El dios sin corona

[Alejandro Costa]

Aquel dios inusitado
que devuelve la gloria sin respeto,
que anida en los nidos con espinas
y envuelve los tatuajes de los desamparados.

Aquel dios indolente
al que se maldice y nada le ofende,
al que su sangre arropa entre en los muertos,
al que su ira, destroza el salmo de los mortales.

Aquel dios sin doctrina
halagador de la maldad oscura,
de los caminos enhebrados de obstáculos,
tejedor de telas donde se enredan almas.

Aquel dios que nos maldice,
que nos maltrata y anida en nuestro lado,
alimentando su sombra con la nuestra,
su seco corazón, con la sangre atormentada del nuestro.

Aquel dios que no madruga,
no duerme, siempre trasnocha,
alimenta su olfato de nuestra derrota,
sus fauces, de la debilidad enfermiza.

El dios que no calla, más nunca habla,
no ríe, ni llora,
ni en su divinidad, dispone de sentimientos,
el dios que no respira, mientras se ahogan los muertos.

Ese dios que se pertrecha de nuestra oscuridad,
de nuestra quebrantable fe,
de los latidos encerrados en el ayer,
que hoy se encogen en la desidia.

A ese dios que no rezamos,
que no adoramos,
pero que forma parte de nosotros,
de nuestro celo, nuestra vida, nuestro miedo.

Un dios sin honra,
sin respeto, sin sentido,
sin pudor, sin dolor,
sin corazón, sin alma, sin cielo.

Un dios tan ignorante,
que respira el mismo oxígeno,
se refresca del mismo aire,
para terminar cubierto por la misma tierra en la que pace.

[Ramón Carballal]

Le doy vuelo a este poema tan intenso y emotivo que clama contra un dios que está tan lejano de los hombres. Felicidades por estos versos y un abrazo.

[Antonio Arjona]

Dios está en todas partes, pero últimamente parece que esas partes están muy distantes, esperemos su acercamiento o hagamos lo imposible por acercarnos nosotros.
Enhorabuena.

[Rafel Calle]

Interesante trabajo a modo de queja a un supuesto dios. Bueno, seguramente tenemos derecho al pataleo, amigo Alejandro.
Abrazos.

[Alejandro Costa]

Le doy vuelo a este poema tan intenso y emotivo que clama contra un dios que está tan lejano de los hombres. Felicidades por estos versos y un abrazo.

Gracias, compañero.

Cómo siempre, un placer recibirte en mis letras.

Un abrazo.

[Armilo Brotón]

Mi querido Jandro, espero que te encuentres bien entre calores y politiqueos veraniegos.
Yo percibo este poema como una repulsa a ese dios inventado que nos ha machacado siempre en función del interés oportunista del gobernante de turno pues hasta se asesina en su nombre.
Dios, con mayúsculas, es otra cosa.
Un fraternal abrazo, grande como tu corazón,
bendiciones.
Claude

[Lisandro Sánchez]

Así es, Alejandro. Hay un dios horrible y monstruoso, como el Yahvé de los Ejércitos del Antiguo Testamento, odioso, vengativo, iracundo, autor de masacres y tormentos a mansalva sin distinción de culpables o inocentes; o sea, un dios a imagen y semejanza de sus creadores, un pequeño círculo de hombres organizados para someter a su pueblo, que inventaron un dios que los justifique, y que atemorice a los posibles rebeldes.

Pero ese es solo uno de muchos dioses. Un dios minoritario, tenido en cuenta por una pequeña parte de la humanidad. Como ese hay otros tantos, cada uno muy distinto a los otros, pero todos más o menos igual de abominables, creados por hombres más o menos igual de perversos.

Y al fin, casi hay un dios por cada hombre. Ya que cada uno se figura a dios a su imagen y semejanza, para justificarse a sí mismo.

Pero si es que existe un Dios, es claro que tiene que ser uno solo, y que si se hace conocer o intuir por los hombres, se hará intuir o conocer tal como es, y por lo tanto, de un único modo, ante todos los hombres, y haciendo que todos y cada uno de los hombres vea a todos y cada uno de los hombres como hijos de un único Dios y por ende como hermanos.

No sé si existe una religión que predique esa idea de Dios. Tal vez no. Tal vez tengan que predicarlo otros. Tal vez los poetas.

Mis felicitaciones por tu potente y lúcido poema, y mi abrazo fraterno.

Lisandro

PD:
Me encantó tu respuesta a mi comentario en "Anónimo". Coincido en todo. Cuando me río de algún viejo poema mío, o de mí mismo, no es burla. Es solo humor. Un humorista argentino siempre decía: "si a la vida le sacamos el humor, ¿qué nos queda?". Y creo que el principio del humor es reírse de uno mismo. No con burla. Con compasión. Y así puede uno, incluso, hacer flores de sus penas, como el arbolito de un poema de un poeta uruguayo. Otro día te cuento de quién se trata. Otro abrazo.

