Sin renuncia

[Rafael Valdemar]

Asediado por la levedad del tiempo
voy apurando a tragos de inquietud
la brevedad de la existencia
y viviendo al límite alrededor de mis sombras
mientras una vaga luz crepuscular
alumbra el futuro, siempre oscuro y limitado.
Viajo por la vida como pasajero anónimo
huyendo de la realidad de los espejos
y que mira un cielo infinito y transparente
donde cohabitan el ángel de la guarda
que aún protege mi inocencia
y el ángel del horror que cada día
en gangrena convierte a la esperanza.

A veces siento en la sangre un oleaje
que sacude con rabia al malecón del deseo,
cuando la soledad a mi intimidad desnuda
y el beso del invierno se acerca ofreciéndome
frías lágrimas que enjuaguen las mejillas.
Después que llega la calma, un silencio lacerante
se adueña del momento y con urgencia
el grito de amor ambiciona salir del corazón:
lo amordaza el pulso de la vida, lo reprime,
y aunque el alma no tenga edad,
se envejece y va llenándose de arrugas.

Por mucho que presienta que solo quedan cicatrices
como un sudario que a mi pasado envuelve,
que en los barbechos de mi boca no crece la ternura
o que soy un necio por seguir adorando a ídolos
de barro erigidos por la arrogancia del humano,
os juro que no renunciaré jamás a encontrar
desde la noche mas umbría esa luz definitiva.

[Arturo Rodríguez Milliet]

Saludos Rafael.
Con gran fuerza prorrumpen estos versos cargados de alta emotividad
para imprimirles un ritmo trepidante que atrapa de principio a fin.
Un poema desgarrador con un final abierto a la esperanza.
Disfrute su lectura. Un abrazo de año nuevo.

[Rafel Calle]

Tan bello como interesante trabajo, amigo Rafael, que cuenta con tu gran habilidad para conformar periodos sintácticos que resuelves en versos rítmicamente muy bien hallados.
Felicidades.
Abrazos.

[Marisa Peral]

Viajo por la vida como pasajero anónimo
huyendo de la realidad de los espejos

A veces siento en la sangre un oleaje
que sacude con rabia al malecón del deseo,
cuando la soledad a mi intimidad desnuda
y el beso del invierno se acerca ofreciéndome
frías lágrimas que enjuaguen las mejillas.

Aunque presienta que tan solo quedan cicatrices
como un sudario que a mi pasado envuelve,

os juro que no renunciaré jamás a encontrar
desde la noche mas umbría esa luz definitiva.

Enorme este poema , Rafael Valdemar, del que dejo estos versos magníficos con el grito Sin Renuncia de los dos últimos que cierran el poema.
Un gusto pasar por tu ventana.
Feliz 2021 y un abrazo.

[Simon Abadia]

Me alegro de leer y disfrutar tú enorme poema Rafael.
Abrazos y FEÑIZ AÑO.

[Rafael Valdemar]

Arturo gracias por pasarte por el poema y dejar tus palabras

saludos

rafael

[Carmen López]

Bellos versos, Rafael, un placer su lectura.
Aprovecho para saludarte y desearte mucha salud y lo mejor para el 2021.
Un abrazo.

Carmen

[Pilar Morte]

Logrados y hermosos versos. Hay profundidad en la mirada al pasado con un final felizmemte resuelto.
Abrazos
Pilar

[Rafael Valdemar]

Rafel gracias por pasarte por el poema y dejar tus palabras

saludos

rafael

[xaime oroza carballo]

Asediado por la levedad del tiempo
voy apurando a tragos de inquietud
la brevedad de la existencia
y viviendo al límite alrededor de mis sombras
mientras una vaga luz crepuscular
alumbra el futuro, siempre oscuro y limitado.
Viajo por la vida como pasajero anónimo
huyendo de la realidad de los espejos
y que mira un cielo infinito y transparente
donde cohabitan el ángel de la guarda
que aún protege mi inocencia
y el ángel del horror que cada día
en gangrena convierte a la esperanza.

A veces siento en la sangre un oleaje
que sacude con rabia al malecón del deseo,
cuando la soledad a mi intimidad desnuda
y el beso del invierno se acerca ofreciéndome
frías lágrimas que enjuaguen las mejillas.
Después que llega la calma, un silencio lacerante
se adueña del momento y con urgencia
el grito de amor ambiciona salir del corazón:
lo amordaza el pulso de la vida, lo reprime,
y aunque el alma no tenga edad,
se envejece y va llenándose de arrugas.

Por mucho que presienta que solo quedan cicatrices
como un sudario que a mi pasado envuelve,
que en los barbechos de mi boca no crece la ternura
o que soy un necio por seguir adorando a ídolos
de barro erigidos por la arrogancia del humano,
os juro que no renunciaré jamás a encontrar
desde la noche mas umbría esa luz definitiva.

Bello poema de esperanza, compañero. Un placer leerte.
Un abrazo.

[Rafael Valdemar]

Marisa gracias por pasarte por el poema y dejar tus palabras

saludos

rafael