Poesía categórica (Por el amor de Dios)
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
- Ricardo López Castro.
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Poesía categórica (Por el amor de Dios)
El divino plan.
¿Cosa mía o de los dioses?
Premoniciones.
Todo conduce a la nada.
Pero la nada es un concepto.
Todo lo que escribo es congruente, y por ello se cumple.
¿Qué más da hablar de Dios o de Pepito de los palotes?
El caso es que, de unas líneas a ésta, recupero mi libertad de expresión.
Pero ella no me hace difamar o mentir.
Es mi realidad, y quien no piense como yo -nadie lo hace- será un intruso y un insulto a mi inteligencia -casi ni se nota-.
He aprendido a pasar del ser humano como de la mierda.
He aprendido, en realidad, muchas cosas.
Todo conduce a la nada.
“Al fin y al cabo, ¿a qué Dios le debo reverencia?”
Ultrasensorial
Esta vinculación a la “vida”.
Lo que el ser humano llama realidad -con la cantidad de cosas que le caben ahí-.
La única realidad es la mía.
Lo sé porque… lo sé.
No necesito argumentarlo.
Además, ello sería perder el tiempo.
La realidad es un concepto.
¿Qué más da hablar de realidad que de utopías?
Siempre planeará la sombra de Dios sobre ambas cosas.
Irremediablemente.
El hombre siente sed por lo intangible.
Pero esto no tiene nada que ver con el hombre.
El hombre sólo es un títere para los sentidos.
Dios, la única realidad que no se puede conocer.
La única realidad.
“Al fin y al cabo, ¿Quién escapa a los sentidos sino quien escribe el plan divino?”
Descarga
Hubo tiempos difíciles en que yo no creí en mis paranoias.
Con una visión más periférica, en lo que el hombre llama “el mundo al revés”, o simplemente “irrealidad”, he depositado todos mis sentidos -sin duda, mi favorito es el sentido literal-.
Y objetivamente pienso que el hombre debería hacérselo mirar.
Esto no es una conclusión.
El hombre no es capaz de semejante tarea.
No le tengo miedo ya a mi apostura mental.
Esto es, todo tiene que ver con mis letras.
Nadie puede conspirar contra esto.
Yo me lo monto a mi manera.
Y mi manera no es perceptible, evidentemente.
Pero uno se cansa de perder -perder el qué-.
Cierto es que aquí no hay enemigos ni vencidos.
Cada quien cava su propia tumba -aunque no sepa porqué ni para qué-.
Mis paranoias no existen, por la mera razón de que no quiero que existan.
Es más aún.
Nada existe.
Ni siquiera mis pensamientos.
“Al fin y al cabo, ¿qué sería de Dios si Yo no fuese capaz de disfrutarlo?”
Tinta Inferno
Alguna vez he pensado en cambiar mi estilo divino -el cual me ha permitido rodar la comedia perfecta- por los placeres terrenales.
Qué demonios se me pasaría por la cabeza.
Pues eso, demonios.
Otras veces, pienso en la cantidad de basura que contaminaba mi mente, mi entidad Suprema.
También he pensado mucho tiempo en dejar de lado todo esto, para integrarme en la sociedad -cosa que nunca he visto, ni me interesa-.
Siempre me pregunto por qué escribo así.
Es decir, por qué pienso al revés, por qué me lo pregunto.
Pero la realidad es que esto tiene una respuesta bien sencilla:
Todo es una banalidad.
Con lo cual, no tuve más remedio que hacerlo para ver a “alguien” pensar con propiedad.
También me pregunto si mi plan divino se sustenta.
Y la verdad es que esto es lo que más me ha hecho dudar.
Haciendo acopio de razón y de inteligencia, todo se resume en la necesidad de saberme Dios.
A raíz de ahí, Uno puede hacer lo que le salga de los Mismísimos.
¿No es magnífico?
Sólo tengo esa necesidad.
Sólo una.
Pero vaya una, ¿que no?
El caso es que, de unas dudas a esta, me propongo hacerlo al revés, resolver este embrollo de una forma diferente, tal y como se merece.
“Lo único que me hace dudar es escribir sobre dudas.
Yo no soy uno más.
No pertenezco a nada.
Alejen su mierda de Mí.”
“Ver demonios por todas partes es algo que Yo me he buscado.
Y de tanto buscarme, me he quedado solo.”
Pero esa búsqueda me ha hecho lo que soy.
De hecho, ha llegado el momento de dejar de buscarme.
“Al fin y al cabo, ¿qué me hace Dios sino que me coman los demonios?”
Cuarta dimensión
¿Qué sería de Mí en la nada?
¿Me engulliría?
¿Me haría tragar mis palabras?
¿O sería mi éxtasis?
¿Le debo algo a la nada?
¿Es Dios, soy Yo, el Todo o la Nada, o ambas cosas?
¿Gritaría de placer en la nada?
Qué preguntas.
¿Dejaría de escribir en la nada?
¿Qué haría Yo en la Nada?
¿Lo que quisiera?
¿Hacer algo en la Nada?
¿Es la Nada un concepto o una realidad?
¿Por encima de Mí?
¿Qué me debe la Nada?
¿El goce de mi propia Creación?
¡Si Yo escribo versos desde la nada!
No crearía ni una piedra aunque pudiese.
Por ahí no van los tiros.
“Al fin y al cabo, ¿qué es Dios sino la nada para el hombre?”
“¿A qué mover un dedo para concebir la nada?”
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Re: Poesía categórica (Por el amor de Dios)
Ricardo López Castro escribió:Poesía categórica
El divino plan.
