Mi superhéroe

[Luis M]

`
Mi superhéroe se está haciendo viejo
aunque no lo reconozca.
Con el tiempo se ha ido acostumbrando a la caída libre
low cost. Tiene lagunas de memoria
y le falla el rayo láser de los ojos a corta distancia.
Ha cogido cariño al barro,
al sueño reparador y a guardar las heroicidades
bien dobladitas bajo los jerséis.
Sus gustos generales, eso sí, han cambiado poco:
le siguen tirando el punk-rock,
las primaveras madrileñas
y los inviernos junto al mar;
contemplar la dinamita de la juventud y los ocasos rosas
desde las cornisas de los tejados,
mientras comparte con las discretas gárgolas
una charla trivial, unas cervezas
y un par de cigarrillos bajos en nicotina.
En realidad se ha vuelto un vago de cojones,
pero aunque no lo creáis,
aún conserva parte de sus poderes.
El muy cabrón me sigue recordando
que estamos para algo en el mundo,
que aunque no lo cambiemos sustancialmente
ni acabemos con todos los malvados
siempre queda una línea roja que cortar,
una Lois Lane que asistir,
una injusticia flagrante que atender.
Mi superhéroe y yo ya casi ni hablamos.
Cuando discutimos le digo que él es el superhéroe
y yo solo soy un insignificante mortal,
que no me cuente películas, que es un farsante,
pues los superhéroes no existen.
El listo me pregunta
que dónde quedaron mi capa y mis ansias de volar,
le explico que colgadas
en alguna vieja habitación con vistas a las nubes
o en algún ex-jardín (hoy recalificado y
con defecto de cabida)
Me amenaza con denunciarme a la liga de superhéroes,
convertirme en otra gárgola
con la que beber, charlar y echar unos cigarrillos,
y con que el humo del tabaco y los trenes antiguos
me explote en los pulmones.
Ante su regañina opto por invitarle a unas rondas,
quizás con suerte le pueda emborrachar
(a ver si así se estrella de una puta vez
y deja de molestarme)

______________

[Pilar Morte]

Todo se lo come el tiempo pero los ideales o sueños no cumplidos, a veces, sobrepasan los relojes. Me encató el poema. Felicidades, querido amigo.
Abrazos
Pilar

[Luis M]

Todo se lo come el tiempo pero los ideales o sueños no cumplidos, a veces, sobrepasan los relojes. Me encató el poema. Felicidades, querido amigo.
Abrazos
Pilar

Muchas gracias, querida Pilar, me alegra que te gustara el poema. Abrazos, amiga.

[Pablo Ibáñez]

Luis,

fiel a tu estilo, amigo, nos presentas otro de tus poemas realistas y autoconfesionales. Has conseguido una voz reconocible, garantía de interés, de un buen rato de lectura.
Me gusta el invento del superhéroe interno, ese que te empuja (o te empujaba) a cuestionarte tu vida, a espolearte hacia el bien, hacia la rebelión. Me gusta cómo describes, con gracia e ingenio, la incómoda negociación de tu actual yo con esa figura moral, cojonera, que resulta actualmente casi más molesto que inspirador.
El caldo de fondo, como siempre, la ciudad, en todas sus miserias y esplendores.

Me gusta mucho.
Abrazos.

[Rosa Marzal]

Muy bueno, Luis. Es cierto lo que dices, la vida, las decepciones o simplemente, la realidad, hacen que dejemos a un lado gran parte de esos ideales que nos mueven en la juventud. Es importante y yo diría necesario, no perder ese diálogo con él, rescatarlo de vez en cuando para no perdernos del todo.

Como siempre, un verdadero placer leerte, querido amigo.

Abrazos.

[Ana García]

dónde quedaron mi capa y mis ansias de volar.
Le explico que colgadas
en alguna vieja habitación con vistas a las nubes,


¿Para qué le das bola al superhéroe? Si es como una mosca cojonera, con ganas de recordarte otros tiempos, otra vida, otros sueños... ¿Cómo hemos cambiado! Decía esa canción de Presuntos Implicados.
Yo prometí a un amigo no cambiar, no modificar las buenas costumbres... pero cuando la necesidad apremia te quitas los piercing de la nariz y del ombligo, y mientes por fuera para pagar las facturas. Entras en el mundo de los pececitos. Te colocas la cara de niña buena y te olvidas de las luchas, las sentadas, manifestaciones, correr delante de una porra, etc...
Luego te da o me da por escribir poemas recordando que la felicidad dormia a mi lado. Ahora es otra vida, sencillita y con pocas variaciones. Una currante más.
Y vas tú, con tu poema, y me haces recordar todo eso y más.
Me gustan tus poemas, Luis.

