Tus besos de orca

[Marius Gabureanu]

Hacíamos el amor en Antártica.
Todo eso era unos cubos de hielo
al fondo de un vaso de coñac,
mi alma y la tuya mezcladas hasta quedar borrachas
en su erosión veraniega.
Hacíamos el amor en Antártica
/pingüinos reales se acercaban a contemplar
tus besos sin gravedad/;
nuestro poema al revés, el revés del frío
que inunda los cuerpos
plasmados en rituales de ceniza.
Era la moda de los cabellos de fósforo
y de las estrellas muertas
pero yo podía suponer que no hay verdades en Antártica,
que allí, entre los obeliscos de nuestro descomunal adiós,
entre el invierno y la apariencia diluida de un dios calvo
y su voz de harina,
podíamos fingir

que nos importaba
la vida de los pingüinos reales.

[Julio Gonzalez Alonso]

Hacíamos el amor en Antártica.
Todo eso era unos cubos de hielo
al fondo de un vaso de coñac,
mi alma y la tuya mezcladas hasta quedar borrachas
en su erosión veraniega.
Hacíamos el amor en Antártica
/pingüinos reales se acercaban a contemplar
tus besos sin gravedad/;
nuestro poema al revés, el revés del frío
que inunda los cuerpos
plasmados en rituales de ceniza.
Era la moda de los cabellos de fósforo
y de las estrellas muertas
pero yo podía suponer que no hay verdades en Antártica,
que allí, entre los obeliscos de nuestro descomunal adiós,
entre el invierno y la apariencia diluida de un dios calvo
y su voz de harina,
podíamos fingir

que nos importaba
la vida de los pingüinos reales.

Aparte de la originalidad y frescura (no sólo por el clima antártico) del texto, resulta gratificante la lectura tan fluida del poema y el ritmo coherente y persistente del mismo. Una buena creación, sin duda.
Salud.

[Marius Gabureanu]

Muchas gracias Julio, por hacer sentida tu valiosa presencia. Me alegro mucho que te ha gustado. Recibe mis abrazos y feliz fin de semana.

[Antonia Mauro]

Me declaro adicta: entre otras cosas, al gazpacho, a las sonrisas, al invierno, a tus versos...a lo que más, a tus versos.

Creo que hay momentos en los que no importa nada, sólo eso que pasa entre dos.

Aquí estamos, desde una tormenta que parece tropical, acaba de bajar la temperatura diez grados, porque era insoportable este calor. Está tronando fuerte y cerca en este momento.

Siempre me pasa en verano, quiero vivir en Alaska. O aquí mismo, en un palacio de hielo. O una casa normalita, pero de hielo.

Y ahora voy a meterme debajo de la lluvia, a refrescar la mente. Y ya me callo o me mandarás callar jaja. No tengo remedio.

Un, dos, tres, callada.

Milbesos.

Vengo a editar pero callada, sólo te leo. Es que me olvidaba comentarte que antes, estando en el bar de Charo, entró un rumano, me di cuenta por como hablaba, y le dije: sé rumano, dos palabras, y le solté, innainte sa ne fi nascut, y se partía de risa el hombre. Sé otras dos pero no sé las dije, no fuera a malinterpretarme el hombre.

[Marius Gabureanu]

Antonia, te agradezco tan hermoso y extenso comentario, querida amiga. Ojalá las tormentas, aunque fueran tropicales, duren lo que dura un párpado. . Tú ya tienes un palacio de hielo, querida amiga, porque llevas poesía en tu sangre. La primera frase con la que inicias el comentario me parece un muy buen comienzo para un nuevo poema tuyo:

Me declaro adicta: entre otras cosas, al gazpacho, a las sonrisas,
al invierno, a los versos de la noche.

Puse lo de los versos de la noche porque, como bien sabes, soy un ser melancólico, pero sí, eso te quería decir, que hay poesía por todo lado en tu forma de ser. Me hiciste reír con lo del rumano. Inainte sa ne fi nascut es antes que nacer. Muchos abrazos, querida amiga.

[Antonia Mauro]

Muchas gracias por tu respuesta, preciosa por otro lado.

Sé que significa, tú me enseñaste ese grupo. Lo escucho muy a menudo y esa canción mucho más y con la letra traducida. Ya casi me la sé, en español y casi en rumano, un día te la canto, sabes que canto muy bien jaja.

"Antes de nacer te pedí elegir el color de mis ojos,
pero nuestras almas eran jóvenes
y nunca habían caído en la tierra,
todo lo que vimos hasta entonces fue el cielo,
así que elegiste azul".

