Estaciones sentimentales XXIX – Un recuerdo de amor
Publicado: Vie, 21 Dic 2018 20:25
I
Ella tenía niebla bajo la falda
y nos observaba de pie, en silencio,
emanando sus brazos una exuberancia de aromas
que ascendían por las blanquísimas vigas
como una brisa ardiente que hurgaba en las maderas.
II
Había charcas agrietadas, podridas, que sentían
los susurros pausados de la arena
y las dunas del tiempo triturado,
siempre revuelto,
como en los anchos mares de Alejandría.
III
Los astros del verano destellaban en los buitres de la Sierra Grande,
y penetraban en la casa
recargando en los cuerpos su obligación de silencio inclinado.
IV
Sí, las estrellas del verano rebosaban
en los ojos muertos, creando imágenes insólitas
que confluían rotas y encrespadas
como las cuerdas paralelas de las olas cuando se acercan a las playas.
V
En aquel recuerdo de amor la tierra descubría
sus más profundos pensamientos.
Morían los pozos agua abajo
y arriba se veían cruzar lentamente navíos fantasmales.
VI
Las rejas del cielo lo abarcan todo,
y la única forma de vencer el vacío
es resistir el hierro incrustado en los ojos.
Ella tenía niebla bajo la falda
y nos observaba de pie, en silencio,
emanando sus brazos una exuberancia de aromas
que ascendían por las blanquísimas vigas
como una brisa ardiente que hurgaba en las maderas.
II
Había charcas agrietadas, podridas, que sentían
los susurros pausados de la arena
y las dunas del tiempo triturado,
siempre revuelto,
como en los anchos mares de Alejandría.
III
Los astros del verano destellaban en los buitres de la Sierra Grande,
y penetraban en la casa
recargando en los cuerpos su obligación de silencio inclinado.
IV
Sí, las estrellas del verano rebosaban
en los ojos muertos, creando imágenes insólitas
que confluían rotas y encrespadas
como las cuerdas paralelas de las olas cuando se acercan a las playas.
V
En aquel recuerdo de amor la tierra descubría
sus más profundos pensamientos.
Morían los pozos agua abajo
y arriba se veían cruzar lentamente navíos fantasmales.
VI
Las rejas del cielo lo abarcan todo,
y la única forma de vencer el vacío
es resistir el hierro incrustado en los ojos.