Estaciones sentimentales - XLVI - Almejas en el atardecer

[J. J. Martínez Ferreiro]

Las almejas en el atardecer de la marea baja
salen a respirar
contra las apartadas luces
de los embarcaderos.
Las almejas abriéndose
como los sexos de las mujeres maduras,
mujeres que se extienden como la niebla
y son ahora animales más finos
rozando lentamente
las aguas en sosiego

Ellas, todas juntas,
miraban el monótono azul
peinando las guedejas blancas de las ventanas
agonizantes de tanta nube invencible,
del gris de plomo
de las gaviotas jóvenes.

Aquellas mujeres moviéndose
hacía al rincón obscuro
como la noche de una estancia cerrada;
me refiero al rincón de las nucas
que lleva algún fulgor de tacones hambrientos
me refiero a la parte de sus labios
que llevan los venenos.

En esta hora bruja las serpientes sueñan
enmarañando sus intensos ojos desmelenados.

Allá afuera, donde las mujeres son rosas de frío,
las más dulces hojas de la piel
se entreabren en remolino,
las seductoras rosas de lascivas intimidades.

[Marius Gabureanu]

Me alegro mucho por ser el primero en dejar huella en uno de los mejores poemas que he leído en Alaire. Erotismo en mayúsculas, fantástico escenario. Mis abrazos, Ferreiro, y felicitaciones.

[Pilar Morte]

Dejas, querido amigo, un poema de imágenes impactantes. Buenos versos para releer y beber su hondura.
Abrazos
Pilar

[E. R. Aristy]

I
Las almejas en el atardecer de la marea baja
salen a respirar
contra las apartadas luces
de los embarcaderos.
Las almejas abriéndose
como los sexos de las mujeres maduras,
mujeres que se extienden como la niebla
y son ahora animales más finos
rozando lentamente
las piedras y el agua en calma.

II
Ellas, todas juntas,
miraban el monótono azul
peinando las guedejas blancas de las ventanas
agonizantes de tanta nube invencible,
del gris de plomo
de las gaviotas jóvenes.

III
Aquellas mujeres moviéndose
hacía al rincón obscuro
que es como la noche de una habitación cerrada;
me refiero al rincón de las nucas
que lleva algún fulgor de tacones hambrientos me refiero
a las partes de sus labios que llevan los venenos.

En esta hora bruja las serpientes que sueñan
se enredan en sus largos ojos
avanzando desmelenados.

IV
Allá afuera, donde las mujeres son rosas de frío,
las más dulces hojas de la piel
se entreabren, en remolino, sobre un lecho de guitarras;
las seductoras rosas
de lascivas intimidades.

Un poema de fino erotismo al sexo femenino. Una flor viva de poesía, Ferreiro.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Me alegro mucho por ser el primero en dejar huella en uno de los mejores poemas que he leído en Alaire. Erotismo en mayúsculas, fantástico escenario. Mis abrazos, Ferreiro, y felicitaciones.

Gracias, Marius, por abrir este tema con "tremendo" comentario. Es todo un honor que lo mires con esa lente distorsianda.

Un muy fuerte abrazo, querido amigo.

[Ramón Carballal]

Erotismo elegante en sugerentes imágenes marinas. Felicidades por el poema. Unha aperta.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Dejas, querido amigo, un poema de imágenes impactantes. Buenos versos para releer y beber su hondura.
Abrazos
Pilar

Celebro que te haya gustado, querida amiga.

Un bico, Pilariña.

[Rafel Calle]

Tan bello como evocador trabajo, amigo Ferreiro.
Felicidades.
Abrazos.

[Guillermo Cumar]

Qué bien se mueve la almeja en el embarcadero.Qué bien suena. Qué bien pone el remedio. Tu sensibilidad ataja a la mía y ahí estamos compañero.
Viva la almeja en el atardecer

[J. J. Martínez Ferreiro]

Un poema de fino erotismo al sexo femenino. Una flor viva de poesía, Ferreiro.

"Una flor viva de poesía"
Gracias Roxane por tan hermoso comentario. Celebro que lo hayas disfrutado.

Un bico grande.

[Julio Gonzalez Alonso]

En ti el verbo se desata y cubre de sensualidad carnal el poema. Ya no veré de igual manera que antes las almejas...
Un abrazo añorador (si es que eso existe) de otros exquisitos frutos marinos, como los percebes al rumor frío del godello.
Salud.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Erotismo elegante en sugerentes imágenes marinas. Felicidades por el poema. Unha aperta.

Gracias, Ramón, por pasar y dejar tu huella en estos versos.

Abrazos y salud.

[Ricardo Serna G]

LVI

En el atardecer,
contra las apartadas luces de los embarcaderos,
las mujeres tendidas en la ribera,
se abren y respiran
como almejas en la marea baja,

mujeres que se extienden como la niebla
y son ahora animales más finos
rozando suavemente
las guijarros del agua adormecida,

mujeres que se mueven
hacía el rincón oscuro
como la noche en una ría hambrienta.
Me refiero a la hora bruja de las anguilas soñando
cuando se desmarañan sus miradas gomosas,
absortas y desmelenadas.
Me refiero al rincón de las nucas
y a la parte de sus labios que llevan los venenos.

Ellas, todas juntas, miraban el azul monótono
peinando la melena blanca de las olas agonizantes
de tanto celaje invencible,
marchitas en el gris ceniza de las gaviotas jóvenes.

Allá afuera, donde las mujeres son rosas de frío,
las más dulces hojas de la piel
se entreabren, en remolino, sobre un lecho de mares pálidos;
las seductoras rosas de lascivas intimidades.

Maestro


Hermosas y sugerentes imágenes poéticas

Lo felicito



Un abrazo fuerte

[J. J. Martínez Ferreiro]

Tan bello como evocador trabajo, amigo Ferreiro.
Felicidades.
Abrazos.

Celebro que hayas disfrutado de estos versos, amigo Rafa.

Abrazos y salud.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Qué bien se mueve la almeja en el embarcadero.Qué bien suena. Qué bien pone el remedio. Tu sensibilidad ataja a la mía y ahí estamos compañero.
Viva la almeja en el atardecer

Gracias por pasar y comentar, amigo Guillermo. Celebro que hayas disfrutado de estos versos.

Abrazos y salud.