo otra elección,
aprendí a esperar.
Esperar, escuchar,
observar…
Es todo lo que hoy sé sobre el amor.

--oOo--

[F. Enrique]

Creo que en este poema das lo mejor de ti como poeta. Es tan tierno ese amor que ni siquiera llega al intento y, por lo tanto la gente asertiva, que predomina en estos días, no llega a considerar amor. Pero tú te rebelas contra su pensamiento y admites que aprendiste todo de quien no quiso enseñarte. El amor es una ilusión, luego viene la realidad para enterrarlo entre sus dudas.

Un abrazo.

[Óscar Distéfano]

HASTA DOBLAR LA ESQUINA

Como no tuve más alternativa,
aprendí a observar.
Ella pasaba frente a mi ventana
a las tres, cinco días por semana
camino del colegio;
y la seguía con la vista,
la acompañaba con los ojos
hasta doblar la esquina.
Como no tuve más opción,
aprendí a escuchar.
Oía sus pisadas en otoño,
el rumor de su falda en mayo,
su pelo contra el viento… Y, si llovía,
la oía suspirar.
Un día miró hacia arriba
y oí mi corazón.

Esa ventana fue mi vínculo
con esa niña novia.
Le fui fiel a ese breve compromiso
que comenzaba el lunes
y concluía el viernes,
veinticuatro segundos cada día,
el tiempo que tardaba
en dar los treinta pasos
hasta doblar la esquina.
Los fines de semana,
no habiendo otra elección,
aprendí a esperar.
Esperar, escuchar,
observar…
Es todo lo que hoy sé sobre el amor.

--oOo--

Bellísimo poema, estimado José Manuel. Tienes una daga narrativa que penetra todas las capas de la sensibilidad humana. La sencillez de tus relatos convierten tus escritos en un despertar casi obsesivo de la curiosidad argumentativa, y los contundentes remates de tus creaciones explotan en esa magia que se llama poesía: el misterio de emocionar el espíritu lector hasta casi las lágrimas. Recuerdo que, cuando encontraste la mina de tu poesía, yo había pensado: «mucho oro saldrá de aquí», y no me he equivocado. Te aplaudo.

Un abrazo desde el sur.
Óscar

[jose manuel saiz]

Muchas gracias por los comentarios.
un abrazo, amigos.
J. manuel

[Pilar Morte]

Qué bonito y qué bien se sale después de leerte. Un poema precioso y lleno de sensibilidad y ternura, Felicidades.
Abrazos

[Marisa Peral]

HASTA DOBLAR LA ESQUINA

Como no tuve más alternativa,
aprendí a observar.
Ella pasaba frente a mi ventana
a las tres, cinco días por semana
camino del colegio;
y la seguía con la vista,
la acompañaba con los ojos
hasta doblar la esquina.
Como no tuve más opción,
aprendí a escuchar.

Oía sus pisadas en otoño,
el rumor de su falda en mayo,
su pelo contra el viento… Y, si llovía,
la oía suspirar.

Un día miró hacia arriba
y oí mi corazón.

Esa ventana fue mi vínculo
con esa niña novia.
Le fui fiel a ese breve compromiso
que comenzaba el lunes
y concluía el viernes,
veinticuatro segundos cada día,
el tiempo que tardaba
en dar los treinta pasos
hasta doblar la esquina.
Los fines de semana,
no habiendo otra elección,
aprendí a esperar.
Esperar, escuchar,
observar…

Es todo lo que hoy sé sobre el amor.

--oOo--

José Manuel, este poema es de lo más bonito y tierno que he leído jamás. Todo es para resaltar pero señalo los versos que más me han emocionado.

Mi nieto mayor esta entrando en esa adolescencia en la todo les ruboriza y les subyuga.
Es tímido y cuando alguna chiquita le habla se enciende como un semáforo y contesta, casi con monosílabos.
Y observa, como tú todo lo observa y espera.

Me ha gustado mucho leerte.
Un abrazo enorme.

[jose manuel saiz]

Gracias Pilar, Marisa.
Abrazos
J. Manuel

[Mirta Elena Tessio]

HASTA DOBLAR LA ESQUINA

Como no tuve más alternativa,
aprendí a observar.
Ella pasaba frente a mi ventana
a las tres, cinco días por semana
camino del colegio;
y la seguía con la vista,
la acompañaba con los ojos
hasta doblar la esquina.
Como no tuve más opción,
aprendí a escuchar.
Oía sus pisadas en otoño,
el rumor de su falda en mayo,
su pelo contra el viento… Y, si llovía,
la oía suspirar.
Un día miró hacia arriba
y oí mi corazón.

Esa ventana fue mi vínculo
con esa niña novia.
Y le fui fiel al breve compromiso
que comenzaba el lunes
y concluía el viernes,
veinticuatro segundos cada día,
el tiempo que tardaba
en dar los treinta pasos
hasta doblar la esquina.
Los fines de semana,
no habiendo otra elección,
aprendí a esperar.
Esperar, escuchar,
observar…
Es todo lo que hoy sé sobre el amor.

--oOo--

He leìdo este poema y comentado, pero bien vale la pena volverlo a leer. Abrazos Josè Manuel.-