Recuerdos del Viernes Santo en Darro

[Pablo Rodríguez Cantos]

[Viacrucis]

Madrugan el Viernes Santo
carracas, chiquillería,
mantillas de noche oscura,
fuego rojo en las camisas.

Por su boca de ladrillo
la iglesia blanca respira
para gritar por las calles
madero, clavos y espinas.

Voz de bronce, voz que llama
a la noble infantería,
y el peso sobre los hombros
se vuelve suave caricia.

Una saeta sin madre,
labrada con pena antigua,
en la diana del cielo
se clavó, llena de heridas.

Con mil tambores redoblan
las tumbas en Panoría,
y con el paso ligero,
toda el alma de esta villa.

El Calvario, bravo toro
mugiendo la calle arriba,
se postra bajo la luz
que dulcemente lo lidia.

Y el paño del sol hilado
sudores seca y fatigas
con un trago, no de sangre,
de misericordia líquida.

¡Cristo de la Luz de Darro,
en lo más alto del día
alumbras a todo un pueblo
con tus llagas encendidas!

¡Cuánto sol dentro del pecho!
¡Cuánta noche en tus pupilas!
¡Qué humanidad tan gigante!
¡Qué grande tu muerte fría!

Y entre el silencio imposible
con que Darro todo vibra
—tú y yo, solos en la cumbre—,
oye mi oración más íntima.

*******

[Nocturno]

La piel de los olivares
se eriza de luna y hierba,
harta de sangre vertida,
muda de verdes tinieblas.

Solitaria, una mujer
se pierde en las callejuelas.
Busca la memoria triste
de sus entrañas desiertas.

Hay tanta noche en sus ojos
que va derramando estrellas
y, donde pisan sus plantas,
brota el dolor de la tierra.

—Señora, vuelva a su casa,
que allí los sueños la esperan
y está ladrando la noche
con todo el mar de sus fuerzas.

—No quiero dormir. Yo quiero
sentir mi dolor despierta,
beber mi cáliz de lágrimas
con duro valor de hembra.
Ya no tengo solo un hijo,
sembrado bajo la piedra,
que en mi vientre dan a luz
todas las madres darreñas;
todas las madres, que saben
con sabiduría vieja,
que, a más profundo el amor,
más puntiaguda la pena.

El cielo llora en silencio
dando gritos de cometa
mientras la Virgen se apaga
en doble enjambre de velas.

La madrugada ya duerme;
ya se ha cerrado la puerta.
Pero está cada sepulcro
preñado de vida eterna.


(Encargo de la Hermandad del Stmo. Cristo de la Luz y Ntro. Padre Jesús Nazareno de Darro, Granada)

[Ramón Castro Méndez]

Me han gustado mucho estos versos, Pablo. Se sienten, son tremendamente emotivos como el episodio que narran, están muy vivos. Un excelente poema, sin duda.
Mi felicitación.

Un abrazo.

[Óscar Distéfano]

Muy buen romance. Es tan viva y tan pulcra la descripción que la triste narrativa se ha apoderado de mi atención, y salí de ella como se sale de un buen libro: con el sentimiento de que lo clásico tiene vida para ratos. El ritmo resultante es como un lamento sin pausas. Esto se debería a la falta total de cortes de cláusulas con punto seguido en medio de los versos. Enhorabuena.

Saludos cordiales.
Óscar

[C.P. Fernández]

Muy hermosos estos romances, Pablo.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Me ha parecido genial.

Lo he disfrutado de principio a fin, pero sobre todo he disfrutado
el broche final, un broche de oro precioso.

La madrugada ya duerme;
ya se ha cerrado la puerta.
Pero está cada sepulcro
preñado de vida eterna.

Lo dicho, me ha encantado.

Un abrazo.

[Pablo Ibáñez]

Pablo,

me gusta este poema arromanzado, amigo. Muy adecuado además a la época, aunque esta Semana Santa atípica no hay procesiones, en Darro ni en ningún sitio. A mí me gustan las formas clásicas, siempre me han gustado. Y las vanguardias también, no es incompatible, al menos para mí. Hay buena poesía en todas las épocas y en todos los estilos. Y esta lo es, para mi gusto.

Me gusta el contraste de las dos composiciones, la continuidad que estableces. Primero la procesión, en todo su rigor y solemnidad, y después el episodio íntimo de la darreña, recorriendo las calles por la noche. Tramos muy lorquianos, como no podía ser de otra manera:

La piel de los olivares
se eriza de luna y hierba,
harta de sangre vertida,
muda de verdes tinieblas.

A mí me ha gustado mucho.
Abrazos.

[Simon Abadia]

Emociona tú romance. Lo he disfrutado amigo.
Un abrazo,

Simon

[Pablo Rodríguez Cantos]

Muchas gracias a todos. Claro: al no haber procesiones, hemos tenido otras actividades. La Hermandad me pidió unos versos para recitar y enviar en estos días en un archivo de audio. Ese es el origen de este poema. Lo más difícil para mí fue conciliar (o intentar conciliar) mi propio estilo libre con el estilo que los cofrades esperan en una composición de este tipo. Al final parece que gustó bastante. Saludos.

[Rafel Calle]

Enhorabuena, amigo Pablo, con este hermoso romance, el encargo te ha salido redondo.
Abrazos.

[Armilo Brotón]

Me ha gustado, Pablo, especialmente el segundo romance donde es más perceptible tu voz y me parece original porque has fusionado magistralmente el personaje de María, madre de Jesús, la imagen de una mujer universal, personificada en la darreña, y la situación actual de aislamiento y desgarro que vivimos.
Un cordial saludo

[Pablo Rodríguez Cantos]

Gracias, Rafel y Armilo.

Armilo, a mí también me satisface más la segunda parte. Entiendo tu comentario, pero no comprendo por qué dice que la "situación actual de aislamiento y desgarro que vivimos" aparece en el poema. ¿Dónde ves ese tema?