De una casa, de un parque...

[jose manuel saiz]

DE UNA CASA, DE UN PARQUE…


De allá donde más puro
percibo un sentimiento,
de allá también soy yo.
De una casa, de un parque…
De Madrid.

En ese tiempo
Madrid era un concepto
abstracto para mí.
Poco más
que una palabra cálida.
Vivíamos muy cerca
de la Puerta del Sol.
Nuestra casa tenía un patio
de sombras y de luces
por el que yo gritaba a veces,
muy fuerte, para oír volar mi voz.
Mi hermanita jugaba
conmigo en el pasillo,
adorábamos a un jilguero,
y los vecinos eran gente
amable y silenciosa.

Entonces los domingos eran
de misa y de paseo,
de tardes en familia,
de cena en la cocina
y por la noche un cuento
después de la oración.
Aquellos días
olían a merienda,
a pan con chocolate
y a hogar feliz
(la escalera recién fregada, madre,
olía a ti.
Yo olía a ti también: me acariciabas
el pelo con tus manos y un olor
a limpio y a lejía perfumaba, como un rosal,
mi juventud).

En ese tiempo
el Retiro era un remanso
de pájaros y árboles.
Los patos y barquitas daban vueltas
siguiéndose en el lago
y el agua, entre los remos,
brillaba con el sol a contraluz
(yo era feliz así: con las palomas
comiendo de mis manos
y soñando que se dormían
encima de mi corazón).

A pesar
del tiempo y la distancia
y de saber
que ya lo más hermoso de esa edad
habita para siempre en lo olvidado,
aún me sigue pareciendo
que de allí también soy yo.
De una casa, de un parque…
De Madrid.


--oOo--

[Óscar Distéfano]

DE UNA CASA, DE UN PARQUE…


De allá donde más puro
percibo un sentimiento,
de allá también soy yo.
De una casa, de un parque…
De Madrid.

En ese tiempo
Madrid era un concepto
abstracto para mí.
Poco más
que una palabra cálida.
Vivíamos muy cerca
de la Puerta del Sol, en una calle
llamada Escalinata.
Nuestra casa tenía un patio
de luces y de sombras
por el que yo gritaba a veces,
muy fuerte, para oír volar mi voz.
Mi hermanita jugaba
conmigo en el pasillo,
adorábamos a un jilguero
y los vecinos eran gente
amable y silenciosa.

Entonces los domingos eran
de misa y de paseo,
de tardes en familia,
de cena en la cocina
y por la noche un cuento
después de la oración.
Aquellos días
olían a merienda,
a pan con chocolate
y a hogar feliz
(la escalera recién fregada, madre,
olía a ti.
Yo olía a ti también: me acariciabas
el pelo con tus manos y un olor
a limpio y a lejía perfumaba, como un rosal,
mi juventud).

En ese tiempo
el Retiro era un remanso
de pájaros y árboles.
Los patos y barquitas daban vueltas
siguiéndose en el lago,
y el agua entre los remos
brillaba con el sol a contraluz
(yo era feliz así: con las palomas
comiendo de mis manos
y soñando que se dormían
encima de mi corazón).

A pesar
del tiempo y la distancia
y de saber
que ya lo más hermoso de esa edad
habita para siempre en lo olvidado,
aún me sigue pareciendo
que de allí también soy yo.
De una casa, de un parque…
De Madrid.


--oOo--

Nunca tan cierto como en este poema es este pensamiento: "La poesía no se hace de olvidos sino de recuerdos, de cicatrices que siguen supurando, llevando al poeta a recrear aquellas realidades que quisiera eternizar".
Me ha gustado mucho, como muchos poemas tuyos que han alcanzado la magia de emocionar. Tienes una poética accesible al gran público, y te auguro que tus lectores serán legión, porque trasmites la nostalgia con mucha sinceridad, con puro sentimiento y con una calidad académica que crece día a día. Tu forma de poetizar, amigo, es inobjetable, más allá de que algunos críticos puedan acusarte de explícito. Lo tuyo permea la simple conciencia para llegar a los territorios casi perdidos de la memoria, y eso es admirable. Mis aplausos.

Un abrazo.
óscar

[Pilar Morte]

Esas imágenes tan entrañables llegan al lector como si viviera tu pasado. Me han gustado mucho.
Besos
Pilar

[Lunamar Solano]

Bella y luminosa nostalgia que emociona querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[E. R. Aristy]

DE UNA CASA, DE UN PARQUE…


De allá donde más puro
percibo un sentimiento,
de allá también soy yo.
De una casa, de un parque…
De Madrid.

