El carnaval de los cuerpos

[Ramón Carballal]

Una paloma crece en el bies de tu mano,
un alambre es tu esqueleto, dúctil,
insomne, como el arlequín bajo el cenit de la luz.

Llevas en los bolsillos un tren,
un tren de hojas perennes que viaja al sur
igual que una golondrina fugaz.

Compartimos los ecos de la noche,
las gárgaras del ardor entre palabras de humo.

Es verdad, somos jóvenes y reímos bajo la lluvia,
sin querer nos elevamos al desnudo
como un cohete de invierno que iluminase las almas oscuras,
que arrojara una lluvia de cometas sobre el silencio,
que ejerciera su piafar de nube escandalosa
y llamara a los corazones iguales,
a vivir, a estallar en la finitud del día.

Carnaval que a todos envuelve,
la llamarada de los cuerpos en un halo invencible de átomos diminutos,
de caracolas de luz, de neón que se vierte en la negrura
como la luciérnaga se entrega a su rama de oro ambiguo.

Ven al sol que nunca amanece, porque está en tu iris y muere en él,
se esconde para mí, estrella tímida de las constelaciones
que has inventado, al mirarme, al romper el hielo de la palabra,
al arrojar tus cadenas al pozo del desconocimiento.

[Ana Muela Sopeña]

Asombrosamente bello. Orfebrería del lenguaje. Versos que surgen con un temblor en la mirada.

Enhorabuena
Un beso
Ana

[Pilar Morte]

Muy hermoso y logrado poema con los ingredientes de tu gran creatividad. Felicidades.
Abrazos

[Ramón Castro Méndez]

Genial, Ramón, tu poesía es admirable.
Enhorabuena.

Un fuerte abrazo.

[E. R. Aristy]

Una paloma crece en el bies de tu mano,
un alambre es tu esqueleto, dúctil,
insomne, como el arlequín bajo el cenit de la luz.

Llevas en los bolsillos un tren,
un tren de hojas perennes que viaja al sur
igual que una golondrina fugaz.

Compartimos los ecos de la noche,
las gárgaras del ardor entre palabras de humo.

Es verdad, somos jóvenes y reímos bajo la lluvia,
sin querer nos elevamos al desnudo
como un cohete de invierno que iluminase las almas oscuras,
que arrojara una lluvia de cometas sobre el silencio,
que ejerciera su piafar de nube escandalosa
y llamara a los corazones iguales,
a vivir, a estallar en la finitud del día.

Carnaval que a todos envuelve,
la llamarada de los cuerpos en un halo invencible de átomos diminutos,
de caracolas de luz, de neón que se vierte en la negrura
como la luciérnaga se entrega a su rama de oro ambiguo.

Ven al sol que nunca amanece, porque está en tu iris y muere en él,
se esconde para mí, estrella tímida de las constelaciones
que has inventado, al mirarme, al romper el hielo de la palabra,
al arrojar tus cadenas al pozo del desconocimiento.

Bellisimo poema, Ramon, agradecida de tu gran arte! Abrazos!

[Ramón Carballal]

Asombrosamente bello. Orfebrería del lenguaje. Versos que surgen con un temblor en la mirada.

Enhorabuena
Un beso
Ana

Gracias, Ana, por tu lectura y palabras. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Muy hermoso y logrado poema con los ingredientes de tu gran creatividad. Felicidades.
Abrazos

Gracias, Pilar. Un abrazo, amiga.

[Ramón Carballal]

Genial, Ramón, tu poesía es admirable.
Enhorabuena.

Un fuerte abrazo.

Gracias, Ramón, por tus generosas palabras. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Una paloma crece en el bies de tu mano,
un alambre es tu esqueleto, dúctil,
insomne, como el arlequín bajo el cenit de la luz.

Llevas en los bolsillos un tren,
un tren de hojas perennes que viaja al sur
igual que una golondrina fugaz.

Compartimos los ecos de la noche,
las gárgaras del ardor entre palabras de humo.

Es verdad, somos jóvenes y reímos bajo la lluvia,
sin querer nos elevamos al desnudo
como un cohete de invierno que iluminase las almas oscuras,
que arrojara una lluvia de cometas sobre el silencio,
que ejerciera su piafar de nube escandalosa
y llamara a los corazones iguales,
a vivir, a estallar en la finitud del día.

Carnaval que a todos envuelve,
la llamarada de los cuerpos en un halo invencible de átomos diminutos,
de caracolas de luz, de neón que se vierte en la negrura
como la luciérnaga se entrega a su rama de oro ambiguo.

Ven al sol que nunca amanece, porque está en tu iris y muere en él,
se esconde para mí, estrella tímida de las constelaciones
que has inventado, al mirarme, al romper el hielo de la palabra,
al arrojar tus cadenas al pozo del desconocimiento.

Bellisimo poema, Ramon, agradecida de tu gran arte! Abrazos!

Gracias, ERA, por tus palabras. Un fuerte abrazo.

[Marisa Peral]

Una paloma crece en el bies de tu mano,
un alambre es tu esqueleto, dúctil,
insomne, como el arlequín bajo el cenit de la luz.

Llevas en los bolsillos un tren,
un tren de hojas perennes que viaja al sur
igual que una golondrina fugaz.

Compartimos los ecos de la noche,
las gárgaras del ardor entre palabras de humo.

Es verdad, somos jóvenes y reímos bajo la lluvia,
sin querer nos elevamos al desnudo
como un cohete de invierno que iluminase las almas oscuras,
que arrojara una lluvia de cometas sobre el silencio,
que ejerciera su piafar de nube escandalosa
y llamara a los corazones iguales,
a vivir, a estallar en la finitud del día.

Carnaval que a todos envuelve,
la llamarada de los cuerpos en un halo invencible de átomos diminutos,
de caracolas de luz, de neón que se vierte en la negrura
como la luciérnaga se entrega a su rama de oro ambiguo.

Ven al sol que nunca amanece, porque está en tu iris y muere en él,
se esconde para mí, estrella tímida de las constelaciones
que has inventado, al mirarme, al romper el hielo de la palabra,
al arrojar tus cadenas al pozo del desconocimiento.

Precioso este carnaval, Ramón, del que destaco algunos versos que me parecen magníficos.
Felicidades y gracias por compartir.

Un abrazo fuerte.

[Rafel Calle]

Tan bello como interesante trabajo, amigo Ramón, que, como es habitual en ti, propone una imaginería muy evocadora.
Felicidades.
Abrazos.