como luz en mis sombras, un sueño en mis quimeras.
Aquella soledad no se me habrá olvidado,
volverá cada vez
que mi alma se pierda y llueva la canción
en la sombra que hierve
con el aroma intenso de algas y de levante,
del hombre perseguido por tu tierna figura,
por el clamor de barcas
que se ahogan en el muelle afligido
y la playa que sigue esperando tu huella
en el cielo de nubes empapado.
No dirás con los ojos
que soy hombre de luz como dijiste un día,
no habrás desenterrado un pensamiento mórbido
que me enamore siempre
y lleve mi caricia para que te sostenga
entre los edificios oscuros de tu herida.
Estos días de lluvia de verano
que llegan a la alcoba
de una esperanza ausente,
este lento vagar por tu barrio y el mío,
por la escuela que sueña en su letargo
con los pupitres rotos,
los cristales vencidos,
siempre vuelven a mí con tu mirada errante
y el rumor de tu cuerpo que temblaba
con su gentil cuidado
en la cruz del recuerdo que me dio tu sonrisa.