Café y vida

[Pilar Morte]

Se acuña dulcemente el rostro de la tarde
cuando los mirlos se despiden
y en la barra de los bares
despiertan confidencias.
Es el instante en que el corazón se abre
y la sangre que vierte no maquilla la palabra.

Me detengo, la tarde no me orienta.
Un café es mi fortín, la sala de confort, atalaya de la quietud.
Hay alegría y dolor que los labios dibujan en los vasos,
auténticos surcos que hablan de rincones muertos,
sueños que echaron a andar,
y otros a los que el destino dio la espalda.

Hasta mí llegan sus voces.
Se confiesan dolores, lo arduo de marchar
con muletas en la mente,
y comparan la carga que dañó los huesos helados.
Se intercambian las muertes, recetas sin prospecto que sirven para todo.
Uno expresa que no quiere morir, que le gusta la vida,
que prefiere ser loco libre que cuerdo obediente,
y que aún puede esculpir cuerpos en la noche, succionar la belleza,
sentir rubor adolescente.

Al final de la barra,
cinco vasos para una tristeza
con un cuaderno de reclamaciones
donde un requerimiento a lápiz dice:
“solicito a la vida lo que es mío”.

La ciudad refleja sus perfiles, los fuegos de artificio que ocultan al hombre y las sombras.

[Marisa Peral]

¡Qué maravilla, Pilar! Cuántas confidencias y secretos vuelan sobre un café, cuánta vida.
Me ha gustado mucho leerte.
Un beso.

[Pilar Morte]

¡Qué maravilla, Pilar! Cuántas confidencias y secretos vuelan sobre un café, cuánta vida.
Me ha gustado mucho leerte.
Un beso.

Gracias, querida amiga, por tus generosas palabras.

Abrazos
Pilar

[Ángeles Hernández]

Me gusta mucho, Pilar. ¡Cuántas confidencias encierran las paredes de bares y cafés! y tú has sabido plasmarlo en un poema melancólicamente bello. Me gusta mucho la última estrofa.
Un abrazo

[Lunamar Solano]

Sensibilidad que dibuja cada esquina de la escena melancólica de un café querida amiga...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[Pilar Morte]

Me gusta mucho, Pilar. ¡Cuántas confidencias encierran las paredes de bares y cafés! y tú has sabido plasmarlo en un poema melancólicamente bello. Me gusta mucho la última estrofa.
Un abrazo

Gracias, querida amiga, por acercarte al poema y dejar tus gratas palabras.
Abrazos
Pilar

[Luis M]

Muy hermoso poema, Pilar. Mis felicitaciones y abrazo, amiga.

[Ana García]

Me encanta ese final, es un poema dentro de otro como las muñecas rusas:

Al final de la barra,
cinco vasos para una tristeza
con un cuaderno de reclamaciones
donde un requerimiento a lápiz dice:
“solicito a la vida lo que es mío”.

La ciudad refleja sus perfiles, los fuegos de artificio que ocultan al hombre y las sombras.

La vida no tiene equilibrio en su balanza.
Un abrazo.

[Pilar Morte]

Sensibilidad que dibuja cada esquina de la escena melancólica de un café querida amiga...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Gracias, amiga, por detenerte a mirar y dejar tus impresiones.
Abrazos
Pilar

[Gustavo Casado]

Hermoso poema, Pilar.

"solicito a la vida lo que es mío".

Un placer.

Abrazos.

[Pilar Morte]

Muy hermoso poema, Pilar. Mis felicitaciones y abrazo, amiga.

Gracias, querido amigo, por dejar tus gratas palabras.
Abrazos
PIlar

[F. Enrique]

Celebro tu buen hacer, Pilar. Considero que es un tipo de poema que parece hecho a tu medida, así te reservas el lugar desde el que observas y derramas tus opiniones sobre un mundo que está muy lejos de ser el mejor posible.

Un abrazo.

[Pilar Morte]

Me encanta ese final, es un poema dentro de otro como las muñecas rusas:

Al final de la barra,
cinco vasos para una tristeza
con un cuaderno de reclamaciones
donde un requerimiento a lápiz dice:
“solicito a la vida lo que es mío”.

La ciudad refleja sus perfiles, los fuegos de artificio que ocultan al hombre y las sombras.

La vida no tiene equilibrio en su balanza.
Un abrazo.

Gracias, querida amiga, por tus palabras
tan gratas.
Es cierto que es difícil el equilibrio.
Abrazos
Pilar

[Óscar Distéfano]

Se acuña dulcemente el rostro de la tarde
cuando los mirlos se despiden
y en la barra de los bares
alcoholes desnudan confidencias.
Es el instante en que el corazón se abre
y la sangre que vierte no maquilla la palabra.

Me detengo, la tarde no me orienta.
Un café es mi fortín, la sala de confort, atalaya de la quietud.
Hay alegría y dolor que los labios dibujan en los vasos,
auténticos surcos que hablan de rincones muertos,
sueños que echaron a andar,
y otros a los que el destino dio la espalda.

Hasta mí llegan sus voces.
Se confiesan dolores, lo arduo de marchar
con muletas en la mente,
y comparan la carga que dañó los huesos helados.
Se intercambian las muertes, recetas sin prospecto que sirven para todo.
Uno expresa que no quiere morir, que le gusta la vida,
que prefiere ser loco libre que cuerdo obediente,
y que aún puede esculpir cuerpos en la noche, succionar la belleza,
sentir rubor adolescente.

Al final de la barra,
cinco vasos para una tristeza
con un cuaderno de reclamaciones
donde un requerimiento a lápiz dice:
“solicito a la vida lo que es mío”.

La ciudad refleja sus perfiles, los fuegos de artificio que ocultan al hombre y las sombras.

Has escrito un poema admirable, emocionante, lúcido en su hondura, rescantando retazos de una vida auténtica que, por ende, se vuelve universal en su mensaje. Los versos, deslizándose en un ritmo suave y atrapante, han inyectado a mi espíritu la sublime belleza y esa mágica energía que provoca la verdad. Te aplaudo, amiga.

Un abrazo de amistad.
Óscar

[Pilar Morte]

Hermoso poema, Pilar.

"solicito a la vida lo que es mío".

Un placer.

Abrazos.

Gracias, amigo, por dejar tus gratas palabras.
Abrazos
Pilar