Ascenso a poética

[Pablo Ibáñez]

Has saltado finalmente la baranda.
Delante de ti, se yergue la torre incógnita, fragante.
Descrees del principio de pureza
y prefieres afectar que todo es farsa:
ladeas ―¿hacia quién?― la sonrisa del niño, pero sabes,
de alguna forma intensa, que quieres ascenderla.


Un mundo vertical, un sabor en la boca a enredadera,
se interponen entre el barro y los murmullos
que brotan, dorados, de lo alto
y percibes débilmente, como en sueños.
Intuyes, Romeo desastrado, la piedra lijosa tras el musgo,
los asideros del rosal aun desflorado, bajo púas,
unas uvas dulcísimas y claras que solean la enramada.


Comienza la ascensión, y en medio del esfuerzo has comprendido
que no tienes edad ni aliento para abismos,
que sangran los oídos y las manos,
que abajo espera otro,
más joven y más limpio. Y más dotado.


Y arriba espera ella, vacía de regazo, imaginando
un tallo enhiesto y duro, capaz de penetrarla.

[E. R. Aristy]

Has saltado finalmente la baranda.
Delante de ti, se yergue la torre incógnita, fragante.
Descrees del principio de pureza
y prefieres afectar que todo es farsa:
ladeas --¿hacia quién?-- la sonrisa del niño, pero sabes,
de alguna forma intensa, que quieres ascenderla.


Un mundo vertical, un sabor en la boca a enredadera,
se interponen entre el barro y los murmullos
que manan, dorados, de lo alto
y percibes débilmente, como en sueños.
Intuyes, Romeo desastrado, la piedra lijosa tras el musgo,
los asideros del rosal aun desflorado, bajo púas,
unas uvas dulcísimas y claras que solean la enramada.


Comienza la ascensión, y en medio del esfuerzo te das cuenta
que no tienes edad ni aliento para abismos,
que sangran los oídos y las manos,
que abajo espera otro,
más joven y más limpio. Y más dotado.


Y arriba espera ella, vacía de regazo, imaginando
un tallo enhiesto y duro, capaz de penetrarla.

Un viaje sublime hacia el secreto de la creatividad. Me ha desmotrado desde su título, un reconocimiento a todas las partes del viaje a La Poesía. Endémico y por ende íntimo, la ascención es un pase natural. Si en el vientre no penetra la semilla de nuestra propia vida, no hay fruto en el superfuo gozo de llegar cerca de su belleza. Es un poema muy bien desarrollado, envuelto en mística. Ariiba, abajo, una vertical cruz en el horizonte. La cruz de la lucha contra el aparente descenso. Me dejado llevar por el dinamismo de líneas invencibles que esgriman a la oposición a la poética personal. Es una revelación a la inmortalidad de la poesía, entender que la dualidad y las etapas del enigma que somos a cada paso, son la pared, la cerca de púas a trepar. Maravilloso! Te felicito, Pablo. ERA

[Guillermo Cumar]

Me ha encantado tu poema con ese roce tan certero y acondicionado que la metáfora respeta y el poeta siente.

Un aplauso largo porque estás y te veo arriba con la poética causante.

Un abrazo.

[Marius Gabureanu]

Después de tan hermoso comentario de E.R.A, sólo me queda por añadir, Pablo, que no todos los poetas saben mimar las palabras, pero tú eres uno de los que aciertan el lenguaje. Un gran placer leerte y dejar mi huella llena de admiración. Mis abrazos, estimado amigo.

[Pablo Rodríguez Cantos]

Me ha gustado mucho tu poema, Pablo. Contar una historia, narrar un hecho, aunque sea breve, siempre es un acierto. Y tú lo has hecho con imágenes originales que visten la trama de poesía. Felicidades.

[Julio Gonzalez Alonso]

Sublime, amigo Pablo. Cada día aprecio más la incuestionable voz propia que define cada cadencia de cada verso tuyo. El estilo resulta depurado y exquisito. Me quito el sombrero. Abrazo y salud.

[Ventura Morón]

Es tan delicado y potente al mismo tiempo, tan afinado en sus significados y sus sonidos, `pleno. Afrontando incertidumbres desde la valentía de la creación, símbolos que arropan dulcemente un crepitar de sensaciones, la palabra penetrando desde su poder de silencios, la vida en la cuerda tras la conquista de la voz. Precioso Pablo, abrazo grande amigo

[Pablo Ibáñez]

Gracias Roxane,

es una gran satisfacción para mí el comentario que me haces. Sí, es un poema muy simbólico éste, que va sobre el difícil proceso de la creación, las dificultades y las trampas que encierra. Tú conoces y manejas muy bien este tipo de reflexión metapoética, así que es un honor que te haya gustado.

Abrazos, amiga.

[Pablo Ibáñez]

Gracias Guillermo,

un honor y una satisfacción para mí tu amable comentario.

Te mando un abrazo.

[Pablo Ibáñez]

Gracias Marius,

creo que eres el autor de mayor talento puro de Alaire, así que es un honor para mí que te haya gustado el poema.

Un abrazo.

[Pablo Ibáñez]

Pablo,

gracias por tu valoración positiva, amigo. Es un honor para mí.

Abrazos.

[Hallie Hernández Alfaro]

Has saltado finalmente la baranda.
Delante de ti, se yergue la torre incógnita, fragante.
Descrees del principio de pureza
y prefieres afectar que todo es farsa:
ladeas ―¿hacia quién?― la sonrisa del niño, pero sabes,
de alguna forma intensa, que quieres ascenderla.


Un mundo vertical, un sabor en la boca a enredadera,
se interponen entre el barro y los murmullos
que manan, dorados, de lo alto
y percibes débilmente, como en sueños.
Intuyes, Romeo desastrado, la piedra lijosa tras el musgo,
los asideros del rosal aun desflorado, bajo púas,
unas uvas dulcísimas y claras que solean la enramada.


Comienza la ascensión, y en medio del esfuerzo te das cuenta
que no tienes edad ni aliento para abismos,
que sangran los oídos y las manos,
que abajo espera otro,
más joven y más limpio. Y más dotado.


Y arriba espera ella, vacía de regazo, imaginando
un tallo enhiesto y duro, capaz de penetrarla.

Esta creación es un ejercicio de belleza inteligente, Pablo.
Eres capaz de unir los símbolos y abstracciones de manera extraordinaria.
Vas dentro de los frutos, te insertas y te articulas en ellos; los procesos explican vida entre sus constantes emocionales.
La poética, tan hermosa, tan apetecible, tan difícil de colmar. Desde el minuto 0 del poema, se anticipa una tensión exquisita, un ruego, un periplo de humildad y de sabiduría.

Aplausos sonoros y sinceros que se escuche en la casa del poeta.

Un abrazo.

[Pablo Ibáñez]

Julio,

no sabes la satisfacción que me da leer tus palabras, amigo. Mucho de mi estilo viene del tuyo, siempre lo he dicho. Por ejemplo, no necesito explicarte de donde viene lo de "uvas dulcísimas", seguro que lo has reconocido.

Un abrazo, maestro.

[Pablo Ibáñez]

Ventura,

gracias amigo. Un honor tu paso por este poema y una alegría verte de nuevo activo y brillante en Alaire.

Te mando un abrazo.

[Pablo Ibáñez]

Gracias Hallie,

siempre vienes a verme y a volcar tu entusiasmo contagioso. Me encanta.

Te mando un abrazo.