[Jorge Salvador]

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Mi superhéroe se está haciendo viejo
aunque no lo reconozca.
Con el tiempo se ha ido acostumbrando a la caída libre.
Ha cogido cariño al barro,
al sueño reparador y a dejar las heroicidades
bien dobladitas en el armario.
Sus gustos generales, eso sí, han cambiado poco:
le siguen tirando el punk-rock, las primaveras madrileñas
o los inviernos junto al mar.
Contemplar la dinamita de la juventud y los ocasos rosas
desde las cornisas de los tejados,
mientras comparte con las discretas gárgolas
unas cervezas, una charla trivial y un par de cigarrillos
bajos en nicotina.

En realidad se ha vuelto un vago de cojones.
Pero aunque no lo creáis, aún conserva parte de sus poderes.
El muy cabrón me sigue recordando que estamos
para algo en el mundo.
Que aunque no lo cambiemos sustancialmente
ni acabemos con todos los malvados
siempre queda una línea roja que gritar,
una Lois Lane que marear,
una injusticia flagrante que atender.

Mi superhéroe y yo ya casi ni hablamos.
Cuando discutimos le digo que él es el superhéroe,
y yo solo soy un insignificante mortal,
que no me cuente películas, que es un farsante,
pues los superhéroes no existen.
El listo me pregunta
que dónde quedaron mi capa y mis ansias de volar.
Le explico que colgadas
en alguna vieja habitación con vistas a las nubes,
...en algún jardín hoy recalificado y con exceso de cabida.
Me amenaza con denunciarme a la liga de superhéroes,
convertirme en otra gárgola
con la que beber, charlar y echar unos cigarrillos,
y con que el humo del tabaco y de los trenes antiguos
me explote en los pulmones.
Ante su regañina opto por invitarle a unas rondas.
Quizás con suerte le pueda emborrachar
(y a ver si así se estrella de una puta vez
y deja de molestarme)

__________________

Gran problema, irresoluble por otra parte, este que nos expones Luis. Ese superhéroe, al que algunos llamamos alma, que no envejece nunca, y ese triste cuerpo magullado por los años que tiene que cargar con ella sin poder cargar consigo mismo tan siquiera. Y mientras tanto la artrosis mordisqueando por aquí y por allá.
Me encantó tu poema, yo también aborrezco al cansino de mi superhéroe.
Un abrazo

[Lunamar Solano]

Un chispeante y revelador recorrido que inunda de emoción el instante querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[Luis M]

Luis,

fiel a tu estilo, amigo, nos presentas otro de tus poemas realistas y autoconfesionales. Has conseguido una voz reconocible, garantía de interés, de un buen rato de lectura.
Me gusta el invento del superhéroe interno, ese que te empuja (o te empujaba) a cuestionarte tu vida, a espolearte hacia el bien, hacia la rebelión. Me gusta cómo describes, con gracia e ingenio, la incómoda negociación de tu actual yo con esa figura moral, cojonera, que resulta actualmente casi más molesto que inspirador.
El caldo de fondo, como siempre, la ciudad, en todas sus miserias y esplendores.

Me gusta mucho.
Abrazos.

Muchas gracias por tu acertado comentario, Pablo, ese superhéroe interno no atiende a razones lógicas ni excusas, aunque a veces pensemos que le tenemos bien dormidito y controlado..Un abrazo amigo.

[Luis M]

Muy bueno, Luis. Es cierto lo que dices, la vida, las decepciones o simplemente, la realidad, hacen que dejemos a un lado gran parte de esos ideales que nos mueven en la juventud. Es importante y yo diría necesario, no perder ese diálogo con él, rescatarlo de vez en cuando para no perdernos del todo.

Como siempre, un verdadero placer leerte, querido amigo.

Abrazos.

