Limitando el concepto de la nada,
los aromas prendidos en la tierra,
tus versos, seguirán en la mirada.
Profundidad que tu palabra encierra
para hacernos mejores pasajeros
de un libro trascendente, que se cierra.
Dejaste lo que somos, herederos
Ricardo, de una vida que se esfuma
como el agua se pierde en agujeros.
Quedará siempre el rastro de tu espuma
en la boca, salado testamento
que tu pasar tranquilo en mí perfuma.
Mi hasta luego no es pena en lo que siento
es morada, empeño en rosa fresca
tu sumar, para mi alma un alimento.
Pronto nos reuniremos en la gresca
para gozar de nuevo la amistad,
tu singularidad caballeresca.
La Corporación