La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
Escenarios lesivos al umbral del edén,
soles de amianto bajo la tierra azulada,
peonzas trajeadas con petróleo,
que oscurecen el mercurio,
pozos inhóspitos y abruptos, donde los dragones han escupido,
la ceniza ciega del fénix se esparce sobre gárgolas y estatuas,
un recibidor y un conserje artificiales,
aluviones de incandescencia,
bajo la cortina en peligro de extinción,
un sinsentido de la luz,
de las alturas, de lo profundo de las raíces del océano.
Ah, cómo apagar diferenciales,
creador de cortocircuitos,
apagón de las miradas,
bajamar de las ilusiones,
gravedad y quimera.
Ah, no sé, huella de piedra, qué camino seguir.
Hay escorpiones debajo de los que hablan solos,
águilas y papagayos en el hombro de los que no se saben expresar con perspectiva,
palas y zanjas para los que creen que dios les debe algo,
escoria, carbón, para curar picaduras de aire,
y amor, mucho amor, para los fenómenos naturales.
Fertilizante y abono, todo, para espolvorear,
hay condimentos que no parecen minoría,
versos para ocasiones especiales,
bodas precarias,
gafas graduadas.
Hay modas para los que no tienen porqué servir a la vida,
almas en que traspasas lo que nunca creerías,
lo que me pudrió.
Hay líneas que no deben seguirse…
A menos que sepas…
Lo que realmente quieres…
A menos que…
Te hayas adaptado a la realidad…
Aunque eso nunca se sabe…
A menos que…
Demuestres la vida.
Que concedas el beneficio de la duda…
Que rebusques y saques afuera tus ilusiones…
Que no dudes…
Que veas el fondo de las cosas…
Solo superficial…
No creas nada que no sea esto:
…
No creas en nada que no sea esto…
Ése es el cómo.
El dónde y el porqué ya lo sabes…
Van unidos al quién…
Alguien como tú no lo querrías para nadie…
No lo cambiarías por nadie.
¿Y si perdieras eso?
¿Crees en ti o en las letras?
Si estás dudando ya sabes por qué.
Quieres creer en tus letras, pero no puedes…
Sientes que eres una fachada…
Porque llevas tus palabras en la frente…
No hay dos Ricardos…
No al menos como tú piensas…
Solo hay uno que reniega del otro…
Y busca la autodestrucción…
No hay dos Ricardos…
Buscar la autodestrucción es no existir…
El único Ricardo que hay no está en tu cabeza…
Siempre hay alguna creencia para alguien sin fe…
Y ésta es la tuya…
No son las letras lo que te mantiene vivo…
Son las ganas de demostrar que son reales…
Que tú también lo eres…
Dime que no crees en nada ahora.
Tu modus operandi consiste en pasar de lo que quieres a lo que no quieres…
Y como nunca sabes lo que quieres…
Lo pagas contigo…
Y no sales de ahí…
Pero no te supera…
Te has acostumbrado tanto a sufrir…
Que son males menores…
Ahora…
Eres caótico…
Ordenaste tu visión del universo…
Por encima de todas las demás…
Nada puede cambiarte, así que sí…
No crees en nada, en verdad…
No seré yo quien te cambie…
Nada puede hacerlo…
No hay nada que hacer en tu cabeza…
Crees en lo que escribes…
Y estás solo…
Nadie penetrará eso…
Nadie puede ayudarte…
No con ayuda.
Si pudieras…
Salirte de tus conceptos.
Si pudieras…
Hacer algo fuera de ti…
Por ti…
Sin pensar que te están utilizando…
Para cambiarte…
Yo no sería tu…
Igual.
De mí intentas escapar…
Con la literatura...
Con el sentimiento que le pones al raciocinio...
Y al alma.
Última edición por Ricardo López Castro el Lun, 10 Ene 2022 19:32, editado 1 vez en total.
… Quiere…
… Ya lo hago…
… Hazlo…
… Hazlo como si nunca lo pensases…
Te deconstruyes en una pugna interna contigo mismo y como telón de fondo la poesía. Ya sabes, amigo Ricardo, que cada verso es un latido del corazón. Creo, sinceramente, que tu poesía es muy valiosa y valiente.
Un fuerte abrazo, poeta.
"¿Dices
que te tortura el no poder escribir
o que
no puedes escribir porque estás torturado?
¿Dices
que estos tiempos te han convertido en un escéptico
o que
estos tiempos confirman tu escepticismo?
Muchas gracias, amigo Ramón.
A veces se lucha, pero la mayoría de las veces, se mantiene aunque sea algo menos de incertidumbre.
Si se ganara, ya no seríamos seres racionales.
Agradezco mucho tu visita y comentario.
Abrazos y felicidad, amigo mío.
… Quiere…
… Ya lo hago…
… Hazlo…
… Hazlo como si nunca lo pensases…
El planteamiento me parece bueno con ese desdoblamiento de la identidad y ese forma auto dialogante con que te expresas. No soy muy partidario de los puntos suspensivos que, a mi modo de ver, son excesivos en este caso(claro que esto es un gusto personal). Este poema me parece que habría que encuadrarlo en el surrealismo, al menos en su primera parte, luego se vuelve más coloquial. Ha sido interesante leerlo. Un saludo.
