El viaje

[Ramón Carballal]

Parecía irreal el día.

La luz añil de las primeras horas
se reflejaba en los espejos de tus lentes
como un saludo del verano.

En el avión blanco y azul,
la ilusión del turista en los rostros,
el acento suave de las azafatas
y tu temor de paloma herida.

Ni a ti ni a mí nos gustó el hotel
-de estructura funcional, anodino-,
un hotel alejado del pálpito de esta urbe milenaria,
de su río lento y sus balcones sin memoria.

Aprendimos alguna palabra cortés
-dóbre ranó o děkuji-
en el metro la costumbre del silencio
y afuera gente tranquila, rubia, alta
como espigas de lúpulo.

Recuerdo la plaza del reloj,
los músicos tocando en las calles sombrías,
los puestos de fruta y verduras,
el agradable olor del pan recién horneado,
los libros antiguos expuestos al sol de agosto.

Desde las orillas del Moldava se veía la fortaleza,
gris, fósil como una nube de piedra.

Con lentitud cruzamos el puente
sintiendo que eran las estatuas un desfile marchito,
la torre a la espalda y el ruido imaginario de un cañón,
el clamor de las herejías, el tronar de los imperios
y el sueño de Kafka en las casas de colores.

Yo te sugerí que nos acercáramos al parque acuático,
hasta aquel bosque en la colina,
lejos del castillo y los comercios,
de la multitud que subía o bajaba sin tregua.

Y ya solo fue caminar sobre los adoquines seculares,
repitiendo con dulzura vocablos desconocidos
-Staré Mesto, Hradcany, Josefov-
como si así hiciéramos nuestro
algo de esta hermosa ciudad que es más ayer que hoy,
más historia que presente.

[Javier Dicenzo]

Tremenda historia de pasión, excelente nivel literario. gran aporte para alaire.

[Pilar Morte]

Qué hermoso viaje nos llegó con tus versos. Me gustó mucho el poema porque, además de bien escrito, llega al lector.
Abrazos
Pilar

[Pablo Ibáñez]

Ramón,

me ha gustado mucho este viaje emocional por Chequia. En este caso los detalles tienen un carácter más narrativo de lo que es habitual en ti, menos críptico, más claro. La sugestión literaria no pierde enteros por ello y el discurso, la voz propia, se amplía a distintos registros y se fortalece. Si hay talento, claro. Y en tu caso lo hay.

Un placer como siempre.
Abrazo.

[E. R. Aristy]

Parecía irreal el día.

La luz añil de las primeras horas
se reflejaba en los espejos de tus lentes
como un saludo del verano.

En el avión blanco y azul,
la ilusión del turista en los rostros,
el acento suave de las azafatas
y tu temor de paloma herida.

Ni a ti ni a mí nos gustó el hotel
-de estructura funcional, anodino-,
un hotel alejado del pálpito de esta urbe milenaria,
de su río lento y sus balcones sin memoria.

Aprendimos alguna palabra cortés
-dóbre ranó o děkuji-
en el metro la costumbre del silencio
y afuera gente tranquila, rubia, alta
como espigas de lúpulo.

Recuerdo la plaza del reloj,
los músicos tocando en las calles sombrías,
los puestos de fruta y verduras,
el agradable olor del pan recién horneado,
los libros antiguos expuestos al sol de agosto.

Desde las orillas del Moldava se veía la fortaleza,
gris, fósil como una nube de piedra.

Con lentitud cruzamos el puente
sintiendo que eran las estatuas un desfile marchito,
la torre a la espalda y el ruido imaginario de un cañón,
el clamor de las herejías, el tronar de los imperios
y el sueño de Kafka en las casas de colores.

Yo te sugerí que nos acercáramos al parque acuático,
hasta aquel bosque en la colina,
lejos del castillo y los comercios,
de la multitud que subía o bajaba sin tregua.

Y ya solo fue caminar sobre los adoquines seculares,
repitiendo con dulzura vocablos desconocidos
-Staré Mesto, Hradcany, Josefov-
como si así hiciéramos nuestro
algo de esta hermosa ciudad que es más ayer que hoy,
más historia que presente.

Checolovaskia, wow! Qué belleza de poema, Ramón. Qué maravilloso viaje, Paraíso del Arte. He tratado de traducir las dos frases que utilizas en Checko.
Suena muy lindo este idioma.

Un viaje intimo pero también cultural:



Con lentitud cruzamos el puente
sintiendo que eran las estatuas un desfile marchito,
la torre a la espalda y el ruido imaginario de un cañón,
el clamor de las herejías, el tronar de los imperios
y el sueño de Kafka en las casas de colores.

