Alrededor de la luz de la materia muerta

[Rosa Marzal]

"Vosotras, las familiares,
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas". "Las moscas" Antonio Machado.


Mi entrañable enemiga:
no sé por qué te escribo esta carta-poema
habiendo tantas cosas importantes por decir,
tantas cosas...
verdades que se ahogan en lagos profundos
de silencio.

Me ha conmovido tu agónica silueta
sobre el entarimado de la soledad.
Pateas y pateas, sin piedad, el vacío,
tratando de voltear la muerte, suplicando con gesto
desesperado
un milagro improbable,
percibiendo tan solo la aséptica frialdad
de un blanco cielo de escayola.

Vieja desconocida,
¡cómo echo de menos
tu huella en los cristales de mi infancia!

¿Recuerdas cómo te odiaba entonces? Cuando revoloteabas, desafiante, a mi alrededor y encendías con tu soniquete mi furia, y yo trataba de aplastar tu alma, o dentro del fresco patio, cuando ardía el verano y te acercabas, sigilosa y, compitiendo con nosotros, los humanos, tratabas de degustar la fruta fresca, la suculenta carne recién horneada.

En mi ingenuidad no comprendía
el nexo que, inevitablemente, nos ligaba.
Tú, como yo, zumbamos
de tarde en tarde
alrededor de la luz de la materia muerta;
nos alimentamos de sus restos
cuando la vida no da más juego, no da más
que un pobre pasaporte a la nostalgia.
Las dos percibimos que nuestro destino
es arañar el aire sin tregua, tratar de perforar
los agujeros negros que presagian la muerte.

Mi odiada amiga:
busquemos una casa en donde refugiarnos
del frío que atraviesa los cristales
de la incertidumbre,
de la química lluvia que se filtra
en las venas
para evitar el oscuro beso de la parca,
de los túmulos blancos
donde se posa el miedo.

¡Cómo nos parecemos tú y yo,
desesperante insecto!
Cuánta felicidad, cuánto dolor
no habremos compartido,
mi furibunda, vital, zumbona y trágica
enemiga.

[E. R. Aristy]

"Vosotras, las familiares,
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas". "Las moscas" Antonio Machado.


Mi entrañable enemiga:
no sé por qué te escribo esta carta-poema
habiendo tantas cosas importantes por decir,
tantas cosas...
verdades que se ahogan en lagos profundos
de silencio.

Me ha conmovido tu agónica silueta
sobre el entarimado de la soledad.
Pateas y pateas, sin piedad, el vacío,
tratando de voltear la muerte, suplicando con gesto
desesperado
un milagro improbable,
percibiendo tan solo la aséptica frialdad
de un blanco cielo de escayola.

Vieja desconocida,
¡como echo de menos
tu huella en los cristales de mi infancia!

¿Recuerdas cómo te odiaba entonces? Cuando revoloteabas, desafiante, a mi alrededor y encendías con tu soniquete mi furia, y yo trataba de aplastar tu alma, o dentro del fresco patio, cuando ardía el verano y te acercabas, sigilosa y, compitiendo con nosotros, los humanos, tratabas de degustar la fruta fresca, la suculenta carne recién horneada.

En mi ingenuidad no comprendía
el nexo que, inevitablemente, nos ligaba.
Tú, como yo, zumbamos
de tarde en tarde
alrededor de la luz de la materia muerta;
nos alimentamos de sus restos
cuando la vida no da más juego, no da más
que un pobre pasaporte a la nostalgia.
Las dos percibimos que nuestro destino
es arañar el aire sin tregua, tratar de perforar
los agujeros negros que presagian la muerte.

Mi odiada amiga:
busquemos una casa en donde refugiarnos
del frío que atraviesa los cristales
de la incertidumbre,
de la química lluvia que se filtra
en las venas
para evitar el oscuro beso de la parca,
de los túmulos blancos
donde se posa el miedo.

¡Cómo nos parecemos tú y yo,
desesperante insecto!
Cuánta felicidad, cuanto dolor
no habremos compartido,
mi furibunda, vital, zumbona y trágica
enemiga.

Inquietantes verdades viven entre nosotros. Son parte de nosotros mismos. Llega un día que nos quitamos las vendas de los ojos o de la herida y usamos esa venda para darle a la mosca un mortal zumbazo. Me ha parecido un poema inquietante y necesario, Rosa.

[Hallie Hernández Alfaro]

Queridísima Rosa:

Has creado un enorme poema que llega a nosotros con esa cita de Machado. Lo que dijo él lo llevo tatuado en la memoria hace mucho, lo que dices tú, ahora mismo en este poema, también quedará en mi materia viva por siempre.
Puede sonarte algo exagerado lo que digo, pero te aseguro que no lo es.
Cuando entro a una de tus obras, respiro profundo y corticalizo todos los receptores de belleza, todos. Sé, con seguridad a priori, que el mundo cambiará ligeramente después de leerte.

Este es un poema consagrado, uno que ya solo necesita seguir poblando miradas y cerebros, seguir percibiendo el honor de la grandeza.

Abrazos y felicidad, querida amiga.

