El olvido que nos habita
Publicado: Jue, 29 Ago 2019 18:23
I
Entraban y salían de mi las ciudades.
Se acostumbró la distancia,
los kilómetros de hormigón y cristales
a los pies que nos llevaban,
la rabia que caía hacia adentro,
a lo ancho de las arterias, silenciosa,
lejos de los ojos de luciérnaga,
arrastraba la voz del olvido.
No pude recordar el canto del aromo,
el aroma del aromo,
el trono de las moras,
el plomo de las gotas
que construyeron esta grieta.
II
Tu mirada de cal se deshace
cuando por la ventana aletea el cielo,
la piel seca que roe la lluvia
se parece más al desierto.
No te pareces a nada,
cuando termina la primavera
las flores no son las mismas,
ayer era alguien que conocía,
cuando termine el día me veré al espejo,
quizá vea el niño que hablaba a gaviotas y gatos,
o al mudo, que olvidó la lengua secreta.
III
Poeta, tu juego de palabras no vale,
tanta metáfora hiriente
tanta parafernalia de consonante y ritmo,
la poesía cae decapitada al abismo,
este texto se muere,
cada vez que termino de leerlo muere otro poco,
caigo y nada de lo que hagas podrá hacer
que mire hacia atrás cuando la memoria me falle,
cuando no recuerde ni quién soy,
ni que fuimos.
Entraban y salían de mi las ciudades.
Se acostumbró la distancia,
los kilómetros de hormigón y cristales
a los pies que nos llevaban,
la rabia que caía hacia adentro,
a lo ancho de las arterias, silenciosa,
lejos de los ojos de luciérnaga,
arrastraba la voz del olvido.
No pude recordar el canto del aromo,
el aroma del aromo,
el trono de las moras,
el plomo de las gotas
que construyeron esta grieta.
II
Tu mirada de cal se deshace
cuando por la ventana aletea el cielo,
la piel seca que roe la lluvia
se parece más al desierto.
No te pareces a nada,
cuando termina la primavera
las flores no son las mismas,
ayer era alguien que conocía,
cuando termine el día me veré al espejo,
quizá vea el niño que hablaba a gaviotas y gatos,
o al mudo, que olvidó la lengua secreta.
III
Poeta, tu juego de palabras no vale,
tanta metáfora hiriente
tanta parafernalia de consonante y ritmo,
la poesía cae decapitada al abismo,
este texto se muere,
cada vez que termino de leerlo muere otro poco,
caigo y nada de lo que hagas podrá hacer
que mire hacia atrás cuando la memoria me falle,
cuando no recuerde ni quién soy,
ni que fuimos.