[federico ruibal]

Divino, si se me permite. Me encantó.

f.-

[Ana García]

Parece que este poema te ha servido para desahogarte con creces.
Para los que no creemos en dios, ni en Dios, ni en nada que se le parezca intentamos no cometer errores, o avasallar libertades o delitos que afecten a otros.
Ya que no vamos a usar la hipocresía del arrepentimiento final.
Es algo que me enerva: los creyentes pueden cometer todas las tropelías que les apetezca y luego pedir perdón en el minuto final. Manda h....
Bueno, vamos Al poema que yo también me he desquitado un poco. Tiene ritmo y musicalidad.
Me gusta leerte.
Un fuerte abrazo.

[Alejandro Costa]

Dios está en todas partes, pero últimamente parece que esas partes están muy distantes, esperemos su acercamiento o hagamos lo imposible por acercarnos nosotros.
Enhorabuena.

Gracias, Antonio.

Un placer haberte encontrado entre mis letras.

Abrazos.

[Alejandro Costa]

Interesante trabajo a modo de queja a un supuesto dios. Bueno, seguramente tenemos derecho al pataleo, amigo Alejandro.
Abrazos.

Creo que así es, Rafel.

Este dios es una metáfora a los muchos dioses que forman este puñetero mundo y esta puñetera vida.

Un fuerte abrazo.

[Alejandro Costa]

Mi querido Jandro, espero que te encuentres bien entre calores y politiqueos veraniegos.
Yo percibo este poema como una repulsa a ese dios inventado que nos ha machacado siempre en función del interés oportunista del gobernante de turno pues hasta se asesina en su nombre.
Dios, con mayúsculas, es otra cosa.
Un fraternal abrazo, grande como tu corazón,
bendiciones.
Claude

¡Cierto! ¡Muy cierto!

Eres un lince.

Estamos rodeados de dioses que nos machacan y juegan con nosotros.

Es nuestro mundo, pero lo dirigen los de siempre.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Así es, Alejandro. Hay un dios horrible y monstruoso, como el Yahvé de los Ejércitos del Antiguo Testamento, odioso, vengativo, iracundo, autor de masacres y tormentos a mansalva sin distinción de culpables o inocentes; o sea, un dios a imagen y semejanza de sus creadores, un pequeño círculo de hombres organizados para someter a su pueblo, que inventaron un dios que los justifique, y que atemorice a los posibles rebeldes.

Pero ese es solo uno de muchos dioses. Un dios minoritario, tenido en cuenta por una pequeña parte de la humanidad. Como ese hay otros tantos, cada uno muy distinto a los otros, pero todos más o menos igual de abominables, creados por hombres más o menos igual de perversos.

Y al fin, casi hay un dios por cada hombre. Ya que cada uno se figura a dios a su imagen y semejanza, para justificarse a sí mismo.

Pero si es que existe un Dios, es claro que tiene que ser uno solo, y que si se hace conocer o intuir por los hombres, se hará intuir o conocer tal como es, y por lo tanto, de un único modo, ante todos los hombres, y haciendo que todos y cada uno de los hombres vea a todos y cada uno de los hombres como hijos de un único Dios y por ende como hermanos.

No sé si existe una religión que predique esa idea de Dios. Tal vez no. Tal vez tengan que predicarlo otros. Tal vez los poetas.

Mis felicitaciones por tu potente y lúcido poema, y mi abrazo fraterno.

Lisandro

PD:
Me encantó tu respuesta a mi comentario en "Anónimo". Coincido en todo. Cuando me río de algún viejo poema mío, o de mí mismo, no es burla. Es solo humor. Un humorista argentino siempre decía: "si a la vida le sacamos el humor, ¿qué nos queda?". Y creo que el principio del humor es reírse de uno mismo. No con burla. Con compasión. Y así puede uno, incluso, hacer flores de sus penas, como el arbolito de un poema de un poeta uruguayo. Otro día te cuento de quién se trata. Otro abrazo.

Eres muy amable, Lisandro.

Siento, que a pesar de la lejanía, estas muy cerca. Eres muy cercano.

Ello me gusta.

Muchas gracias.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Divino, si se me permite. Me encantó.

f.-

Se te permite. ¡Por Dios! Si es todo un halago.

Infinitas gracias.

Un abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Una genialidad, Alejandro:

Hay un Dios o dios que nos hace cometer todo tipo de atrocidades: guerras, masacres, genocidios, ley marcial.

Hay otro Dios o dioses que nos llevan por los caminos de la compasión y de la ayuda mutua.

Estamos enredados en una tela de araña que nos atrapa. Necesitamos romoerla.

¿Quién creó a quién? ¿Dios al hombre o el hombre a Dios? Ambas realidades se tocan.

Un poema sobre el que volveré.

Felicidades
Un abrazo
Ana