O no estaría perfecto (cara de capulla insolente, de chulita y de sobrada).
A menudo nos crecen los enanos
gigantes disfrazados de Goliat,
nos abaten con piedras y una honda
y se ahogan los sueños en la mierda.
Al igual que el mismísimo David
adornan sus vitrinas con trofeos,
al tiempo yo abrillanto mis fracasos:
oro y plata y recuerdos de familia.
Tiré a la basura muchas cosas,
alguna incluso buena y fui a pique.
“No me arrepiento”, dicen los valientes,
y por qué presumir de valentía
si todos en la vida alguna vez,
hemos perdido y muerto por cobardes.
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