A medida que van...

[M. Sánchez]

A medida que van envejeciendo las derrotas
y te vas acercando,
con pasos ya muy cortos, al día en que las lenguas
tienen moldes de acero interminable
y ya no hablan,
al tiempo que contemplas
cómo cambian de nombre los murciélagos
para no descubrirse
colgados de la noche,
y no cabe la luna entre tus ojos,
sucede algo muy fácil
y es que empiezas a saber más de Ulises,
a entender que los cuerpos están hechos de caricias anónimas
y esperanzas ridículas.
Y entonces no precisas que el martín pescador te reconozca
para ser la que eres,
no reclamas
los símbolos mesiánicos ni un sol de porcelana
porque entiendes
que no sirve de nada la altivez de los huesos
o que extiendas las lágrimas sobre la primavera,
que es inútil correr en un tendido eléctrico.

[Rosario Martín]

Qué buen poema para mi segundo café, compañero,
el cierre es para envolver y llevar.Todo un lujo.
Me alejo recitándome una oración;) a ver si animo al esqueleto:
Qué jodido sería envejecer
sin la piel chamuscada
y los huesos intactos,
sin haber hecho una carrera absurda
o algún maratón en círculo.
Un abrazo

[Marisa Peral]

A medida que van envejeciendo las derrotas
y te vas acercando,
con pasos ya muy cortos, al día en que las lenguas
tienen moldes de acero interminable
y ya no hablan,
al tiempo que contemplas
cómo cambian de nombre los murciélagos
para no descubrirse
colgados de la noche,
y no cabe la luna entre tus ojos,
sucede algo muy fácil
y es que empiezas a saber más de Ulises,
a entender que los cuerpos están hechos de caricias anónimas
y esperanzas ridículas.
Y entonces no precisas que el martín pescador te reconozca
para ser la que eres,
no reclamas
los símbolos mesiánicos ni un sol de porcelana
porque entiendes
que no sirve de nada la altivez de los huesos
o que extiendas las lágrimas sobre la primavera,
que es inútil correr en un tendido eléctrico.

Pues de nuevo aquí Manuel, para decirte que siempre hay en tus poemas imágenes novedosas y atrapantes, como ese martín pescador, el sol de procelana o ese correr por el tendido eléctrico para saber más de Ulises
Me gusta leerte y decírtelo, siempre que puedo.
Abrazo, amigo.

[E. R. Aristy]

A medida que van envejeciendo las derrotas
y te vas acercando,
con pasos ya muy cortos, al día en que las lenguas
tienen moldes de acero interminable
y ya no hablan,
al tiempo que contemplas
cómo cambian de nombre los murciélagos
para no descubrirse
colgados de la noche,
y no cabe la luna entre tus ojos,
sucede algo muy fácil
y es que empiezas a saber más de Ulises,
a entender que los cuerpos están hechos de caricias anónimas
y esperanzas ridículas.
Y entonces no precisas que el martín pescador te reconozca
para ser la que eres,
no reclamas
los símbolos mesiánicos ni un sol de porcelana
porque entiendes
que no sirve de nada la altivez de los huesos
o que extiendas las lágrimas sobre la primavera,
que es inútil correr en un tendido eléctrico.

Llega ese momento del cinismo, y si se tiene más de dos dedos de frente, llega. Es un momento que bien describes. Todas las cosas van de momento en momento, cada uno diferente. Me gusta a sobremanera tu uso del lenguaje, desprovisto de doble sentido, y sin embargo hace su propia metáfora. Un placer leerte, Manuel. ERA