[Luis M]

Mi entrañable enemiga:
no sé por qué te escribo esta carta-poema
habiendo tantas cosas importantes por decir,
tantas cosas...



y yo trataba de aplastar tu alma,


Las dos percibimos que nuestro destino
es arañar el aire sin tregua


Mi odiada amiga:
busquemos una casa en donde refugiarnos
del frío que atraviesa los cristales
de la incertidumbre,
de la química lluvia que se filtra
en las venas
para evitar el oscuro beso de la parca,
de los túmulos blancos
donde se posa el miedo.

¡Cómo nos parecemos tú y yo,
desesperante insecto!
Cuánta felicidad, cuanto dolor
no habremos compartido,
mi furibunda, vital, zumbona y trágica
enemiga.

Aunque naturalmente nos dediquemos a aplastarlas , está claro que son compañeras inseparables de nuestra existencia, y como tal se merecen un pequeño homenaje (que en este caso, y como en el poema de Machado, no es pequeño en absoluto) . Es difícil destacar algún verso en especial, pero los que dejo arriba me parecieron especialmente buenos. Es un poema precioso, Rosa. Mis aplausos y un gran abrazo, querida amiga.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Todo él una maravilla de sensibilidad y sabiduría lírica, amiga Rosa.

Un buen poema ha de ser como una cordillera, ha de tener sus valles y sus cumbres, si todos son momentos cumbres, la cosa se hace monótona y pesada, más a´ún que esas casi entrañables moscas.

Estas que señalo son las cumbres desde mi subjetivo ángulo de visión

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tantas cosas...
verdades que se ahogan en lagos profundos
de silencio.

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Pateas y pateas, sin piedad, el vacío,
tratando de voltear la muerte, suplicando con gesto
desesperado
un milagro improbable,
percibiendo tan solo la aséptica frialdad
de un blanco cielo de escayola.


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Tú, como yo, zumbamos
de tarde en tarde
alrededor de la luz de la materia muerta;
nos alimentamos de sus restos
cuando la vida no da más juego, no da más
que un pobre pasaporte a la nostalgia.
Las dos percibimos que nuestro destino
es arañar el aire sin tregua, tratar de perforar
los agujeros negros que presagian la muerte.
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busquemos una casa en donde refugiarnos
del frío que atraviesa los cristales
de la incertidumbre,
de la química lluvia que se filtra
en las venas
para evitar el oscuro beso de la parca,
de los túmulos blancos
donde se posa el miedo.

Un POEMAZO en toda regla.

Todo un placer de lectura, querida amiga.

Un bico.

[Pilar Morte]

Rosa, querida amiga, tu listón siempre alto nos deja versos dicentes y hermosos. La imagen de la mosca con la realidad vivida ha sido un acierto. Felicidades por esta obra.
Abrazos
Pilar

[Pablo Ibáñez]

Rosa,

me parece un estupendo poema, amiga. Siguiendo la estela de Machado, estableces un diálogo con la mosca que atrapa y encandila. Las referencias a la infancia, al hogar, a la comida, a la cotidianeidad, generan un fondo tierno y evocador, muy poético. La mosca, amada y odiada al mismo tiempo, se convierte en símbolo de la vida (y de la muerte), en compañera, en espejo del narrador poético, espejo sobre el que se alegra y se lamenta de su propia vida, en sus dulzuras y en sus miserias.
En cuanto a la forma, me ha gustado mucho la inserción de un tramo de prosa en medio del poema. Cambia el ritmo y la textura del texto, le hace libre y reflexivo a la vez, original y completo.

Me ha gustado muchísimo, Rosa.

Un abrazo.

[Rafel Calle]

Muy bello trabajo, amiga Rosa, que conceptualmente me parece un hallazgo. Este poema creo que hay que colocarlo junto a tus mejores obras. Con una versificación de alta escuela, como es habitual en ti, el desarrollo literario no le anda a la zaga; efectivamente, la brillantez del concepto viene acompañada de un discurso inteligente, profundo, muy evocador. Apunto como curiosidad el párrafo en versículos (prosa versicular o poema en prosa), que como se puede observar, solo difiere de los versos en la pausa versal, lo demás es idéntico.
Felicidades por el poema, sin duda un buen poema.
Abrazos.

[Óscar Distéfano]

Un poema exquisito, sensible, que emociona por su contagiante recuperación del pasado remoto. Es para mí muy grato volver a leerte, amiga. Me encanta que te introduzcas en el realismo para rescatar la magia de la poesía. Enhorabuena.

Un abrazo.
Óscar

[Marius Gabureanu]

Es un poema completo, querida amiga, es una descripción del alma humano, así lo percibo, con detalles minuciosos y metáforas de gran profundidad, nos haces reflexionar sobre la existencia, concluyo que es un poema filosófico, un poema que abre caminos, innovador, un paso adelante para la poesía. Muchos abrazos y felicitaciones, Rosa.

[Rosa Marzal]

"Vosotras, las familiares,
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas". "Las moscas" Antonio Machado.


