darle miel y un cromo de la Madre Selva.
Y bailar descalza al son del pandero
el sueño de olivos sobre la joroba de una o dos dunas
y que se extendieran
como los bostezos del lobo a la luna
y pisar la arena
y ser la deriva hasta el horizonte,
ese que es mentira, que nunca se allega por mucho que nades.
Y llevar cien cintas cogidas al pelo
y trescientas faldas,
algunas ajorcas que tintinearan mis pies al romero ,
beberme la lluvia,
estrechar la mano a Don Nomeolvides,
y el Galán de Noche lanzara piropos
y hacerme la tonta
para que siguiera la ronda de flores como diadema silvestre de olores.
Y a pesar de todo, aún no descarto ser Concha La Zíngara.
( Ya sé que es un poema de los que hay que poner "Reed", o sea, reeditado, pero hoy particularmente, y después de estar anoche en un concierto de y con Serrat, me apetece muchisimo volver a leerlo. También se que nada tiene que ver con él, pero son las cosas que da este mar en Julio y en Alicante)