¿Cosa mía o de los dioses?
Premoniciones.
Todo conduce a la nada.
Pero la nada es un concepto.
Todo lo que escribo es congruente, y por ello se cumple.
¿Qué más da hablar de Dios o de Pepito de los palotes?
El caso es que, de unas líneas a ésta, recupero mi libertad de expresión.
Pero ella no me hace difamar o mentir.
Es mi realidad, y quien no piense como yo -nadie lo hace- será un intruso y un insulto a mi inteligencia -casi ni se nota-.
He aprendido a pasar del ser humano como de la mierda.
He aprendido, en realidad, muchas cosas.
Todo conduce a la nada.
“Al fin y al cabo, ¿a qué Dios le debo reverencia?”
Ultrasensorial
Esta vinculación a la “vida”.
Lo que el ser humano llama realidad -con la cantidad de cosas que le caben ahí-.
La única realidad es la mía.
Lo sé porque… lo sé.
No necesito argumentarlo.
Además, ello sería perder el tiempo.
La realidad es un concepto.
¿Qué más da hablar de realidad que de utopías?
Siempre planeará la sombra de Dios sobre ambas cosas.
Irremediablemente.
El hombre siente sed por lo intangible.
Pero esto no tiene nada que ver con el hombre.
El hombre sólo es un títere para los sentidos.
Dios, la única realidad que no se puede conocer.
La única realidad.
“Al fin y al cabo, ¿Quién escapa a los sentidos sino quien escribe el plan divino?”
Descarga
Hubo tiempos difíciles en que yo no creí en mis paranoias.
Con una visión más periférica, en lo que el hombre llama “el mundo al revés”, o simplemente “irrealidad”, he depositado todos mis sentidos -sin duda, mi favorito es el sentido literal-.
Y objetivamente pienso que el hombre debería hacérselo mirar.
Esto no es una conclusión.
El hombre no es capaz de semejante tarea.
No le tengo miedo ya a mi apostura mental.
Esto es, todo tiene que ver con mis letras.
Nadie puede conspirar contra esto.
Yo me lo monto a mi manera.
Y mi manera no es perceptible, evidentemente.
Pero uno se cansa de perder -perder el qué-.
Cierto es que aquí no hay enemigos ni vencidos.
Cada quien cava su propia tumba -aunque no sepa porqué ni para qué-.
Mis paranoias no existen, por la mera razón de que no quiero que existan.
Es más aún.
Nada existe.
Ni siquiera mis pensamientos.
“Al fin y al cabo, ¿qué sería de Dios si Yo no fuese capaz de disfrutarlo?”
Tinta Inferno
Alguna vez he pensado en cambiar mi estilo divino -el cual me ha permitido rodar la comedia perfecta- por los placeres terrenales.
Qué demonios se me pasaría por la cabeza.
Pues eso, demonios.
Otras veces, pienso en la cantidad de basura que contaminaba mi mente, mi entidad Suprema.
También he pensado mucho tiempo en dejar de lado todo esto, para integrarme en la sociedad -cosa que nunca he visto, ni me interesa-.
Siempre me pregunto por qué escribo así.
Es decir, por qué pienso al revés, por qué me lo pregunto.
Pero la realidad es que esto tiene una respuesta bien sencilla:
Todo es una banalidad.
Con lo cual, no tuve más remedio que hacerlo para ver a “alguien” pensar con propiedad.
También me pregunto si mi plan divino se sustenta.
Y la verdad es que esto es lo que más me ha hecho dudar.
Haciendo acopio de razón y de inteligencia, todo se resume en la necesidad de saberme Dios.
A raíz de ahí, Uno puede hacer lo que le salga de los Mismísimos.
¿No es magnífico?
Sólo tengo esa necesidad.
Sólo una.
Pero vaya una, ¿que no?
El caso es que, de unas dudas a esta, me propongo hacerlo al revés, resolver este embrollo de una forma diferente, tal y como se merece.
“Lo único que me hace dudar es escribir sobre dudas.
Yo no soy uno más.
No pertenezco a nada.
Alejen su mierda de Mí.”
“Ver demonios por todas partes es algo que Yo me he buscado.
Y de tanto buscarme, me he quedado solo.”
Pero esa búsqueda me ha hecho lo que soy.
De hecho, ha llegado el momento de dejar de buscarme.
“Al fin y al cabo, ¿qué me hace Dios sino que me coman los demonios?”
Cuarta dimensión
¿Qué sería de Mí en la nada?
¿Me engulliría?
¿Me haría tragar mis palabras?
¿O sería mi éxtasis?
¿Le debo algo a la nada?
¿Es Dios, soy Yo, el Todo o la Nada, o ambas cosas?
¿Gritaría de placer en la nada?
Qué preguntas.
¿Dejaría de escribir en la nada?
¿Qué haría Yo en la Nada?
¿Lo que quisiera?
¿Hacer algo en la Nada?
¿Es la Nada un concepto o una realidad?
¿Por encima de Mí?
¿Qué me debe la Nada?
¿El goce de mi propia Creación?
¡Si Yo escribo versos desde la nada!
No crearía ni una piedra aunque pudiese.
Por ahí no van los tiros.
“Al fin y al cabo, ¿qué es Dios sino la nada para el hombre?”
“¿A qué mover un dedo para concebir la nada?”
Un monologo interior sumamente importante, esencial. Te felicito, Ricardo por traernos una poesía incorrupta, que habla consigo de las más difíciles consideraciones. ERA
- Ricardo López Castro.
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- Registrado: Lun, 23 Abr 2018 18:35