Antonio Arjona escribió:La envidia, odio y el dinero,
son los virus que destruyen;
edificios que construyen
los hombres con su maldad.
Nos creemos más que nadie,
a ser dioses aspiramos
y ni siquiera pensamos
en vivir en hermandad.
Nos medimos presumidos,
no miramos al vecino
y negamos el camino
al que necesita andar.
Nos faltamos el respeto
fabricamos los fusiles,
matamos cientos de miles
sin ni siquiera llorar.
Nos sentimos orgullosos
como bravos luchadores
y nos pueden los temblores
a la menor ocasión.
Es un virus tan feroz
nos derrota y acobarda
al pensar que nos aguarda
humillante rendición.
Aprendamos de una vez
a sentirnos como hermanos
y enlacemos nuestras manos
perdonando y sin rencor.
Que la vida es pasajera
y no hay nadie que Dios sea.
Aislemos al que alardea
con una ración de amor.
Ojalá que pronto pase
esta advertencia divina
y nos quitemos la espina
aprendiendo la lección.
Volvamos arrepentidos
y limpios de prepotencia
sanando nuestra conciencia
y amando de corazón.
Tu poema acierta en todo momento, Antonio Arjona, nos deja el canto de la hermandad. Nos une en nuestra condición humana y ASPIRA, nos deja la bella y gran aspiración de ser mejores, de amar, de perdonar, de tener una vision de parabienes en comun. Pero debes saber que las cosas buenas son cosas desabridas en este tiempo, para muchas personas del mundo. La intriga, lo chocante, lo obsceno, la mentira, la envidia, los complejos de inferioridades y muchas cosas más hacen su efecto en que las palabras que directamente tratan de edificarnos con claridad y buena fe, que estas dádivas amorosas sean percibidas como boberia. Pero eso es una ilusión vana. Tu poema me ha recordado a muchos grandes pensadores al través de la historia
Esta cita de León Tolstoi proviene de "Tres métodos de reforma" en Panfletos: Traducido del ruso (1900).
Sólo puede haber una revolución permanente: una moral; la regeneración del hombre interior. ¿Cómo se llevará a cabo esta revolución? Nadie sabe cómo ocurrirá en la humanidad, pero todo hombre lo siente claramente en sí mismo. Y, sin embargo, en nuestro mundo todo el mundo piensa en cambiar a la humanidad y nadie piensa en cambiarse a sí mismo.
Esta cita de León Tolstoi proviene de "Tres métodos de reforma" en Panfletos: Traducido del ruso (1900).
Aunque Tolstoi es quizás más conocido por sus extensas obras de ficción, también fue un destacado escritor social y político. De hecho, la justicia social y el pensamiento político estaban tan arraigados en la escritura y la mentalidad de Tolstoi como escritor que casi todas sus obras de ficción examinan estos temas.
Ninguno de nosotros tiene todas las respuestas a todas las preguntas desafiantes que surgen, a medida que experimentamos muchas primicias. No obstante,, cuando las primicias comienzan a repetirse, ciertamente ya tenemos una ventaja. Es natural cambiar a medida que avanzamos en las experiencias de la vida. Esta es una pregunta para el crecimiento personal, tu y yo sabemos que no podemos ayudar a otros que no se están haciendo cargo de su propio crecimiento personal. Podemos orar, podemos ayudar, siempre debemos ser amables ... especialmente con los endurecidos. Todo vuelve al que necesita verdad, justicia, aceptación. Todo vuelve al hombre o la mujer que regula mediante el autoexamen. Todo se reduce a la comprensión de que no podemos deshacer o restaurar cada cosa que hicimos mal o que otros hicieron mal. De modo que la aceptación se convierte en un principio que debe aplicarse a esa realización. Debemos aceptar que hicimos mal, muchos de los vínculos por inexperiencia e ignorancia, y muchas veces impulsados por emociones enfermizas. Para las personas que han hecho daño a otros a propósito, el autoexamen obliga a una palabra que el ego teme con saña: arrepentimiento. El arrepentimiento sólo significa que no puedo en conciencia decirme o hacerme esto a mí ni a nadie más. Debemos perdonar nuestra ignorancia, nuestra inexperiencia, nuestras emociones enfermas. Esta es otra palabra que el ego debe temer: Perdón. Esto se debe a que en la raíz del ego hay algo muy terco: el orgullo. El antídoto contra el orgullo es una palabra que el ego debe temer e interpreta mal: Humildad. Así que todos los sistemas de Teología y Psicología Profunda coincidieron en que el Perdón y la Humildad preservan el principio más elevado que es innegable, el Amor. Estas no son fórmulas, son principios que actúan y crean armonía. En nuestra vida diaria, debemos comenzar en cualquier momento a meditar, observar, examinarnos a nosotros mismos. Esta es la apertura de emociones enfermas profundamente arraigadas y cosas empujadas por nuestras gargantas, y cosas barridas debajo de alfombras, y cosas, cada cosa reacciona a estas fuerzas erráticas de trauma, conflictos, mentiras, pretensiones y más, más que no podemos verbalizar. ... entonces, ¿por dónde empiezo para curarme? Comenzamos en cualquier lugar, en cualquier momento, muchas veces en meditación y oraciones, autoexamen, evitando tratar de entender a los demás, simplemente no podemos. Solo el yo personal puede mirar dentro de su propia alma ... y aunque difuso para muchos, Dios, Dios está presente en nuestra vida. Cuando estemos listos para el viaje de sanación, debemos saber para entonces que no es necesario tener todas las respuestas, que el viaje está en camino en medio de incertidumbres, sabemos que la bondad es el único bálsamo que hay que frotar, la bondad. por uno mismo, bondad por todos los seres vivos. Por supuesto que al final moriremos. Pero, siempre debemos volver a la premisa principal; Dios. Ese es siempre el principio más alto para navegar en la oscuridad que cubre nuestra luz o espíritu.
Felices Pascuas! ERA