Esa pequeña flor de Ana María
Tiene un toque gentil de primavera;
Sueño de amor sublime en la ribera
Del alma esperanzada que confía.
Tiene tanta belleza y armonía
Que más de un vate para sí quisiera,
Y bordar con su lira una bandera
De dulce y pertinaz melancolía...
Que es el emblema y numen más preciado
Para alcanzar la gloria y nombradía
En la excelsa humildad de una violeta
Y ese verso sencillo y depurado,
Iguala al resplandor de un mediodía
que emana de su alma de poeta.
De mi libro: Una sílaba suelta
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Rafael Zambrano Vargas