Martes de Carnaval en el recuerdo (Versión 30/5/2019)

[F. Enrique]

Oscura y mórbida
es la llama de tus ojos
cuando llora,
de ti cuando me cantas.

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Si yo rezara sobre tu amor inerte
como una tumba abierta
sobre tu voz quebrada,
como una primavera con el cielo apagado
que buscara tu olvido,
tu amor y tus palabras,
para verte en la calle como si fueras otra,
sería un libro ciego que busca una plegaria
para hundir en tu cuerpo
extraño la mirada
y no saber reír, llorar, ni aparecerme
en el hombre de siempre que siempre te abrazaba.

Si yo rezara sobre tu amor inerte
la sombra de tu noche se llevaría mi alma
para desenterrarla
en el último verso
que me hablara de ti, que tu rostro llevara.

Arlequín volvería a entregarte mi risa
junto a la Plaza Vieja
con flores y guirnaldas
para darle el aliento que le arrancó tu olvido
en la esquina del mar en donde te esperaba.

¡Oh, eterno Pierrot del anhelo encallado
que sufre en los rincones
y por la luna vaga,
no vengas esta noche a llevarte mi pluma,
la música no arranques del pecho que la llama!

¿Por qué mi amor es triste?
¿Por qué lloro en silencio?
¿Por qué llevas la muerte prendida en la mirada?

¡Ay, triste carnaval de sueños y pasiones
que muere cuando reza y llora cuando canta!

[Hallie Hernández Alfaro]

Tendría que haber algún licor florentino, dulce y benevolente para acompañar esta entrega tuya, Enrique.
El amor nervado en las oscilaciones de cada verso; la inquieta emoción de lo que se sabe eterno, a lo que se vuelve entre notas y respiraciones ocultas, a lo que somos sin imaginarlo siquiera...

Gracias por estar y compartir, querido poeta amigo.

[F. Enrique]

Pienso, Hallie, que yo no soy, como unos pocos de vosotros, un poeta sino un artista. Esto lo digo con humildad, algo muy raro en mí, me he metido en este ruedo sin unos fundamentos técnicos (Rafel, Ferreiro, Pablo, Óscar y otros, estarían ahí), que no poseo y que he decidido que nunca llegaré a poseer. Lo digo y lo mantengo porque con una naturalidad desesperada y sentida he conectado siempre con la honda sentimentalidad del estoicismo clásico de Cavafis. El poema era Días de 1903, venía en la página de atrás del primer poemario del alejandrino que tuve en mis manos y lo traduje como pude con ayuda de tres diccionarios en línea. Lo curioso es que lo que era un pretérito perfecto o un pasado simple lo convertí en futuro lo que me hizo sentir una vergüenza muy grande que ponía en solfa mi reputación de buen trivialista al advertirlo. Pero, con el paso del tiempo lo he acabado convirtiendo en la única aportación valiosa mía al poema. El fatalismo dramático, sin duda, exagerado de los españoles, lo sabes bien, nos quieres y nos conoces, nos hace afirmar categóricamente que tal o cual experiencia dichosa que tengamos a lo largo de nuestras vidas no la volveremos a hallar.

No encontraré otra vez
aquello perdido de repente;
los poéticos ojos, el blanco rostro
en la calle oscurecida...

No hallaré de nuevo
lo que el azar me entregó
y fue abandonado en la fugacidad
y, después, anhelado con dolor.

Los poéticos ojos, el blanco rostro,
aquellos labios...
No, no los tendré nunca más.

Mis terrenos habituales son el mundo de los Deportes y del Arte, creo que por este orden. Este poema lo escribí en alejandrinos con asonancia en los versos pares y me pareció un buen poema, quizás demasiado clásico, un tanto aburrido y no me sonaba del todo bien, así que decidí, creo que con acierto, arriesgar y separar los versos y que la rima se convirtiera en poco menos que aleatoria.

Te agradezco mucho tu comentario, es valioso y, más que eso, me llega de ti.

[Hallie Hernández Alfaro]

También agradezco tu reflejo, tu ser muy vivo en lo que traes a nuestros ojos y a nuestro pensamiento, Enrique.

Seguimos, seguimos andando por estos caminos tan personales y colectivos de las letras, querido compañero.

Abrazo.

[F. Enrique]

Agradezco, Hallie, tu amabilidad y tu elegancia. Te dejo esta traducción.

Constantino Cavafis - Vuelve.


Vuelve otra vez y apodérate de mí,
sensación que amo, vuelve y tómame
mientras del cuerpo el recuerdo viva
y un viejo anhelo las venas recorra
mientras rememoren los labios y la piel
y sientan las manos
como si acariciaran otra vez.