Prometo escribir ese poema, no sé cuándo saldrá, porque tendrá que ser muy bueno para estar a tu altura y no defraudarte.
Y por supuesto te lo dedico a ti. Nació de este comentario. Espero que salga pronto.

Firmado: Perséfone, desde mi palacio de hielo ardiente.


Pda., No me atreví a decirle al rumano que también sé decir: te iubesc jaja. No se lo fuera a creer y además no le había visto en mi vida Pero se rió a carcajadas cuando le espeté la frase, toda orgullosa de mi perfecta entonación y pronunciación. Ya sabes que soy muy graciosa y la gente se ríe conmigo. Algunas veces incluso me confunden con alguna artista (aquí va un emoticono de estrella).

Besos.

[Marius Gabureanu]

jjajaja...nunca le digas a un rumano te iubesc ( te quiero) porque los rumanos creen tanto en un momento dado, que se consideran los dueños del mundo... hasta el siguiente día, cuando tienen que volver a recorrer sus vidas en chanclas de soledad. Muchas gracias por compartir estos momentos conmigo, Antonia. Todavía escucho a ese grupo, del que estamos hablando. Estoy seguro que me encantará
leer un poema tuyo que nació de esos momentos que compartimos, y si me lo vas a dedicar, me voy a poner como un tiburón de los que
nunca han aparecido en la tele, así que no te preocupes por llegar a mi altura, porque estoy muy a fondo del océano de la nada. Sólo quería saludarte de nuevo y acabé dejando un comentario filosófico. Mis abrazos, querida amiga.

[Antonia Mauro]

jjajaja...nunca le digas a un rumano te iubesc ( te quiero) porque los rumanos creen tanto en un momento dado, que se consideran los dueños del mundo... hasta el siguiente día, cuando tienen que volver a recorrer sus vidas en chanclas de soledad. Muchas gracias por compartir estos momentos conmigo, Antonia. Todavía escucho a ese grupo, del que estamos hablando. Estoy seguro que me encantará
leer un poema tuyo que nació de esos momentos que compartimos, y si me lo vas a dedicar, me voy a poner como un tiburón de los que
nunca han aparecido en la tele, así que no te preocupes por llegar a mi altura, porque estoy muy a fondo del océano de la nada. Sólo quería saludarte de nuevo y acabé dejando un comentario filosófico. Mis abrazos, querida amiga.

Sí, pues no pude reprimir las ganas de volver. Otra vez filosófico y precioso. Es que tú eres poesía Marius.

Ante palabras así es difícil no venir.
Cómo un tiburón? Espero que seas un tiburón vegetariano jaja...me queda tanto por hacer...quiero ir al puente.

Soy maga, ya lo sabes también, además de simpática, yo también soy asidua al fondo de los mares (me gusta visitar un restaurante de vez en cuando,: el crustáceo crujiente jajaja. Vete a Google ya verás. Es de bob esponja. Me suelo pedir una chisburguer crangeburger crujiente.

Tengo cañas especiales, soy capaz de sacar a tiburones del fondo del mar.

Y a tu altura no puedo llegar. En tacones de 20 centímetros me mato jaja.

Gracias Marius por tu palabras. Es un placer y un honor compartir momentos espaciales con mis personas especiales.

Nos vemos en el puente.

[E. R. Aristy]

Hacíamos el amor en Antártica.
Todo eso era unos cubos de hielo
al fondo de un vaso de coñac,
mi alma y la tuya mezcladas hasta quedar borrachas
en su erosión veraniega.
Hacíamos el amor en Antártica
/pingüinos reales se acercaban a contemplar
tus besos sin gravedad/;
nuestro poema al revés, el revés del frío
que inunda los cuerpos
plasmados en rituales de ceniza.
Era la moda de los cabellos de fósforo
y de las estrellas muertas
pero yo podía suponer que no hay verdades en Antártica,
que allí, entre los obeliscos de nuestro descomunal adiós,
entre el invierno y la apariencia diluida de un dios calvo
y su voz de harina,
podíamos fingir

que nos importaba
la vida de los pingüinos reales.

Logras magnificas imágenes, Marius. Te lanzas y vuelas. Caes de pie y sigues esquiando con gracia.

[Hallie Hernández Alfaro]

Hermoso, integrador, brillante. Creo que este poema alcanza un lugar-privilegiado en la atmósfera de tu genio creador; no exagero nada, que lo sepas.

Abrazos, querido amigo.