Festival del adiós

[Ramón Carballal]

¿En cuántos territorios vive todavía el ángel que fui?

Hay un sonido de playa que se posa en mi garganta,
y rictus de mar en la comisura del aire.

Un sol, un cáliz, una primavera y su fiebre
eligen el lado oscuro de la similitud.

Han nacido grillos con un solo ojo
que no frotan sus lánguidos apéndices en el amor de la canícula,
verso limpio que calla y reconoce las grietas múltiples
del cansancio y de la senda,
el orgullo de amanecer apátridas en un hostal mísero.

No importó la luz ni la memoria,
cada inútil vocablo pronunciaba la sed de la idolatría
-juegos en el dorso, columpios y balancines
acariciando el vientre de las estatuas,
la carne cercana que sufre la mordida del fracaso-.

La duda del color, tu iris que no es el mío,
el pasado en tu pecho que desconoce el cauce,
las sombras como un abrazo de multitud
sobre los neones sin fuerza.

Descubres tu suerte leyendo un horóscopo que nadie escribió,
sortilegios en mis bolsillos
al escribirte párpados que no sueñan.

Hay algo en el frenesí de los toboganes,
su caída rota, el grito infantil,
la áspera arena,
los mosquitos acechando como antílopes azules.

Por última vez recuerdo el ancla de los relojes,
la navidad que maldecimos,
el café amargo de la despedida,
los círculos rojos que mojan un mantel gris.

Festival del adiós que invade la locura de los labios,
el gesto cansado de las cenizas
tras la hoguera.

[Armilo Brotón]

Cercano al corazón de cada palabra, de cada metáfora que transformas en justa, sin excesos de retórica, en necesaria para que la obra me llene de emoción; el reconocimiento de la lírica que va más allá del diccionario.
Haces que crea en la poesía estimado Ramón.
Sin aspavientos, con el paso tranquilo pero cargado de fuerza de tus versos me das una lección de poesía, de tradición juglar, de comunicación.

[Marisa Peral]

Yo, apreciado amigo, nada puedo añadir a lo que dice Armilo.
Eres un poeta grande, un referente para cuantos tenemos el privilegio de disfrutar tu poesía.
Gracias infinitas siempre.
Abrazo enorme.

[E. R. Aristy]

¿En cuántos territorios vive todavía el ángel que fui?

Hay un sonido de playa que se posa en mi garganta,
y rictus de mar en la comisura del aire.

Un sol, un cáliz, una primavera y su fiebre
eligen el lado oscuro de la similitud.

Han nacido grillos con un solo ojo
que no frotan sus lánguidos apéndices en el amor de la canícula,
verso limpio que calla y reconoce las grietas múltiples
del cansancio y de la senda,
el orgullo de amanecer apátridas en un hostal mísero.

No importó la luz ni la memoria,
cada inútil vocablo pronunciaba la sed de la idolatría
-juegos en el dorso, columpios y balancines
acariciando el vientre de las estatuas,
la carne cercana que sufre la mordida del fracaso-.

La duda del color, tu iris que no es el mío,
el pasado en tu pecho que desconoce el cauce,
las sombras como un abrazo de multitud
sobre los neones sin fuerza.

Descubres tu suerte leyendo un horóscopo que nadie escribió,
sortilegios en mis bolsillos
al escribirte párpados que no sueñan.

Hay algo en el frenesí de los toboganes,
su caída rota, el grito infantil,
la áspera arena,
los mosquitos acechando como antílopes azules.

Por última vez recuerdo el ancla de los relojes,
la navidad que maldecimos,
el café amargo de la despedida,
los círculos rojos que mojan un mantel gris.

Festival del adiós que invade la locura de los labios,
el gesto cansado de las cenizas
tras la hoguera.

Un poema cumbre, Ramón. Sensible, profundo u con un dominio resoluto. Abrazos, ERA

[Rafel Calle]

Muy bello trabajo, amigo Ramón, en la línea de tus mejores poemas.
Felicidades.
Abrazos.

[Lunamar Solano]

Va desgranando dulce y sensible el llanto en tus preciosas imágenes querido amigo...
Un gusto leerte siempre...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[Óscar Distéfano]

Un poema muy agradable de leer, amigo. Tu poesía tiene un sello distintivo, un pedazo de tu propia vida. Enhorabuen.

Un abrazo fuerte.
Óscar

[Pilar Morte]

Magnífico poema. Versos que calan porque llegan. Felicidades.
Besos
Pilar

[Marius Gabureanu]

Un poema que nunca gastará su luz. Arriba!! Mis abrazos y felicitaciones sinceras, Ramón.

[Ramón Carballal]

Cercano al corazón de cada palabra, de cada metáfora que transformas en justa, sin excesos de retórica, en necesaria para que la obra me llene de emoción; el reconocimiento de la lírica que va más allá del diccionario.
Haces que crea en la poesía estimado Ramón.
Sin aspavientos, con el paso tranquilo pero cargado de fuerza de tus versos me das una lección de poesía, de tradición juglar, de comunicación.

Gracias, Armilo, por tan amables y generosas palabras. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Yo, apreciado amigo, nada puedo añadir a lo que dice Armilo.
Eres un poeta grande, un referente para cuantos tenemos el privilegio de disfrutar tu poesía.
Gracias infinitas siempre.
Abrazo enorme.

Gracias a ti, Marisa, tu generosidad conmigo si que es infinita. Abrazo grande.

[Ramón Carballal]

¿En cuántos territorios vive todavía el ángel que fui?

Hay un sonido de playa que se posa en mi garganta,
y rictus de mar en la comisura del aire.

Un sol, un cáliz, una primavera y su fiebre
eligen el lado oscuro de la similitud.

Han nacido grillos con un solo ojo
que no frotan sus lánguidos apéndices en el amor de la canícula,
verso limpio que calla y reconoce las grietas múltiples
del cansancio y de la senda,
el orgullo de amanecer apátridas en un hostal mísero.

No importó la luz ni la memoria,
cada inútil vocablo pronunciaba la sed de la idolatría
-juegos en el dorso, columpios y balancines
acariciando el vientre de las estatuas,
la carne cercana que sufre la mordida del fracaso-.

La duda del color, tu iris que no es el mío,
el pasado en tu pecho que desconoce el cauce,
las sombras como un abrazo de multitud
sobre los neones sin fuerza.

Descubres tu suerte leyendo un horóscopo que nadie escribió,
sortilegios en mis bolsillos
al escribirte párpados que no sueñan.

Hay algo en el frenesí de los toboganes,
su caída rota, el grito infantil,
la áspera arena,
los mosquitos acechando como antílopes azules.

Por última vez recuerdo el ancla de los relojes,
la navidad que maldecimos,
el café amargo de la despedida,
los círculos rojos que mojan un mantel gris.

Festival del adiós que invade la locura de los labios,
el gesto cansado de las cenizas
tras la hoguera.

Un poema cumbre, Ramón. Sensible, profundo u con un dominio resoluto. Abrazos, ERA

Gracias, ERA, por tus generosas palabras. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Muy bello trabajo, amigo Ramón, en la línea de tus mejores poemas.
Felicidades.
Abrazos.

Gracias, Rafel, por el amable comentario. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Va desgranando dulce y sensible el llanto en tus preciosas imágenes querido amigo...
Un gusto leerte siempre...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Gracias, Nancy, por leer y comentar. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Un poema muy agradable de leer, amigo. Tu poesía tiene un sello distintivo, un pedazo de tu propia vida. Enhorabuen.

Un abrazo fuerte.
Óscar

Gracias, Óscar, por acercarte a este poema y comentarlo. Un abrazo.