Era zurda la noche

[Pilar Morte]

Se cruzó en su camino
un animal salvaje de dientes afilados,
y un sonido que le despertó del letargo.

Era zurda su noche, y él no supo escribir
con el alma de la luz.
Le tendieron la trampa del silencio,
el estiaje de los campos,
y se olvidó de andar, de bañar su piel
en la claridad salvada.
El animal crecía alimentado de ausencias,
de palabras erradas,
y él no pudo aguantar su mirada.
La fiera abrió la boca embravecida
tragando sus sentidos.

Ya no era él, la voluntad abandonaba su cuerpo
reblandecido por el desconsuelo.

El animal bramaba con la fuerza
del que siente cerca su presa.
Se delineó el camino con dientes de serpientes.

Irreprimible era el destino...
y sucumbió.

Se miró en un espejo que cambió el pulso de la sangre
y retornó su cerebro a un cosmos lúcido
como un hombre con los deberes hechos.

Parecía ser él.
...había amanecido como alba de luz.

[Lunamar Solano]

Hay un par de poemas tuyos querida amiga, que me recuerdan a una canción de una de mis bandas favoritas y es lindo...me gusta ese recorrido visual y palpitante, con la emoción vibrando en cada verso...te comparto la canción y te sigo leyendo...

Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[Pilar Morte]

Hay un par de poemas tuyos querida amiga, que me recuerdan a una canción de una de mis bandas favoritas y es lindo...me gusta ese recorrido visual y palpitante, con la emoción vibrando en cada verso...te comparto la canción y te sigo leyendo...

Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Genial la canción que enviaste.
Grcias, querida amiga, por dejar tus gratas palabras.
Besos
Pilar

[Alonso Vicent]

Se cruzó en su camino
un animal salvaje de dientes afilados,
y un sonido que le despertó del letargo.

Era zurda su noche, y él no supo escribir
con el alma de la luz.
Le tendieron la trampa del silencio,
el estiaje de los campos,
y se olvidó de andar, de bañar su piel
en la claridad salvada.
El animal crecía alimentado de ausencias,
de palabras erradas,
y él no pudo aguantar su mirada.
La fiera abrió la boca embravecida
tragando sus sentidos.

Ya no era él, la voluntad abandonaba su cuerpo
reblandecido por el desconsuelo.

El animal bramaba con la fuerza
del que siente cerca su presa.
Se delineó el camino con dientes de serpientes
salpicado de lajas cortantes.

Irreprimible era el destino...
y sucumbió.

Se miró en un espejo que cambió el pulso de la sangre
y retornó su cerebro a un cosmos lúcido
como un hombre con los deberes hechos.

Parecía ser él.
...había amanecido como alba de luz.

Noches hay que nacen con el silencio y atacan por los flancos por las debilidades, abandonos o memorias.
Tienen las de ganar, sobre todo la última noche, esa que sabe que tiene la presa en ciernes.
Y cómo atacan esas fieras; pero aquí estamos para defendernos, o al menos para dejar constancia.
No sé por qué lado lo leí, si el diestro o el siniestro, pero me encantó hacerlo en un bar, a la espera de que se sequen los árboles y atacar la jornada una vez diluidas las sombras y los rocíos.
Precioso poema, Pilar, y a la espera de las estrellas y la noche, esas que de momento nos regalan un descanso.
Abrazote desde los campos, estos campos de naranjos.

[Pilar Morte]

Se cruzó en su camino
un animal salvaje de dientes afilados,
y un sonido que le despertó del letargo.

Era zurda su noche, y él no supo escribir
con el alma de la luz.
Le tendieron la trampa del silencio,
el estiaje de los campos,
y se olvidó de andar, de bañar su piel
en la claridad salvada.
El animal crecía alimentado de ausencias,
de palabras erradas,
y él no pudo aguantar su mirada.
La fiera abrió la boca embravecida
tragando sus sentidos.

Ya no era él, la voluntad abandonaba su cuerpo
reblandecido por el desconsuelo.

El animal bramaba con la fuerza
del que siente cerca su presa.
Se delineó el camino con dientes de serpientes
salpicado de lajas cortantes.

Irreprimible era el destino...
y sucumbió.

Se miró en un espejo que cambió el pulso de la sangre
y retornó su cerebro a un cosmos lúcido
como un hombre con los deberes hechos.

Parecía ser él.
...había amanecido como alba de luz.

Noches hay que nacen con el silencio y atacan por los flancos por las debilidades, abandonos o memorias.
Tienen las de ganar, sobre todo la última noche, esa que sabe que tiene la presa en ciernes.
Y cómo atacan esas fieras; pero aquí estamos para defendernos, o al menos para dejar constancia.
No sé por qué lado lo leí, si el diestro o el siniestro, pero me encantó hacerlo en un bar, a la espera de que se sequen los árboles y atacar la jornada una vez diluidas las sombras y los rocíos.
Precioso poema, Pilar, y a la espera de las estrellas y la noche, esas que de momento nos regalan un descanso.
Abrazote desde los campos, estos campos de naranjos.

Imagino esos campos de naranjos y reconfortan la noche. Gracias, querido amigo por estar.
Abrazos
Pilar

[Rafel Calle]

Tan bello como interesante trabajo, amiga Pilar.
Abrazos.

[E. R. Aristy]

Me ha gustado mucho éste poderoso y bello poema, Pilar. Su buen hacer mantuvo mi interés sin pausar.

"
Irreprimible era el destino...
y sucumbió. "


Pero sucumbió a ser él.

Es un poema para la reflexión . Te felicito, ERA

[Pilar Morte]

Tan bello como interesante trabajo, amiga Pilar.
Abrazos.

Gracias, querido amigo, por leer y comentar con tan gratas palabras.
Abrazos
Pilar

[Ramón Carballal]

Sin duda un poema destacable. Felicidades y un abrazo.