Nunca ha sonado a hueco, esta sala de espera,
desde que te marchaste, solo aire y mirada,
nunca me abandonaron, salen de una quimera,
los sueños y espejismos, una salida honrada.
No sospecho de nadie, se acomoda a mi vera,
un rumor descosido, cae en desbandada,
llega aquí a vuelapluma. Todo lo que quisiera,
lo que ansío y deseo, se aleja de la nada.
Puedo alargar la mano, antes de acariciar,
rozarte con mi piel ese cuerpo del antes,
en tiempos diferentes, ambiguos y sin par.
Siempre evito el amor, las cosas importantes,
falta de compromiso, este miedo a fallar,
mis palabras pendientes, mis palabras pedantes.
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Contigo es obsesivo el dedo, el desarrollo
de cualquier pensamiento, y tengo la autoestima
en equilibrio, no sortea ni un escollo,
se cruza con un no, le pasa por encima.
El cambio de estación, el renuevo, el meollo,
hoy elevo un discurso, a la cumbre, a la cima,
desde una posición escéptica, me enrrollo,
balbuceo, y sumiso, veo que se aproxima
la sangre de tu olvido, seca, sin ilusiones,
como una sombra, un sueño, que pasa por mi lado,
despertando mi piel, mis lacias emociones.
Si de ti dependiese me sentiría amado,
primero por conciencia, después por alusiones,
por todas tus virtudes que nunca he disfrutado.
