A Antonella

[Marius Gabureanu]

Yo buscaba el lugar donde mueren los cuervos.
Ahora, que la primavera se enredó en tu cabello,
puedo desfigurar mi niñez.
Sé que te gusta dibujar
y las muñecas japonesas te llaman la atención,
sé que te atrae el eco de las lágrimas
y lo que se queda al borde de la vida
te hace parpadear mucho,
sé que no le tienes miedo al olvido, que sus cicatrices
te sirven para bailar la salsa
de los días que devoran su nombre.
Yo hacía nubes de barro
y tenía un perro que orinaba sobre mis nubes de barro.
Perro y nube son palabras que llueven,
hay una lluvia discontinua
de almas, en el silencio.

Las nubes traficando el recuerdo de tus manos;
el perro acostado entre los pies de la gente
en el tren de las seis y cuarto,
que mira fijamente a la salida,
con su collar plateado
donde simplemente aparece un número de teléfono
como si existiera un diminutivo de las almas.
Son cosas de la primavera,
esos gritos que en mi garganta enmudecen.
Tu cabello es ahora
lo que me resisto a olvidar,
el lugar donde mueren los cuervos.
Precisamente, la sangre de los cuervos,
da, en mis arterias, las seis y cuarto de la mañana,
y te pido perdón
si se me olvidó que los años
no siempre se distraen
en el mismo pantano.
Te pido perdón
alejado de cualquier idioma.
Temo que no hay nubes para amarte
y tendré que llover de la nada.

[Ramón Carballal]

Un poema que atrapa desde los primeros versos y que va ganando en intensidad hasta el brillante cierre que lo culmina. Me gustó mucho, Marius. Un abrazo.

[Marius Gabureanu]

Gracias, Ramón. Es un poema para mi hija, después de mucho tiempo en que no consigo comunicarme con ella, aunque hablamos por teléfono y por whatsapp, parece que hay un muro, y no sé si ese muro lo hay que derrumbar o agrandar, para su bien. Son dudas que los padres tenemos, que no sabemos qué preguntar a los hijos para que se sientan protegidos, sobre todo, si nos separa el mar. Me alegro que te ha gustado el poema. Muchos abrazos y gracias por hacer sentida tu presencia.

[Pilar Morte]

Genial poema con un logrado final.
Besos
Pilar

[Marius Gabureanu]

Muchas gracias, Pilar, por hacer sentida tu valiosa presencia. Me alegro que te ha gustado. Mis abrazos.

[Lunamar Solano]

Conmovedora entrega que enlaza la fibra querido amigo... preciosas imágenes...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[Luis M]

Un poema precioso y lleno de sentimiento, Marius. Me encantó, querido amigo. Un gran abrazo.

[F. Enrique]

Sin perder, en absoluto, tu huella, puedo decirte, Marius, que este poema tiene un toque de disidencia hacia el universo que tan bien te has labrado; simplemente es diferente, quizás el tipo de verso que has elegido, quizás la forma de hablar.

Este poema tiene la calidad que, como norma, ofreces, pero además desprende un halo emotivo de gran intensidad, una manera convincente de querer alcanzar un sueño.


Un abrazo

[Óscar Distéfano]

Yo buscaba el lugar donde mueren los cuervos.
Ahora, que la primavera se enredó en tu cabello,
puedo desfigurar mi niñez.
Sé que te gusta dibujar
y las muñecas japonesas te llaman la atención,
sé que te atrae el eco de las lágrimas
y lo que se queda al borde de la vida
te hace parpadear mucho,
sé que no le tienes miedo al olvido, que sus cicatrices
te sirven para bailar la salsa
de los días que devoran su nombre.
Yo hacía nubes de barro
y tenía un perro que orinaba sobre mis nubes de barro.
Perro y nube son palabras que llueven,
hay una lluvia discontinua
de almas, en el silencio.

Las nubes traficando el recuerdo de tus manos;
el perro acostado entre los pies de la gente
en el tren de las seis y cuarto,
que mira fijamente a la salida,
con su collar plateado
donde simplemente aparece un número de teléfono
como si existiera un diminutivo de las almas.
Son cosas de la primavera,
esos gritos que en mi garganta enmudecen.
Tu cabello es ahora
lo que me resisto a olvidar,
el lugar donde mueren los cuervos.
Precisamente, la sangre de los cuervos,
da, en mis arterias, las seis y cuarto de la mañana,
y te pido perdón
si se me olvidó que los años
no siempre se distraen
en el mismo pantano.
Te pido perdón
alejado de cualquier idioma.
Temo que no hay nubes para amarte
y tendré que llover de la nada.

Un poema con un mensaje claro escrito de una manera honda, donde el pensamiento parece girar en las profundidades de la psiquis, donde se siente un desamor, la amarga despedida, manifestada con versos sugerentes y de imágenes sorprendentes que atrapan la atención del lector. Me ha gustado mucho, fundamentalmente el equilibrio de las emociones.

Un abrazo, amigo.
Óscar

[Hallie Hernández Alfaro]

Antonella, tan hermosa e inteligente, es un espejo de las divinidades más benévolas. Mirarla es saberse cercano a fuerzas inmensas y nobles. Creedme, amigos: su presencia sobrepasa cualquier expectativa de belleza terrena.
El poeta , el padre, el hombre íntegro, el escritor de caballos de olvido, de muñecas profanas, de ilusiones universales; ese escritor manifiesta el gran alcance de Rumanía ardiendo en palabras, de luces ebrias escenificadas en cualquier lapsus de la tierra...

Abrazos y felicidades por esta burbujeante obra que nos hace mejor personas.

[Rafel Calle]

Recordando la poesía de Marius.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Otra gran poema del maestro Marius felizmente recuperado.

Abrazos.