La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
Al principio
todo eran certidumbres
y vinculé mi vida a su destino
creyendo que era ella.
Encarnaba
la hermosa remembranza
de los bosques umbríos cuando llueve,
la brisa pura y fresca
de las cumbres,
el alba y el crepúsculo
de todo lo que amaba; los reflejos
del sol en las marismas.
Sin embargo…
Cada vez que eludía
la ofrenda generosa de mi pecho
dejándome su ausencia
como abrigo;
siempre que amenazaba
con la daga afilada de un engaño
sabiendo que me hacía
mil pedazos;
cada vez que abolía
la cadena perpetua de su arraigo
obviando cuánto ansiaba
mi condena;
siempre que me pedía
fondear en el mar de sus caderas
negándome las rutas
del apego…
Siempre que eso ocurría
caían al abismo de mis dudas
certezas como piedras.
Y al final
se fueron disipando
las bellas remembranzas de los bosques,
la brisa y las marismas.
La olvidé
igual que olvida un río
lo turbia que va el agua en las crecidas.
--oOo--
Última edición por jose manuel saiz el Sab, 29 Oct 2022 10:10, editado 2 veces en total.
Al principio
todo eran certidumbres
y vinculé mi vida a su destino
creyendo que era ella.
Encarnaba
la hermosa remembranza
de los bosques umbríos cuando llueve,
la brisa pura y fresca
de las cumbres,
el alba y el crepúsculo
de todo lo que amaba; los reflejos
del sol en las marismas.
Sin embargo…
Cada vez que eludía
la ofrenda generosa de mi pecho
dejándome su ausencia
como abrigo;
siempre que amenazaba
con la daga afilada de un engaño
sabiendo que me hacía
mil pedazos;
cada vez que abolía
la cadena perpetua de su yugo
obviando cuánto ansiaba
mi condena;
siempre que me pedía
fondear en el mar de sus caderas
negándome las rutas
del apego…
Siempre que eso ocurría
caían al abismo de mis dudas
certezas como piedras.
Y al final
se fueron disipando
las bellas remembranzas de los bosques,
la brisa y las marismas.
La olvidé
igual que olvida un río
lo turbia que va el agua en las crecidas.
--oOo--
¡Qué maravilla, José Manuel!
Me gusta muchísimo esta estructura, y estoy en ello.
Felicidades de nuevo y un abrazo.
Se me escapó este poema en su momento, José Manuel. Voy a analizarlo, por lo de la estructura, si tú me la facilitas mejor. Es un poema dulce y agradable que se levanta contra el dolor. Me alegra mucho que pienses cosas y te atrevas con ello, tienes calidad de sobras.
Un abrazo
***
Unos versos caídos en el cielo de la noche
me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no puede desplegarse
cuando no encuentra el camino de tus labios./align]
Al principio
todo eran certidumbres
y vinculé mi vida a su destino
creyendo que era ella.
Encarnaba
la hermosa remembranza
de los bosques umbríos cuando llueve,
la brisa pura y fresca
de las cumbres,
el alba y el crepúsculo
de todo lo que amaba; los reflejos
del sol en las marismas.
Sin embargo…
Cada vez que eludía
la ofrenda generosa de mi pecho
dejándome su ausencia
como abrigo;
siempre que amenazaba
con la daga afilada de un engaño
sabiendo que me hacía
mil pedazos;
cada vez que abolía
la cadena perpetua de su arraigo
obviando cuánto ansiaba
mi condena;
siempre que me pedía
fondear en el mar de sus caderas
negándome las rutas
del apego…
Siempre que eso ocurría
caían al abismo de mis dudas
certezas como piedras.
Y al final
se fueron disipando
las bellas remembranzas de los bosques,
la brisa y las marismas.
La olvidé
igual que olvida un río
lo turbia que va el agua en las crecidas.
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Bello y poderoso rio de versos luminosos, Jose Manuel Saiz. Eres brillante, poeta! Abrazos, ERA