Pues sí, por mucho que le emborrachemos, nunca se calla del todo , ..y en realidad no es malo, pues sin él estaríamos totalmente derrotados y alienados. Muchas gracias, Rosa, Un abrazo, querida amiga,

[Luis M]

dónde quedaron mi capa y mis ansias de volar.
Le explico que colgadas
en alguna vieja habitación con vistas a las nubes,


¿Para qué le das bola al superhéroe? Si es como una mosca cojonera, con ganas de recordarte otros tiempos, otra vida, otros sueños... ¿Cómo hemos cambiado! Decía esa canción de Presuntos Implicados.
Yo prometí a un amigo no cambiar, no modificar las buenas costumbres... pero cuando la necesidad apremia te quitas los piercing de la nariz y del ombligo, y mientes por fuera para pagar las facturas. Entras en el mundo de los pececitos. Te colocas la cara de niña buena y te olvidas de las luchas, las sentadas, manifestaciones, correr delante de una porra, etc...
Luego te da o me da por escribir poemas recordando que la felicidad dormia a mi lado. Ahora es otra vida, sencillita y con pocas variaciones. Una currante más.
Y vas tú, con tu poema, y me haces recordar todo eso y más.
Me gustan tus poemas, Luis.

El problema, Ana, es que a menudo es muy fácil confundir las verdaderas necesidades, y llega un día que nos miramos al espejo y no nos reconocemos (y tampoco nos gusta lo que vemos), ...y entonces pensamos que ya es tarde, aunque a lo mejor no lo sea del todo..
Muchas gracias, amiga, me alegra que te gustara el poema (a la 19 edición creo que lo he terminado ). Un abrazo, amiga.

[Luis M]

Gran problema, irresoluble por otra parte, este que nos expones Luis. Ese superhéroe, al que algunos llamamos alma, que no envejece nunca, y ese triste cuerpo magullado por los años que tiene que cargar con ella sin poder cargar consigo mismo tan siquiera. Y mientras tanto la artrosis mordisqueando por aquí y por allá.
Me encantó tu poema, yo también aborrezco al cansino de mi superhéroe.
Un abrazo

Cierto, Ramón, ese alma, espíritu, o como lo queramos llamar en realidad nunca envejece ni muere, aunque el tiempo y las circunstancias a menudo lo aletarguen.. Muchas gracias, amigo. Un abrazo.

[Luis M]

Un chispeante y revelador recorrido que inunda de emoción el instante querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Muchas gracias, Nancy. Un gran abrazo, amiga.

[E. R. Aristy]

`
Mi superhéroe se está haciendo viejo
aunque no lo reconozca.
Con el tiempo se ha ido acostumbrando a la caída libre,
tiene lagunas de memoria
y le falla el rayo láser de los ojos a corta distancia.
Ha cogido cariño al barro,
al sueño reparador y a dejar las heroicidades
bien dobladitas en el armario.
Sus gustos generales, eso sí, han cambiado poco:
le siguen tirando el punk-rock, las primaveras madrileñas
o los inviernos junto al mar.
Contemplar la dinamita de la juventud y los ocasos rosas
desde las cornisas de los tejados,
mientras comparte con las discretas gárgolas
unas cervezas, una charla trivial y un par de cigarrillos
bajos en nicotina.

En realidad se ha vuelto un vago de cojones.
Pero aunque no lo creáis, aún conserva parte de sus poderes.
El muy cabrón me sigue recordando que estamos
para algo en el mundo.
Que aunque no lo cambiemos sustancialmente
ni acabemos con todos los malvados
siempre queda una línea roja que gritar,
una Lois Lane que marear,
una injusticia flagrante que atender.

Mi superhéroe y yo ya casi ni hablamos.
Cuando discutimos le digo que él es el superhéroe,
y yo solo soy un insignificante mortal,
que no me cuente películas, que es un farsante,
pues los superhéroes no existen.
El listo me pregunta
que dónde quedaron mi capa y mis ansias de volar.
Le explico que colgadas
en alguna vieja habitación con vistas a las nubes,
...en algún jardín hoy recalificado y con exceso de cabida.
Me amenaza con denunciarme a la liga de superhéroes,
convertirme en otra gárgola
con la que beber, charlar y echar unos cigarrillos,
y con que el humo del tabaco y de los trenes antiguos
me explote en los pulmones.
Ante su regañina opto por invitarle a unas rondas.
Quizás con suerte le pueda emborrachar
(y a ver si así se estrella de una puta vez
y deja de molestarme)

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Gran ingenio en tus versos originales, Luis.

[Luis M]

Gran ingenio en tus versos originales, Luis.

Muchas gracias, ERA. Abrazos, amiga.