La discoteca, Raquel y el frío

[Ramón Carballal]

Tus abecedarios como un lenguaje que muere en los espejos.

Desde mi atril líquido, desde el perdido eje de la veleta,
junto al rumor de las voces que fingen ser voz,
a la hora dálmata del silencio cuando los colibrís trinan
y la huida es una alforja vieja que ya no guarda calor,
al salir al frío de los carámbanos como estatuas de enero,
desvestido de la palabra, en los ojos un parche de astucia
- dónde estás, Raquel, no me dejes ahora-
con dos cálices de cristal arrojados al ayer del humo;
regreso con el sudor en las sienes y la palabra más dulce en los bolsillos
-la discoteca, sin cortinas ni ángeles, rótulos de neón,
hormigas que visten satén rojo y carmín,
flujos de mar en su alfil más profundo-.

Hablo del eco de la música y el diálogo amable de los caídos,
hablo de unas medias ágiles que recorren un sueño.

A veces en la nuca de los tímidos crece un arroyo,
un beso sin nombre, una metáfora de alas blancas que no vuela.

[F. Enrique]

No conozco un solo poema tuyo que podamos considerarlo malo, Ramón, los tienes más y menos afortunados pero siempre son buenos. Este cruza holgadamente la frontera que tan alta has colocado, se sienta en la parte noble de tu bien ganada leyenda.

Un abrazo.

[Ramón Carballal]

No conozco un solo poema tuyo que podamos considerarlo malo, Ramón, los tienes más y menos afortunados pero siempre son buenos. Este cruza holgadamente la frontera que tan alta has colocado, se sienta en la parte noble de tu bien ganada leyenda.

Un abrazo.

Gracias, Francisco, por la lectura y el amable comentario. Un abrazo.

[Jerónimo Muñoz]

¡Bravo! ¡Bravísimo! Un poema impresionante, digno de ser premiado con los laureles más nobles. Extraordinario, créeme, Ramón. Me supera la emoción y se me acortan las palabras.
Un fuerte abrazo.

Jerónimo

[Pilar Morte]

Extraordinario poema con metáforas inteligentes y muy sugerentes. Me encantó de principio a fin. Felicidades.
Abrazos

[Marisa Peral]

Coincido plenamente con los compañeros que me preceden.
Abrir un poema tuyo es un premio siempre, como el de estos cuatros versos finales.


Hablo del eco de la música y el diálogo amable de los caídos,
hablo de unas medias ágiles que recorren un sueño.

A veces en la nuca de los tímidos crece un arroyo,
un beso sin nombre, una metáfora de alas blancas que no vuela.


Un fortísimo abrazo.

[Ramón Carballal]

¡Bravo! ¡Bravísimo! Un poema impresionante, digno de ser premiado con los laureles más nobles. Extraordinario, créeme, Ramón. Me supera la emoción y se me acortan las palabras.
Un fuerte abrazo.

Jerónimo

Gracias, Jerónimo, por tu generosidad. Un abrazo grande.

[Hallie Hernández Alfaro]

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Es un trabajo hermoso, querido amigo.
Hay algo en estos versos, que me lleva a las noches imaginadas en Santiago.

Felicitaciones sinceras; un abrazo de los grandes.

[Ramón Castro Méndez]

Haces poesía sobre cualquier tema, y además muy bien, y eso solo está al alcance de unos pocos. Es admirable tu cuadal poético. Esa hora dálmata del silencio y esa nuca de los tímidos donde crece un arroyo son pura belleza.
Enhorabuena, tocayo.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Carballal]

Extraordinario poema con metáforas inteligentes y muy sugerentes. Me encantó de principio a fin. Felicidades.
Abrazos

Gracias, Pilar, por la generosidad de tu comentario. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Coincido plenamente con los compañeros que me preceden.
Abrir un poema tuyo es un premio siempre, como el de estos cuatros versos finales.


Hablo del eco de la música y el diálogo amable de los caídos,
hablo de unas medias ágiles que recorren un sueño.

A veces en la nuca de los tímidos crece un arroyo,
un beso sin nombre, una metáfora de alas blancas que no vuela.


Un fortísimo abrazo.

Agradezco tu visita y palabras. Un abrazo grande, Marisa.