Editorial Alaire

Marisa Peral escribió:¡Qué maravilla, Pilar! Cuántas confidencias y secretos vuelan sobre un café, cuánta vida.
Me ha gustado mucho leerte.
Un beso.

Ángeles Hernández escribió:Me gusta mucho, Pilar. ¡Cuántas confidencias encierran las paredes de bares y cafés! y tú has sabido plasmarlo en un poema melancólicamente bello. Me gusta mucho la última estrofa.
Un abrazo

Lunamar Solano escribió:Sensibilidad que dibuja cada esquina de la escena melancólica de un café querida amiga...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Luis M. escribió:Muy hermoso poema, Pilar. Mis felicitaciones y abrazo, amiga.

Ana García escribió:Me encanta ese final, es un poema dentro de otro como las muñecas rusas:

Al final de la barra,
cinco vasos para una tristeza
con un cuaderno de reclamaciones
donde un requerimiento a lápiz dice:
“solicito a la vida lo que es mío”.

La ciudad refleja sus perfiles, los fuegos de artificio que ocultan al hombre y las sombras.

La vida no tiene equilibrio en su balanza.
Un abrazo.

Pilar Morte escribió:Se acuña dulcemente el rostro de la tarde
cuando los mirlos se despiden
y en la barra de los bares
alcoholes desnudan confidencias.
Es el instante en que el corazón se abre
y la sangre que vierte no maquilla la palabra.

Me detengo, la tarde no me orienta.
Un café es mi fortín, la sala de confort, atalaya de la quietud.
Hay alegría y dolor que los labios dibujan en los vasos,
auténticos surcos que hablan de rincones muertos,
sueños que echaron a andar,
y otros a los que el destino dio la espalda.

Hasta mí llegan sus voces.
Se confiesan dolores, lo arduo de marchar
con muletas en la mente,
y comparan la carga que dañó los huesos helados.
Se intercambian las muertes, recetas sin prospecto que sirven para todo.
Uno expresa que no quiere morir, que le gusta la vida,
que prefiere ser loco libre que cuerdo obediente,
y que aún puede esculpir cuerpos en la noche, succionar la belleza,
sentir rubor adolescente.

Al final de la barra,
cinco vasos para una tristeza
con un cuaderno de reclamaciones
donde un requerimiento a lápiz dice:
“solicito a la vida lo que es mío”.

La ciudad refleja sus perfiles, los fuegos de artificio que ocultan al hombre y las sombras.

Gustavo Casado escribió:Hermoso poema, Pilar.

"solicito a la vida lo que es mío".

Un placer.

Abrazos.