Un bello e interesante trabajo, amigo Ricardo, donde te inmiscuyes en los despropósitos del hombre con el hombre al fin y al cabo. El hombre se pregunta por el hombre; el hombre se queja del hombre. El hombre no sabe... Y, como refugio, la literatura que quiere transmitir la desesperación del hombre frente al sinsentido de todo cuanto rodea al hombre.
Felicidades, compañero.
Abrazos.
Estimado amigo Ricardo, me agrada como expones en este hermoso poema, las dudas de identidad, que nos afectan a todos, pero las callamos, tu has sido sincero y de un modo admirable.
Felicito de nuevo, tu inteligencia y buen hacer poético.
Escenarios lesivos al umbral del edén,
soles de amianto bajo la tierra azulada,
peonzas trajeadas con petróleo,
que oscurecen el mercurio,
pozos inhóspitos y abruptos, donde los dragones han escupido,
la ceniza ciega del fénix se esparce sobre gárgolas y estatuas,
un recibidor y un conserje artificiales,
aluviones de incandescencia,
bajo la cortina en peligro de extinción,
un sinsentido de la luz,
de las alturas, de lo profundo de las raíces del océano.
Ah, cómo apagar diferenciales,
creador de cortocircuitos,
apagón de las miradas,
bajamar de las ilusiones,
gravedad y quimera.
Ah, no sé, huella de piedra, qué camino seguir.
Hay escorpiones debajo de los que hablan solos,
águilas y papagayos en el hombro de los que no se saben expresar con perspectiva,
palas y zanjas para los que creen que dios les debe algo,
escoria, carbón, para curar picaduras de aire,
y amor, mucho amor, para los fenómenos naturales.
Fertilizante y abono, todo, para espolvorear,
hay condimentos que no parecen minoría,
versos para ocasiones especiales,
bodas precarias,
gafas graduadas.
Hay modas para los que no tienen porqué servir a la vida,
almas en que traspasas lo que nunca creerías,
lo que me pudrió.
Hay líneas que no deben seguirse…
A menos que sepas…
Lo que realmente quieres…
A menos que…
Te hayas adaptado a la realidad…
Aunque eso nunca se sabe…
A menos que…
Demuestres la vida.
Que concedas el beneficio de la duda…
Que rebusques y saques afuera tus ilusiones…
Que no dudes…
Que veas el fondo de las cosas…
Solo superficial…
No creas nada que no sea esto:
…
No creas en nada que no sea esto…
Ése es el cómo.
El dónde y el porqué ya lo sabes…
Van unidos al quién…
Alguien como tú no lo querrías para nadie…
No lo cambiarías por nadie.
¿Y si perdieras eso?
¿Crees en ti o en las letras?
Si estás dudando ya sabes por qué.
Quieres creer en tus letras, pero no puedes…
Sientes que eres una fachada…
Porque llevas tus palabras en la frente…
No hay dos Ricardos…
No al menos como tú piensas…
Solo hay uno que reniega del otro…
Y busca la autodestrucción…
No hay dos Ricardos…
Buscar la autodestrucción es no existir…
El único Ricardo que hay no está en tu cabeza…
Siempre hay alguna creencia para alguien sin fe…
Y ésta es la tuya…
No son las letras lo que te mantiene vivo…
Son las ganas de demostrar que son reales…
Que tú también lo eres…
Dime que no crees en nada ahora.
Tu modus operandi consiste en pasar de lo que quieres a lo que no quieres…
Y como nunca sabes lo que quieres…
Lo pagas contigo…
Y no sales de ahí…
Pero no te supera…
Te has acostumbrado tanto a sufrir…
Que son males menores…
Ahora…
Eres caótico…
Ordenaste tu visión del universo…
Por encima de todas las demás…
Nada puede cambiarte, así que sí…
No crees en nada, en verdad…
No seré yo quien te cambie…
Nada puede hacerlo…
No hay nada que hacer en tu cabeza…
Crees en lo que escribes…
Y estás solo…
Nadie penetrará eso…
Nadie puede ayudarte…
No con ayuda.
Si pudieras…
Salirte de tus conceptos.
Si pudieras…
Hacer algo fuera de ti…
Por ti…
Sin pensar que te están utilizando…
Para cambiarte…
Yo no sería tu…
Igual.
De mí intentas escapar…
Con la literatura...
Con el sentimiento que le pones al raciocinio...
Y al alma.
Todo ser pensante se auto-destruye en alguna forma. Tu poética además de belleza y buen hacer, me parecen estudios cruciales para lo que llama Jung "individuación".
La individuación, para Jung, era la búsqueda de la totalidad que emprende invariablemente la psique humana, el viaje para volverse consciente de sí mismo como un ser humano único, pero único sólo en el mismo sentido en que todos lo somos, ni más ni menos que otros.
Jung no trató de huir de la importancia del conflicto para la psicología humana; lo vio como inherente y necesario para el crecimiento. Al enfrentar los desafíos del mundo exterior y los muchos opuestos internos propios, uno se vuelve lentamente más consciente, iluminado y creativo. El producto de superar estos enfrentamientos fue un "símbolo" que Jung sintió que contribuiría a una nueva dirección donde se hiciera justicia a todos los lados de un conflicto. Este símbolo fue visto como un producto del inconsciente más que del pensamiento racional, y llevó consigo aspectos tanto del mundo consciente como del inconsciente en su trabajo como agente transformador. El desarrollo que surge de esta transmutación, que es tan esencial para la psicología junguiana, es el proceso de individuación.