Editorial Alaire

Treinta en los cojones
me das,
treinta sapos, una apuesta madura y los desiertos.
Tú eres los pezones, la madera que se hace mueble en la dicha, todo
un delirio que amerita ron y tabaco.
Me pregunto: ¿lucha, qué lucha cuando salimos de cuentas
y es bello cada hijo que pasamos juntos? Si vienes salivando a la caída,
tan sirena que el olor a tahona
se arremolina en tu ombligo. ¿Por qué me adueñas
si no hay más canje que el que traza tus pechos convictos?

Dame,
con la seguridad de acabar otro día removiendo al vino; a los techos
de aquellas cosas que nos hicieron estrictamente humanos. Asisto
al festín que llaman tu pasión segura, en las ventanas de la incertidumbre río
feliz. Y así,
como el ciervo herido de luz, berreo a tu huella
sin estridencia, comiéndome a zarpazos una tierra lujuriosa
que siempre me invita a renacer
limpio.

Treinta besos en la memoria
te doy,
a cambio de que cada noche, por una puesta de sol y una sonrisa a traición,
hagasme
sentir
proscrito en tu convocatoria.

Hno Renato Vega

Momento intensos, igual de intenso que este poema.

"Berreo a tu paso sin estridencia comiendo a zarpazos..." qué imagen más delirante, qué imagen más todo...

Sublime. Te convoca seguro.

Intensidad lujuriosa y pasional en tu convocatoria, Armilo.

Estilo propio en tus versos y mucho fuego.

Me ha parecido un excelente poema.

Felicitaciones
Abrazos
Ana

Armilo Brotón escribió:

Para Ana, buena degustadora de momentos intensos.

Treinta en los cojones,
treinta sapos y una apuesta madura.
Tú eres los pezones, la esperanza desprendida, todo
un delirio que nace como la maraña en un habano.
Me pregunto: ¿lucha?
Pero si cuando salimos de cuentas
es bello cada hijo que pasamos juntos. Si vienes salivando a la caída,
tan sirena que el olor a tahona
se arremolina en tu ombligo. ¿Por qué me adueñas
si no hay más cambio que el que trazan tus pechos convictos?
Con la seguridad
de acabar otro día reconciliando al vino; a los techos
de aquellas cosas que nos hicieron estrictamente humanos. Asisto
al festín que llaman tu pasión de cueva, en las ventanas de la incertidumbre río
feliz. Y así,
como el ciervo herido de luz, berreo a tu paso
sin estridencia, comiendome a zarpazos una tierra lujuriosa
que siempre nos invita a renacer
limpios.

Treinta besos en la memoria te doy
a cambio de que cada noche, por una puesta de sol y una sonrisa a traición,
hagasme
sentir
proscrito en tu convocatoria.

Hno Renato Vega

Me gusta este poema. No existe esa falsa inhibición de los poemas eróticos. Aquí el deseo se manifiesta con la franqueza del cuerpo, de la sangre (y también con un poco de corazón). Imágenes plenas de originalidad que, de por sí, ya agradan y envuelven al lector. Un poema escrito por necesidad del estro, con inspiración. Salud.

Un abrazo, compañero.
Óscar

La fuerza que te atrae te da vigor, y al vers1, para ir corriendo hacia el sensor flagrante que está abierto a la intensiva intensidad de Ana.

Un abrazo que promete disfrutar de la promesa.

Un poema enorme, Armilo; me gusta como vas perfilando las referencias, el treinta y sus efluvios, el treinta y sus desiertos. Un final precioso, que lo sepas.

No pude seguir los cambios que hiciste, pero ahora mismo al leerlo, me gusta muchísimo.

Salud y felicidad.

elena morado escribió:Momento intensos, igual de intenso que este poema.

"Berreo a tu paso sin estridencia comiendo a zarpazos..." qué imagen más delirante, qué imagen más todo...

Sublime. Te convoca seguro.

Gracias Antonia. También me quedaría con estos versos.
Saludos

Armilo Brotón escribió:

Para Ana, buena degustadora de momentos intensos.

Treinta en los cojones,
treinta sapos y una apuesta madura.
Tú eres los pezones, la madera que se hace mueble en la dicha, todo
un delirio que amerita maraña en el humo de un habano.
Me pregunto: ¿lucha?
Pero si cuando salimos de cuentas
es bello cada hijo que pasamos juntos. Si vienes salivando a la caída,
tan sirena que el olor a tahona
se arremolina en tu ombligo. ¿Por qué me adueñas
si no hay más canje que el que traza tus pechos convictos?
Con la seguridad
de acabar otro día removiendo al vino; a los techos
de aquellas cosas que nos hicieron estrictamente humanos. Asisto
al festín que llaman tu pasión segura, en las ventanas de la incertidumbre río
feliz. Y así,
como el ciervo herido de luz, berreo a tu huella
sin estridencia, comiéndome a zarpazos una tierra lujuriosa
que siempre nos invita a renacer
limpios.

Treinta besos en la memoria te doy
a cambio de que cada noche, por una puesta de sol y una sonrisa a traición,
hagasme
sentir
proscrito en tu convocatoria.

Hno Renato Vega

Hacía tiempo que no llegaba a la enormidad de tu cantar, hermano Armilo. Toda una sacudida.
Un abrazo

Hermoso, genuino e interesante trabajo, amigo Armilo.
Abrazos.

Convocas al erotismo con tu gran imaginacion y bellas imagenes.
Besos
Pilar

Un canto lírico de deseo y pasión. Un ejemplo contundente de poema erótico.

Creo que debería de ser incluído en la Antología Erótica. Si no hay sitio, elimino uno mío.

Un fuerte abrazo, hermano.

Ana Muela Sopeña escribió:Intensidad lujuriosa y pasional en tu convocatoria, Armilo.

Estilo propio en tus versos y mucho fuego.

Me ha parecido un excelente poema.

Felicitaciones
Abrazos
Ana

Gracias Ana por la gentileza de tu comentario.
Fuego para encender un buen puro.
Un abrazo

Óscar Distéfano escribió: Me gusta este poema. No existe esa falsa inhibición de los poemas eróticos. Aquí el deseo se manifiesta con la franqueza del cuerpo, de la sangre (y también con un poco de corazón). Imágenes plenas de originalidad que, de por sí, ya agradan y envuelven al lector. Un poema escrito por necesidad del estro, con inspiración. Salud.

Un abrazo, compañero.
Óscar

Generoso tu comentario Óscar. Creo que coincidimos que cuando describe el cuerpo la emoción, la palabra entra en el mundo de la lírica.
Un abrazo amigo.

Guillermo Cuesta escribió:La fuerza que te atrae te da vigor, y al vers1, para ir corriendo hacia el sensor flagrante que está abierto a la intensiva intensidad de Ana.

Un abrazo que promete disfrutar de la promesa.

Gracias Guillermo.
Un abrazo

Hallie Hernández Alfaro escribió:Un poema enorme, Armilo; me gusta como vas perfilando las referencias, el treinta y sus efluvios, el treinta y sus desiertos. Un final precioso, que lo sepas.

No pude seguir los cambios que hiciste, pero ahora mismo al leerlo, me gusta muchísimo.

Salud y felicidad.

Gracias Hallie, tu comentario me ha hecho reflexionar mucho hasta incluir tu verso: los desiertos.
Te quedo en deuda amiga.
Un abrazo