Vuelve otra vez y apodérate de mí en la noche
cuando los labios y la piel recuerdan.


(Traducción de una versión inglesa - Francisco Enrique León))

[Ricardo López Castro]

Un poema encantador y revelador sobretodo en cuanto al amor, como a mí más me gusta.
He sentido una comunión enorme contigo en estos versos.
Abrazos y felicidad, amigo F. Enrique.

[Rafel Calle]

Hermoso trabajo, amigo Enrique, donde logras una gran musicalidad.
Felicidades.
Abrazos.

[Ulises C.J.]

Nunca había leído un canto tan hermoso con la melancolía del amor no correspondido.
Gracias por esta "ópera" soberbia.

[F. Enrique]

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Pasar de un cripticismo, Ricardo, que tanto odian los intelectuales en los poetas, que usamos cuando escribimos acerca de un amor oculto o el alma decadente de los vientos del crepúsculo, a un poema transparente, es posible, en mí se ha dado de rara en rara vez. Es mi humilde aportación a la, por siempre, gigante aportación a la Comedia del Arte. Verlaine y Darío nos dejaron sus poemas dedicados a ella. Hay quién juega a hacer poesía y quien la implica con el apasionado e ingrato juego de la vida, cómo decía la llorada Eva Sobredo.

[F. Enrique]

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Yo no puedo revertir la opinión desfavorable que se tiene sobre mí en ninguno de los foros por los que, con mucha pena, transito como si fueran los mercados sin precios del mundo, Rafel, ni siquiera a base de talento, en el caso de que lo tenga, podría recoger la cosecha de comentarios que intuyo que merecen mis escritos. Podría, sin duda, escribir sensiblemente mejor de lo que lo hago y el efecto seguiría siendo el mismo si pretendo surfear en la cresta de la ola.

Tengo información de buena mano que me dice a las claras que mi lucha agónica por alcanzar la sinceridad cuando hablo conmigo mismo es interpretada como soberbia. No puedo hacer nada contra una mayoría que solo está interesada en la manifestación de los síntomas externos y no quiere saber nada de las causas por las que una persona determinada actúa a su manera e intenta desmarcarse de la vulgaridad reinante, de esta sociedad que se olvidó de Dios y lo sustituyó por los fetiches.

Encuentro que hace diez años Alaire era infinitamente mejor que ahora, que muchos pájaros abandonaron el nido cuando ya habían aprendido a volar hacia lo que, desde mi punto de vista, era un error. En pocos sitios puedes evolucionar literariamente tanto como en los despreciados foros para algunos buenos poetas que consideraron miras más altas.

Mi poesía solo se lee, a regañadientes muchas veces, en los pseudopasolinianos foros del mundo (Alaire tiene una grandeza para mi espíritu libre que no tiene que envidiar que Ultraversalia tenga más calidad literaria porque la línea adoptata por este es elitista, nietzscheniana, con todas sus consecuencias; han tenido contactos conmigo y me han demostrado que no aman mucho la libertad), es una verdad incuestionable y mi perfil poético no está de moda; así ocurre a todo lel que lucha por la intemporalidad. Si encontrara la fórmula que me asegurara llegar a la gente de mi tiempo, me gustaría tener el coraje de rechazarla y seguir mi camino sin camino ya que no tengo fe en lo que escribo.

Aunque tú no lo sepas

Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminando
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.

También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuando te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.

(Luis García Montero)

Acuciado por mi ángel protector y sin ninguna convicción, le entregué a mi admirado García Montero, un ejemplar de mi único libro, en los cinco minutos que distaron mucho de ser eternos ante una incierta apatía del, a veces genial, poeta granadino cuya única similitud conmigo encuentra forma en los malos rollos de la edad y de nuestro tiempo. Han pasado tres años desde esto que cuento y no he escuchado aún esa palabra mágica, que lima tantas asperezas, de sus labios.

https://vampirosypoetas.blogspot.com/20 ... union.html

Gracias

[F. Enrique]

Nunca había leído un canto tan hermoso con la melancolía del amor no correspondido.
Gracias por esta "ópera" soberbia.

No me duermo en la ópera, Ulises, ni falta que le hace a mis ansias iconoclastas. Con todas las reservas que se quiera "La flauta mágica es una ópera. La historia que cuenta es tontorrona para nuestro tiempo y hazañas, pero no para un hombre al uso del siglo XVIII que vive en el Imperio de la música, !pero la música de Mozart es un regalo del Purgatorio¡

Un abrazo.