El poema que jamás concluiste

[Rosa Marzal]

¿Recuerdas el poema que jamás concluiste?

Comenzaba igual que casi todos :

El destino sembró espuelas sobre el cielo esa noche
en la que rugían de hambre los tractores.
Tú no eras más que un amasijo de carne y sangre
unidas todavía al cordón umbilical
de la nada.
Los búhos afilaban su mirada, intuyendo
bajo la superficie de la tierra
un huidizo temblor.
Ya entonces, el grito de tu recién nacida voz
era una herida abierta
sobre la blanda carne del futuro.


(luego continuabas desempolvando pálidos recuerdos)

Añorabas tu casa.
Tu patria era del color de sus ojos.


(la tormenta se cebó con tu signo)

El viento trajo consigo una mañana
ubres negras y fósiles de sueños.


( Te lo advierto,

¡deja ya de hurgar en el vientre del pasado con uñas de nostalgia!)

Empecemos de nuevo:

¿Recuerdas el cuento que jamás concluiste?

Erase una vez una niña que jugó con su sombra;
la sombra se encogía y agrandaba,
se filtraba lentamente por la sal
de las lágrimas...


(No, nada de lágrimas)

Érase una vez una niña que jugaba a domesticar
su sombra,
un invierno salpicado de flores encendidas,
y un verano que reventó con su luz
quince otoños de infancia.

[Antonia Mauro]

Pues si está muy bien concluído el poema Rosa,
perfectamente concluído.

Muy bueno, nada de lágrimas, nada de hurgar, nada de nada.

Yo no domestiqué nunca a mi sombra, debería de domesticarme ella a mi.

Sabes qué les digo muchas veces a mis amigos?

Que lo que más me gusta de mí son mis ojos y mi sombra.
me encanta mi sombra jaja
y se riíen y me dicen que estoy loca, pues normal.

Un abrazo.

Érase una vez...me gustan esos comienzos, alguna cosilla tengo también asi.

Muy bueno poema, a como nos tienes acostumbrados.

[Rosario Martín]

"El destino sembró espuelas sobre el cielo esa noche
en la que rugían de hambre los tractores."
Cuando leo poemas así, Rosa,
visualizo en letras mayúsculas la palabra POETA.
Un abrazo, compañera.

[Pilar Morte]

El diálogo interior llega en forma de versos hondos y sentidos. Me gustó el poema, querida amiga, su fondo y forma. Felicidades.
Abrazos
Pilar

[Hallie Hernández Alfaro]

Uff, el inconsciente lleno de elegancia rompe el tiempo en tu palabra.

Me ha impresionado; aplaudo fuerte hasta allí, querida Rosa.

Abrazo enorme.

[Pablo Ibáñez]

Rosa,

impresionante poema, amiga. Me ha encantado la tensión dialéctica y lírica que lo recorre.

Abrazos.

[Rosa Marzal]

Hola, Antonia. Muchas gracias por dejarme tu interesante comentario. A la sombra no se la puede domesticar, únicamente podemos aceptarla como parte esencial de nosotros. Lo que somos es, en gran medida, gracias a ella.
Este poema es un pequeño intento de rebelión contra la melancolía que alimenta a esa sombra que nos acompaña.

Abrazos.

[Rosa Marzal]

Rosario, muchas gracias por tu presencia en este poema y por el más que generoso comentario que me brindas.

Abrazos, querida compañera.

[E. R. Aristy]

¿Recuerdas el poema que jamás concluiste?

Comenzaba igual que casi todos :

El destino sembró espuelas sobre el cielo esa noche
en la que rugían de hambre los tractores.
Tú no eras más que un amasijo de carne y sangre
unidas todavía al cordón umbilical
de la nada.
Los búhos afilaban su mirada, intuyendo
bajo la superficie de la tierra
un huidizo temblor.
Ya entonces, el grito de tu recién nacida voz
era una herida abierta
sobre la blanda carne del futuro.


( luego continuabas desempolvando pálidos recuerdos)

Añorabas tu casa.
Tu patria era del color de sus ojos.


( la tormenta se cebó con tu signo)

El viento trajo consigo una mañana
ubres negras y fósiles de sueños.


( Te lo advierto,

(¡deja ya de hurgar en el vientre del pasado con uñas de nostalgia!)

Empecemos de nuevo:

¿Recuerdas el cuento que jamás concluiste?

Erase una vez una niña que jugó con su sombra;
la sombra se encogía y agrandaba,
se filtraba lentamente por la sal
de las lágrimas...


(No, nada de lágrimas)

Érase una vez una niña que jugaba a domesticar
su sombra,
un invierno salpicado de flores encendidas,
y un verano que reventó con su luz
quince otoños de infancia.

Un diálogo entre las mentes que laten dentro del yo. Me gusta el desarrollo poetico que le has dado, Rosa. Un poema rebosante debelleza y originalidad. Me alegra volver a leerte. ERA

[Lunamar Solano]

Un profundo y sentido bombeo que explora y desnuda los espacios sensibles querida amiga...
Siempre bello leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[Alonso Vicent]

Ya el hecho de nacer se convierte en intriga; y produce una herida que, en vida, ya nunca ha de cerrarse.
Nostalgias ha de haberlas, y poemas preciosos, como este que intenta cicatrizar cada recuerdo.
El poema sigue inacabado... y que siga así mucho tiempo, porque queda genial.
Un abrazo, Rosa, desde estas lluvias.

[Marius Gabureanu]

Es tan hermoso volver al otoño de la infancia, querida amiga, con tres mil velas de silencio encendidas;
leerte en este trance que se apodera de la vida, del cuento jamas concluido,
cambiando de sombra,cicatrizando olvidos.
Un poema con candados de luz. Mis abrazos, Rosa.

[Ana García]

¡Uff, que maravilla de poema!
Me encanta el mensaje, el ritmo, la ternura y todos los giros del poema.
Te felicito, Rosa.
Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Brillante y original propuesta. Ese juego a dos voces lleva dentro la semilla de la buena poesía. Enhorabuena y un abrazo.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Pura belleza poética!!

Todo el poema es para destacar, con momentos sublimes como éste:

"Erase una vez una niña que jugó con su sombra;
la sombra se encogía y agrandaba,
se filtraba lentamente por la sal
de las lágrimas..."

Todo un placer de lectura, querida amiga.

Un bico.