Amanda y los ángeles

[Rafael Teicher]

Amanda y los Ángeles




Recortas reflejos de un castillo en un bañado y los lanzas entre medio de los besos que se esconden como gamos

Sonríes medieval, de forma roja, como un ogro cuando come frambuesas, como el nacimiento de la lágrima de un niño

Caenhojas heliocéntricas que pesan como un alma, que se especulanmutuamente como astros, que se avienen al polvo silbantes, etruscas,endulzadas, caen libres como llamas de pipa, como satélites

Caen según la conveniencia de los jazmines antes de la muerte, y dan en la simiente de tus piernas despeinadas

Unatibieza se asoma por la fuente de la tierra, torpe como un oso, llenade golpes de rayo, trabajada de canto como un mapa, invitatoria como elhambre, despejada

Sin urgencia, como un ramo ofrecido por un manco, como el golpe maternal de la llovizna, algo se enciende a punto de llamada

Silenciososcomo las pirámides, sin embargo, nos ruge el contacto del viento en elabismo de los dedos, remitimos telegramas por el pelo, nos llegamos alojo del cuento

Hablamos como tocando un vestido de raso,hacemos cruces linguísticos como dando vuelta lo objetual, pasándonosel cuadro de madera entre las palmas

Desprovistos los cuerpos, sin convicción atlética ninguna, nos fuimos completando, engañamos a los que fuimos hace horas

Sinesperanzas, aturdidos todavía por la catátrofe de los vacíos, divisos,flotadores cual espuma sobre un vidrio que añora el sol, nosderrumbamos en un celo pequeño, en un ánfora sin formas

Laoscura talega del tiempo se llenaba de canicas irlandesas —esas quelevitan cuando son miradas por las niñas rubias—, y queríamos querer lacausa de los besos que nos venían a los labios



Yo tedecía que sentía el resbalar de las manos dentro de las manos, queteníamos señalados los puños, los tuyos por dimensionales, aprendices,los míos por testamentarios, descastados

Probablemente secayeron juegos de llaves en el pasto, quizás los perros dieron con losrabos entre helechos plumosos llenos de lágrimas perdidas, hasta esprobable que haya estallado una nova justo en esas horas de buscarnos

Éramosestatuas con permiso, arrojo sin pertenencia, maniobra de los alientoscontra la ausencia, éramos los que gestaban días para cuando hubiesende faltarnos

Abridores de las mazmorras donde se pudren losborricos, éramos un todo sin olor, una mariposa que se planeasuavemente con las manos



Mencionaste círculos,ascendiste por tus propios árboles, siempre con los brazos a punto demecer fantasmas, altivamente buena, replegada hacia mis brazos

Mirábamoshuellas procesales estampadas en la arena, casi se escuchabandocumentales alborotos, se nos iban millones de posibles, se nosgoteban relojerías dudosas con alegría, pero sin mudarnos

Puede que hayan venido niños pataleando sobre charcos de cisne, o que haya habido rumor de elefantes sobre la tangente

Fuimos un momento noble, la cresta de la brisa cuando duerme



Rafael Teicher

[Ignacio Fajardo]

Encuentro aquí también tu buena prosa poética (como en el foro de Monosílabo donde también te leo), y vuelvo a disfrutar de tu capacidad de generar imágenes sorprendentes, de hilar los pensamientos con esa fluidez que da la madurez y las ideas claras.

Es un gusto leer tu buena escritura.

Un saludo afectuoso.

Ignacio Fajardo.

[Rafael Teicher]

Me agrada que hables de madurez

Los textos maduran como las frutas, como los rostros, como la arena —la de los relojes de arena, claro

un saludo cordila argentino

Rafael