I
En la aglomeración
de pistas
se pierden las señales,
para algunos, designios de Dios Padre.
II
Amor es la porción
de luz,
es quedarse sin tonos en el pecho.
III
Actuamos,
pensamos,
luego no hay sentimiento más gozoso.
IV
Decidir si la vida
merece de verdad la pena,
no es una decisión.
V
Nadie sabe qué esconde la certeza,
ni tampoco qué muestra.
VI
Hay un llanto en el trauma,
un luto,
y solamente muere.
VII
Me acompaña al final de los días
mi forma de expresar cuánto te quiero.
VIII
La nostalgia es un alma sin escudo,
lo demás se convierte, por desgracia,
en paranormal.
IX
Mejor no decir nada,
cuando habla el corazón,
se exaltan los latidos.
X
El arrepentimiento
es el destinatario del pasado.
XI
La cuestión no es otra que el lenguaje,
se le ha dado poder a la palabra,
como para asociarla a la escritura.
XII
Lo que diga carece de importancia,
nadie me ha dado vida,
la tuve que buscar retorciendo los ojos.
XIII
Nada resulta lógico,
tampoco demagógico,
el pensamiento humano se resume en proverbios.
XIV
Decorar la palabra está muy visto.
Pero nadie jamás sabrá cómo ha nacido.
XVI
Es la metalingüística un estudio
del que nadie se pudo adoctrinar.
No hay mecenas que valgan
semejante traición.
XVII
Yo te veo,
porque alguien me lo dijo por escrito.
XVIII
En la mente no hay ni un solo laberinto.
Sólo el que busca
no sabe lo que quiere.
XIX
Dios, el único aspecto sin respuesta,
es el más recurrente.
XX
En la época del hombre,
se habla más de lo mismo.
De otro modo, jamás seríamos iguales.
XXI
Todo está ya inventado por la mente,
de ahí proviene el caos.
Y cómo conformarse con no ser uno más.
XXII
Nunca he tenido nada que aportar,
realmente no lo veo necesario.
Hay formas más sutiles de escribir poesía.
XXIII
No emito juicios.
Lo que digo es culpable.
Tan solo sobrevivo a la palabra.