Un auténtico espectáculo.
Publicado: Vie, 29 Dic 2017 20:01
Un auténtico espectáculo.
(De mi libro “La otra cara de Jano”)
(De mi libro “La otra cara de Jano”)
Había en mi casa, muy cerca de la entrada, una pequeña habitación que mis padres la utilizaban como biblioteca y sala de lectura y reflexión, amueblada con un perchero, varias sillas, una mesa camilla con tarima y faldón, un cuadro con el rostro y la bendición de Su Santidad, algunos platos cordobeses de colgar y un robusto tresillo, tapizado con una tela de raso, estampada con motivos verdes y amarillos… aparte de unas repisas hechas con ladrillos y una chimenea, que debía ser de adorno porque nunca funcionó… que mis padres la tenían cerrada a cal y canto para protegerla de los bárbaros ataques que yo le solía asestar con la finalidad de deshojar sus libros y revistas… y que, a pesar de esta protección -utilizando un montón de estratagemas y argucias-, burlaba de cuando en cuando, para, una vez adentro, con mis manos en la cabeza -y la mirada perdida-, exclamar: “¡Oh Dios Santo, cuántos libros y hojas de papel!”…
Con las hojas que arrancaba -ilustradas normalmente con motivos religiosos-, me solía hacer un montón de aviones de distintas clases: unos de guerra, con las alas recortadas y dobladas hacia arriba, otros muy grandes y pesados, como los de carga y pasajeros, y algunos, como alas deltas, aplanados y picudos… y los lanzaba con todas mis fuerzas hacia arriba, para ver cómo surcaban el cielo silenciosos e impasibles, mostrando orgullosos en sus alas y en el lomo, la litografía, con la representación del puente de los Diez Mandamientos, tendido sobre el río tenebroso del pecado, lleno de acechantes cocodrilos y demonios, la de San Pedro y San Pablo, la de San Esteban, la de Santa Águeda y Santa Inés, la de Santa Perpetua y Felicitas, la del santo Job, la del pobre Jonás, -acuclillado dentro de la boca del inmenso pez- y la de todos los Santos de la Santa Madre Iglesia habidos y por haber… ¡Qué pasada madre mía!...
¿Os imagináis a San Agustín planeando por encima de la higuera… a Lucifer -con su tridente, sus cuernos retorcidos, su pérfida mirada y su asqueroso rabo-, sorteando a las gallinas, a los pollos y los pavos… a Moisés, con su barba blanca, sus haces de luz en la cabeza y las Tablas de la Ley apoyadas sobre su cadera y un brazo, o a San Sebastián -malherido por las flechas-, planeando sin control, a punto de chocar con la piquera del palomar, o con el alar del tejado?..
¡Oh, qué maravilloso, os aseguro que era un auténtico espectáculo!