Una perra historia

[Manuel Rubio]

Aún recuerdo aquella tarde que liberaste aquel reo...
que entre rejas aguardaba por designios del destino;
no sé si por un capricho o fue tan solo mi sino,
cuando apareciste tú, de la mano de Morfeo.
~
A tu retoño miré y sus ojos se encendieron
como una antorcha divina fueron dos miradas puras,
dos corazones tañían en una misma campana,
la del cariño y abrigo que con los niños se hermana
también yo era como un niño que ya sabía de las duras,
en las maduras creí, cuando las puertas me abrieron.
~
Y fue tu techo mi cielo, mi paraíso y refugio;
un crío era mi amigo, yo, su juguete viviente,
su alma grabada a fuego solo tenía en mi mente,
si la vida le apretaba en mi encontraba su efugio,
si era mi vivir sin él, todo era decadente.
~
Fueron los años pasando, sin pundonor, sin clemencia;
el niño con quien jugaba ya casi nunca veía
quedamos solos tu y yo, y entre los dos la paciencia
en mi buscando vivir, en ti buscando consciencia,
soñando en tu sonreír, por agradarte moría.
Aprendí de ti mil cosas, casi todas sin valía
por hacerte más feliz, solo supe de obediencia...
no era un corazón niño lo que en tu pecho latía.
~
Me quisiste dejar en otra cárcel
y dijiste: - ¡Tendrás nuevos amigos!,
ya mi techo no tengas por baluarte
no quiere un nuevo amor estar contigo;
es la vida, lo siento compañero
quien te priva del roce y de los mimos,
que tu dueña es presa de los celos
y me encuentro en un cruce de caminos.

Es contigo y tu lánguida templanza
o con ella buscando mi destino;
ya tuviste tus tiempos de bonanza;
solo queda un "hasta siempre amigo."-

...No pudieron barrotes ni barreras
enterrar ni encerrar lo ya vivido,
una tarde que vi la puerta abierta
escapó mi alma presa, del vacío.

Sin saber ni del rumbo ni de noches
caminé por el borde del abismo;
tu morada tan solo, era mi norte,
mi ilusión...que volviera a ser lo mismo.

Lo sombrío del páramo que asusta
no fue nada, mi espada fue mi instinto.
El anhelo hacía la vez de fusta
jaleando tu voz desde el olvido.

Me enseñaste mil cosas de tu mundo,
de ese mundo, que hiciste, fuera el mío;
me enseñaste mil cosas pero nunca
a vivir con el corazón herido.
~
Mi rencor no te guardo, aunque penas me embargan
por no estar junto a ti compartiendo tu gloria,
no le encuentro razón a sabores que amargan,
puede ser que a tu ser le falló la memoria.

Con su piel de hojalata despreciando la vida
vi a la muerte llegar sin dejarme salida.

Nunca sufras por mi, no es dolor lo que aprieta,
es la angustia al pensar y sentirte distante
en el triste sentir de este, mi último instante
desde la soledad ... de esta sucia cuneta.
~
Ya mis ojos se cierran recordando el cariño
que me diste una vez, como un padre a su niño.
~~

[Pilar Morte]

Un alma triste se dibuja en tus versos, un corazón que perdió el latir ajeno. Me gustó leerte.
Abrazos
Pilar

[Manuel Rubio]

Muchas gracias por tu visita Pilar. Tu comentario me ha hecho pensar que no queda muy claro de quien se trata. Le edito el título. Este lo basé en un anuncio, en que se veía un perro abandonado por su dueño, y el lema era: "El nunca lo haría".
Te reitero mi gratitud. Seguramente el tema ahora cobre otro significado.

Un abrazo.

[Concha Vidal]

Un bonito homenaje a los perros. Muchas veces, bastante mejor que los humanos.
Saludos mediterráneos.

[Luis M]

Triste y bonito poema, Manuel. Y sí, los perros a menudo saben más de humanidad que los propios humanos. Me gustó leerte, compañero, a pesar de que no soy un fan de las rimas. Un cordial saludo.

[Manuel Rubio]

Triste y bonito poema, Manuel. Y sí, los perros a menudo saben más de humanidad que los propios humanos. Me gustó leerte, compañero, a pesar de que no soy un fan de las rimas. Un cordial saludo.

Sé de tu poca afinidad por las rimas, Luis;por lo que te agradezco doblemente tu visita.
Del tema...vivo ahora en un sitio rural, en donde se ven constantemente perros abandonados, sobre todo al principio del verano. Parece que los animales estorban para la vacaciones. Me encuentro a muchos atropellados, pues están criados en casas, y cuando los sueltan, no saben lógicamente donde están los peligros.
Lo que narro en el poema es real. El pobre perro, despues de haberlo abandonado su miserable dueño, por las razones que también muestro, quiso volver a su casa recorriendo 30 km desde donde fue abandonado. por desgracia cayó a doscientos metros de su objetivo, en un cruce para entrar a la urbanización.
Pensé que se merecía ser recordado, tan solo por eso.

Te reitero mi agradecimiento por tu visita.

Saludos

[Jorge Salvador]

El poema grita la nobleza de tu alma amigo. Los animales son infinitamente mejores que el ser humano. Ellos devuelven siempre amor a nuestras patadas. Esto sucede porque no tienen ego, y el ser humano lo tiene bien adentro. El ego es el culpable de todas nuestras maldades, que no son pocas.
Me uno a ti en el recuerdo a ese y tantos otros perros y gatos abandonados por aquellos a los que consideran su familia.
Triste, tristísimo... pero bien real tu retrato.
Un abrazo...

[Rafel Calle]

Hermoso trabajo, amigo Manuel, este polimétrico que habla del mejor amigo del hombre.
Abrazos.