En ese tiempo
Madrid era un concepto
abstracto para mí.
Poco más
que una palabra cálida.
Vivíamos muy cerca
de la Puerta del Sol, en una calle
llamada Escalinata.
Nuestra casa tenía un patio
de luces y de sombras
por el que yo gritaba a veces,
muy fuerte, para oír volar mi voz.
Mi hermanita jugaba
conmigo en el pasillo,
adorábamos a un jilguero
y los vecinos eran gente
amable y silenciosa.

Entonces los domingos eran
de misa y de paseo,
de tardes en familia,
de cena en la cocina
y por la noche un cuento
después de la oración.
Aquellos días
olían a merienda,
a pan con chocolate
y a hogar feliz
(la escalera recién fregada, madre,
olía a ti.
Yo olía a ti también: me acariciabas
el pelo con tus manos y un olor
a limpio y a lejía perfumaba, como un rosal,
mi juventud).

En ese tiempo
el Retiro era un remanso
de pájaros y árboles.
Los patos y barquitas daban vueltas
siguiéndose en el lago,
y el agua entre los remos
brillaba con el sol a contraluz
(yo era feliz así: con las palomas
comiendo de mis manos
y soñando que se dormían
encima de mi corazón).

A pesar
del tiempo y la distancia
y de saber
que ya lo más hermoso de esa edad
habita para siempre en lo olvidado,
aún me sigue pareciendo
que de allí también soy yo.
De una casa, de un parque…
De Madrid.


--oOo--

Estos son los sanos recuerdos que todos los niños de todas las épocas quisieran disfrutar y tú los preservas vivos y soñando más vida de dulce amor. Me ha dejado en brazos de la nostalgia. Maravilloso, como todo cuanto escribes, Jose Manuel. Abrazos, ERA

[Marisa Peral]

[quote="jose manuel saiz"]

DE UNA CASA, DE UN PARQUE…


De allá donde más puro
percibo un sentimiento,
de allá también soy yo.
De una casa, de un parque…
De Madrid.

En ese tiempo
Madrid era un concepto
abstracto para mí.
Poco más
que una palabra cálida.
Vivíamos muy cerca
de la Puerta del Sol.


¡¡MARAVILLA DE POEMA!!

Madrid es mi ciudad y la Puerta del Sol un lugar muy cercano a la calle donde nací.
Que bonito escribes José Manuel, con qué suave decir transmites los recuerdos y sentimientos que todos tenemos que nuestra infancia.
Gracias por compartir este poema de realidades.
Un abrazo grande.

[Begoña Egüen]

DE UNA CASA, DE UN PARQUE…


De allá donde más puro
percibo un sentimiento,
de allá también soy yo.
De una casa, de un parque…
De Madrid.

En ese tiempo
Madrid era un concepto
abstracto para mí.
Poco más
que una palabra cálida.
Vivíamos muy cerca
de la Puerta del Sol.
Nuestra casa tenía un patio
de sombras y de luces
por el que yo gritaba a veces,
muy fuerte, para oír volar mi voz.
Mi hermanita jugaba
conmigo en el pasillo,
adorábamos a un jilguero
y los vecinos eran gente
amable y silenciosa.

Entonces los domingos eran
de misa y de paseo,
de tardes en familia,
de cena en la cocina
y por la noche un cuento
después de la oración.
Aquellos días
olían a merienda,
a pan con chocolate
y a hogar feliz
(la escalera recién fregada, madre,
olía a ti.
Yo olía a ti también: me acariciabas
el pelo con tus manos y un olor
a limpio y a lejía perfumaba, como un rosal,
mi juventud).

En ese tiempo
el Retiro era un remanso
de pájaros y árboles.
Los patos y barquitas daban vueltas
siguiéndose en el lago,
y el agua entre los remos
brillaba con el sol a contraluz
(yo era feliz así: con las palomas
comiendo de mis manos
y soñando que se dormían
encima de mi corazón).

A pesar
del tiempo y la distancia
y de saber
que ya lo más hermoso de esa edad
habita para siempre en lo olvidado,
aún me sigue pareciendo
que de allí también soy yo.
De una casa, de un parque…
De Madrid.


--oOo--

¡Oh!, qué maravilla de poema... me ha encantado las sensaciones que me ha transmitido al leerlo. Gracias, por compartir esta belleza.
Un abrazo.
BEGOÑA.

[jose manuel saiz]

Muchas gracias amigos, por vuestro generosos comentarios.
Un abrazo.
J. Manuel

[Miguel Ángel Martínez Góm]

Me encantó el poema, amigo José Manuel.
Mis felicitaciones.
Un abrazo.