A veinte mil pies de altura

[Francesch Vicent]

A veinte mil pies de altura
soy un torrente de sudor frío
con un corazón dodecafónico.
A mi lado, como un rey en su trono,
un bebé sentado en el regazo
de su madre me observa detenidamente
y me habla sin parar
con su jerga incomprensible de neonato
y digno de su compasión,
al final me lanza una linda sonrisa
de las que convierten el hormigón armado
en papilla o curan el miedo de golpe;
pero yo solo pienso
-es lo único que puedo hacer
cuando mi cuerpo paralizado es una cárcel-
en los restos humanos mezclados
con el fuselaje del avión que se estrelló
la semana pasada y en besar tierra
cuanto antes, cualquier tierra
aunque esté plagada de serpientes
y la boca haya huido de mi rostro,
y en escribir sobre la verdad
tantas veces acribillada de la historia
o sobre la memoria de los hombres
y su palabra derruida o sobre sus hijos
y el dolor de la pérdida o sobre el amor
que se oculta definitivamente en el horizonte;
aunque también sobre qué bello es vivir
si indemne salgo de esta.

[Hallie Hernández Alfaro]

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Es muy impresionante este poema, Francesch.
Ni una gota de control ejercemos en el viaje de los pájaros mecánicos; abandonados a la suerte y confiando, el historial de los miedos florece, golpea y nos enfrenta con la fragilidad del aire...

Muy bien desarrollado y altamente transmisor.

Un abrazo.

[Marisa Peral]

Es un poema impactante que deja al descubierto toda la fragilidad de un ser con miedo, terror en algunos casos.
Te felicito por expresar con tanta claridad lo que se siente.

Un abrazo.

PD: El lunes tengo que coger un vuelo, me lo estoy pensando…

[Francesch Vicent]

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Es muy impresionante este poema, Francesch.
Ni una gota de control ejercemos en el viaje de los pájaros mecánicos; abandonados a la suerte y confiando, el historial de los miedos florece, golpea y nos enfrenta con la fragilidad del aire...

Muy bien desarrollado y altamente transmisor.

Un abrazo.

Muchas gracias, amiga y admirada poetisa, por tu admirable, poético, elogioso y certero comentario.
Un saludo afectuoso.

[Francesch Vicent]

Es un poema impactante que deja al descubierto toda la fragilidad de un ser con miedo, terror en algunos casos.
Te felicito por expresar con tanta claridad lo que se siente.

Un abrazo.

PD: El lunes tengo que coger un vuelo, me lo estoy pensando…

He volado 6 veces en toda mi vida sin que pasara nada significativo, pero al final me estalló la cabeza y decidí quedarme en tierra para siempre. Con este poema, escrito en tono jocoso, he querido reírme de mi aerofobia del tamaño de una flota de Jumbos.
Muchas gracias, amiga poetisa, por tus palabras llenas de amabilidad y comprensión.
Un afectuoso saludo.

[Ana Muela Sopeña]

Podemos tener un accidente de avión, naufragar en un barco y navegar a la deriva sobre un tronco, tener un accidente de automóvil, caernos de una bici o de una moto. Pero... lo normal es que no pase nada. Si pensáramos en los posibles accidentes no saldríamos de casa. Y eso... ¿sería vida? No. Sería como vivir en una cárcel.

Tu poema causa impresión. Más todavía sabiendo que es una mera invención.

Somos frágiles. Nuestra vida pende de un hilo. Disfrutemos de la vida mientras dure.

Un abrazo
Ana

[Francesch Vicent]

Podemos tener un accidente de avión, naufragar en un barco y navegar a la deriva sobre un tronco, tener un accidente de automóvil, caernos de una bici o de una moto. Pero... lo normal es que no pase nada. Si pensáramos en los posibles accidentes no saldríamos de casa. Y eso... ¿sería vida? No. Sería como vivir en una cárcel.

Tu poema causa impresión. Más todavía sabiendo que es una mera invención.

Somos frágiles. Nuestra vida pende de un hilo. Disfrutemos de la vida mientras dure.

Un abrazo
Ana

Muchas gracias, amiga poetisa, por tu comentario amable y lleno de vitalidad.
Un saludo afectuoso.

[Pilar Morte]

Yo siento mucho más miedo de tener un naufragio. Tu poema refleja, fielmente, ese terror al vuelo. Me ha gustado leerte.
Abrazos y felices fiestas.

[Hallie Hernández Alfaro]

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Me sigue pareciendo un escenario poético altamente conseguido, Francesch.

Gracias por estar; felicidad a montones hoy y siempre.
Un abrazo.