Mi entrañable enemiga:
no sé por qué te escribo esta carta-poema
habiendo tantas cosas importantes por decir,
tantas cosas...
verdades que se ahogan en lagos profundos
de silencio.

Me ha conmovido tu agónica silueta
sobre el entarimado de la soledad.
Pateas y pateas, sin piedad, el vacío,
tratando de voltear la muerte, suplicando con gesto
desesperado
un milagro improbable,
percibiendo tan solo la aséptica frialdad
de un blanco cielo de escayola.

Vieja desconocida,
¡como echo de menos
tu huella en los cristales de mi infancia!

¿Recuerdas cómo te odiaba entonces? Cuando revoloteabas, desafiante, a mi alrededor y encendías con tu soniquete mi furia, y yo trataba de aplastar tu alma, o dentro del fresco patio, cuando ardía el verano y te acercabas, sigilosa y, compitiendo con nosotros, los humanos, tratabas de degustar la fruta fresca, la suculenta carne recién horneada.

En mi ingenuidad no comprendía
el nexo que, inevitablemente, nos ligaba.
Tú, como yo, zumbamos
de tarde en tarde
alrededor de la luz de la materia muerta;
nos alimentamos de sus restos
cuando la vida no da más juego, no da más
que un pobre pasaporte a la nostalgia.
Las dos percibimos que nuestro destino
es arañar el aire sin tregua, tratar de perforar
los agujeros negros que presagian la muerte.

Mi odiada amiga:
busquemos una casa en donde refugiarnos
del frío que atraviesa los cristales
de la incertidumbre,
de la química lluvia que se filtra
en las venas
para evitar el oscuro beso de la parca,
de los túmulos blancos
donde se posa el miedo.

¡Cómo nos parecemos tú y yo,
desesperante insecto!
Cuánta felicidad, cuanto dolor
no habremos compartido,
mi furibunda, vital, zumbona y trágica



Inquietantes verdades viven entre nosotros. Son parte de nosotros mismos. Llega un día que nos quitamos las vendas de los ojos o de la herida y usamos esa venda para darle a la mosca un mortal zumbazo. Me ha parecido un poema inquietante y necesario, Rosa.

Gracias, querida ERA, por venir y dejarme tus impresiones acerca de este poema.


Abrazos.

[Rosa Marzal]

Queridísima Rosa:

Has creado un enorme poema que llega a nosotros con esa cita de Machado. Lo que dijo él lo llevo tatuado en la memoria hace mucho, lo que dices tú, ahora mismo en este poema, también quedará en mi materia viva por siempre.
Puede sonarte algo exagerado lo que digo, pero te aseguro que no lo es.
Cuando entro a una de tus obras, respiro profundo y corticalizo todos los receptores de belleza, todos. Sé, con seguridad a priori, que el mundo cambiará ligeramente después de leerte.

Este es un poema consagrado, uno que ya solo necesita seguir poblando miradas y cerebros, seguir percibiendo el honor de la grandeza.

Abrazos y felicidad, querida amiga.

Muchas gracias, querida amiga. Yo siento (y esto lo digo con total sinceridad) que la pasión que trasmites en cada comentario y tu especial sensibilidad multiplica con creces el valor de mis poemas.

Gracias de corazón, Hallie.

Un gran abrazo.

[Rosa Marzal]

Mi entrañable enemiga:
no sé por qué te escribo esta carta-poema
habiendo tantas cosas importantes por decir,
tantas cosas...



y yo trataba de aplastar tu alma,


Las dos percibimos que nuestro destino
es arañar el aire sin tregua


Mi odiada amiga:
busquemos una casa en donde refugiarnos
del frío que atraviesa los cristales
de la incertidumbre,
de la química lluvia que se filtra
en las venas
para evitar el oscuro beso de la parca,
de los túmulos blancos
donde se posa el miedo.

¡Cómo nos parecemos tú y yo,
desesperante insecto!
Cuánta felicidad, cuanto dolor
no habremos compartido,
mi furibunda, vital, zumbona y trágica
enemiga.

Aunque naturalmente nos dediquemos a aplastarlas , está claro que son compañeras inseparables de nuestra existencia, y como tal se merecen un pequeño homenaje (que en este caso, y como en el poema de Machado, no es pequeño en absoluto) . Es difícil destacar algún verso en especial, pero los que dejo arriba me parecieron especialmente buenos. Es un poema precioso, Rosa. Mis aplausos y un gran abrazo, querida amiga.[/quote

Me alegra que te haya gustado este poema, Luis. Por cierto, lo de aplastarlas pasó a la historia, que ahora soy más civilizada, aunque a veces no es por falta de ganas.

Un gran abrazo, querido amigo.

[Ramón Carballal]

Es inevitable la referencia al poema de Machado, pero tú aquí demuestras gran talento sobre algo tan difícil como dar vida en el recuerdo a esas, a menudo, tan molestas compañeras. Excelente trabajo. Besos.

[Administración Alaire]

Enhorabuena, amiga Rosa, por el reconocimiento como Poema de la Semana a tu obra "Alrededor de la luz de la materia muerta".
Un cordial abrazo.