Un placer de lectura, Ramón. Abrazos, ERA

[Ramón Carballal]

Tremenda historia de pasión, excelente nivel literario. gran aporte para alaire.

Gracias, Javier, por tu generoso comentario. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Qué hermoso viaje nos llegó con tus versos. Me gustó mucho el poema porque, además de bien escrito, llega al lector.
Abrazos
Pilar

Gracias, Pilar. Me alegra que te haya gustado el poema. Un abrazo.

[Lunamar Solano]

Reluciente mirada que recoge los instantes vívidos y despliega el silencio para hacerlos vibrar... hermoso paseo querido amigo... siempre gracias...
Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[Arturo Rodríguez Milliet]

Entrañable crónica de las sensaciones que evocas del viaje.
Tan grata lectura como un paseo a orillas del rio de una ciudad que descubres.
Un abrazo Ramón.

[Antonia Mauro]

Qué buen viaje Ramón. Qué envidia!

Buen poema.
Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Ramón,

me ha gustado mucho este viaje emocional por Chequia. En este caso los detalles tienen un carácter más narrativo de lo que es habitual en ti, menos críptico, más claro. La sugestión literaria no pierde enteros por ello y el discurso, la voz propia, se amplía a distintos registros y se fortalece. Si hay talento, claro. Y en tu caso lo hay.

Un placer como siempre.
Abrazo.

Gracias, Pablo, por leer y comentar. Es bueno que un poeta trate de no ser unidimensional. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Parecía irreal el día.

La luz añil de las primeras horas
se reflejaba en los espejos de tus lentes
como un saludo del verano.

En el avión blanco y azul,
la ilusión del turista en los rostros,
el acento suave de las azafatas
y tu temor de paloma herida.

Ni a ti ni a mí nos gustó el hotel
-de estructura funcional, anodino-,
un hotel alejado del pálpito de esta urbe milenaria,
de su río lento y sus balcones sin memoria.

Aprendimos alguna palabra cortés
-dóbre ranó o děkuji-
en el metro la costumbre del silencio
y afuera gente tranquila, rubia, alta
como espigas de lúpulo.

Recuerdo la plaza del reloj,
los músicos tocando en las calles sombrías,
los puestos de fruta y verduras,
el agradable olor del pan recién horneado,
los libros antiguos expuestos al sol de agosto.

Desde las orillas del Moldava se veía la fortaleza,
gris, fósil como una nube de piedra.

Con lentitud cruzamos el puente
sintiendo que eran las estatuas un desfile marchito,
la torre a la espalda y el ruido imaginario de un cañón,
el clamor de las herejías, el tronar de los imperios
y el sueño de Kafka en las casas de colores.

Yo te sugerí que nos acercáramos al parque acuático,
hasta aquel bosque en la colina,
lejos del castillo y los comercios,
de la multitud que subía o bajaba sin tregua.

Y ya solo fue caminar sobre los adoquines seculares,
repitiendo con dulzura vocablos desconocidos
-Staré Mesto, Hradcany, Josefov-
como si así hiciéramos nuestro
algo de esta hermosa ciudad que es más ayer que hoy,
más historia que presente.

Checolovaskia, wow! Qué belleza de poema, Ramón. Qué maravilloso viaje, Paraíso del Arte. He tratado de traducir las dos frases que utilizas en Checko.
Suena muy lindo este idioma.

Un viaje intimo pero también cultural:



Con lentitud cruzamos el puente
sintiendo que eran las estatuas un desfile marchito,
la torre a la espalda y el ruido imaginario de un cañón,
el clamor de las herejías, el tronar de los imperios
y el sueño de Kafka en las casas de colores.

Un placer de lectura, Ramón. Abrazos, ERA

Muchas gracias, Era, por tus amables palabras. Dobré ranó es Buenos días en español y děkuji es Gracias. Staré Mesto, Hradcany, Josefov, son barrios de Praga. Un abrazo.

[Óscar Distéfano]

Una hermosa crónica poética (de las que tanto me gustan), donde demuestras maestría en la técnica de la descripción emocional. Realmente, a mi me parece un poema de altura, de primera, muy agradable de leer.

Un abrazo, Ramón.
Óscar

[Ramón Carballal]

Reluciente mirada que recoge los instantes vívidos y despliega el silencio para hacerlos vibrar... hermoso paseo querido amigo... siempre gracias...
Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Gracias, Nancy, por tu lectura y palabras. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Entrañable crónica de las sensaciones que evocas del viaje.
Tan grata lectura como un paseo a orillas del rio de una ciudad que descubres.
Un abrazo Ramón.

Gracias, Arturo, por el amable comentario. Un abrazo.