Editorial Alaire

La corona del ave sobre el viento,
es la sombra del río desbordado,
con el último beso que me diste
agua sobre mi espalda, la deforestación
del grito sobre el ébano,
un fuego sin color, que es como el arco iris,
depende del soplido que ejerza la marea,
equipaje de sol, de sol erosionado,
bajo aquellas estrellas que olisquean la lluvia,
y la luna abre biombos donde se hallaba el tiempo,
multitud de relojes desnudos ya de números,
y este cielo postrado ante la indiferencia,
es olvido y ruinas de no ser otro yo,
caen sobre la arena mil desiertos,
con calores y nómadas,
que nunca llegarán al paraíso.
Rayos crucificados, espejo de luciérnagas.
Cada vez más viscoso, el lodo se hace tierra,
alimento, y hogar de todos los orígenes.
Llegan al mar las voces,
mientras converso con mi alma,
una incursión fantasma, convento de la duda.
El amor se resbala por mis lágrimas,
¡corazón impaciente, humedad del destierro!
¡Me haces pensar a veces que estás ya reservado!
Las aguas vuelven a su cauce.
Los pájaros del bosque se posan en las ramas,
el ruido de las hojas muere,
duermen en la memoria,
también en el silencio,
donde nace otro bosque, sin palabras.
Solamente con manos y caricias.

Ricardo López Castro escribió: ↑Lun, 09 May 2022 12:37


La corona del ave sobre el viento,
es la sombra del río desbordado,
con el último beso que me diste
agua sobre mi espalda, la deforestación
del grito sobre el ébano,
un fuego sin color, que es como el arco iris,
depende del soplido que ejerza la marea,
equipaje de sol, de sol erosionado,
bajo aquellas estrellas que olisquean la lluvia,
y la luna abre biombos donde se hallaba el tiempo,
multitud de relojes desnudos ya de números,
y este cielo postrado ante la indiferencia,
es olvido y ruinas de no ser otro yo,
caen sobre la arena mil desiertos,
con calores y nómadas,
que nunca llegarán al paraíso.
Rayos crucificados, espejo de luciérnagas.
Cada vez más viscoso, el lodo se hace tierra,
alimento, y hogar de todos los orígenes.
Llegan al mar las voces,
mientras converso con mi alma,
una incursión fantasma, convento de la duda.
El amor se resbala por mis lágrimas,
¡corazón impaciente, humedad del destierro!
¡Me haces pensar a veces que estás ya reservado!
Las aguas vuelven a su cauce.
Los pájaros del bosque se posan en las ramas,
el ruido de las hojas muere,
duermen en la memoria,
también en el silencio,
donde nace otro bosque, sin palabras.
Solamente con manos y caricias.

Extraordinario y bello poema, Ricardo López Castro. Un lenguaje de formas y fondos brillantes. Abrazos.

Gracias miles amiga ERA.
Abrazos y felicidad!

Genial y extraordinario este bosque preñado de belleza, Ricardo:

Aplausos... muchos
Un abrazo
Ana

Decididamente me gusta tu propuesta poética, Ricardo, pienso que eres un poeta en plena fase de expansión, puedes darnos muchas alegrías en el futuro. Quizás debas evitar las rimas, aunque sea interna, para que el poema sea más redondo.

Un abrazo.

Un estilo y profundidad de la palabra, es un trabajo de la naturaleza y también de la naturaleza humana en si un placer.

Hola amigo F. Enrique.
No sé como tomarme lo que me comentas, sin pecar de parecer altivo, considero que mi poesía no tiene que envidiar nada a ninguna otra poesía de la que aquí se expone.
De todas formas se agradece el comentario.
Abrazos y felicidad.

Gracias Javier, por tu amable comentario.
Abrazos y felicidad!

Ricardo López Castro escribió: ↑Lun, 09 May 2022 12:37


multitud de relojes desnudos ya de números,
y este cielo postrado ante la indiferencia,
es olvido y ruinas de no ser otro yo,
caen sobre la arena mil desiertos,
con calores y nómadas,
que nunca llegarán al paraíso.

Cada vez más viscoso, el lodo se hace tierra,
alimento, y hogar de todos los orígenes.

Llegan al mar las voces,
mientras converso con mi alma,
una incursión fantasma, convento de la duda.
El amor se resbala por mis lágrimas,
¡corazón impaciente, humedad del destierro!
¡Me haces pensar a veces que estás ya reservado!
Las aguas vuelven a su cauce.
Los pájaros del bosque se posan en las ramas,
el ruido de las hojas muere,
duermen en la memoria,
también en el silencio,
donde nace otro bosque, sin palabras.
Solamente con manos y caricias.

Dejo los versos que más me han gustado y te felicito por este bosque, preñado de aciertos a pesar del agua dormida.

Un abrazo, Ricardo.

y la luna abre biombos donde se hallaba el tiempo,
multitud de relojes desnudos ya de números,
y este cielo postrado ante la indiferencia,
es olvido y ruinas de no ser otro yo,
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Cada vez más viscoso, el lodo se hace tierra,
alimento, y hogar de todos los orígenes.
Llegan al mar las voces,
mientras converso con mi alma,
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Los pájaros del bosque se posan en las ramas,
el ruido de las hojas muere,
duermen en la memoria,
también en el silencio,
donde nace otro bosque, sin palabras.
Solamente con manos y caricias.


Me ha gustado la "fantasmagoría lírica" de este "Bosque preñado", sobre todo en los versos que señalo más arriba.

Todo un placer de lectura, amigo Ricardo.

Abrazos y salud.

Gracias miles, amiga Marisa, amigo Ferreiro.
Me han gustado mucho vuestros comentarios.
Abrazos y felicidad para amb@s.

Subo este poema cargado de aciertos y de belleza poética para deleite de todos.

Este poema me encanta, Ricardo.

Sensacional.

Un placer...

Felicidades y aplausos
Un beso grande
Ana

Gracias miles amiga Ana.
Abrazos y felicidad!

El amor se resbala por las lágrimas...
Me inquietó el título. Quise saber a qué respondía, lo que descubrí conforme avanzaba el poema en mi mente. Un abrazo, Ricardo.

Gracias Francisco por pasarte y dejar tu huella.
Abrazos y felicidad!