La manada

[Ana Muela Sopeña]

Ella deambula ebria por las calles
y lamentablemente
deja de estar en guardia
con los desconocidos.
Encuentra cinco lobos
que parecen licántropos
sacados de un manual.
No discrimina bien
y cree que son humanos.
Su percepción de niebla la confunde.
Inundada de alcohol
no puede darse cuenta...

Con uno de los lobos
charla como si nada.

De pronto todo cambia.

La meten a la fuerza en un portal.
Lo atávico se torna una tortura.

Ella teme a la muerte, está indefensa,
le sobreviene súbito
un estado de shock.

Ellos tienen el rito ensayado.
Se sincronizan bien.

Ella quiere que el tiempo pase rápido.
Recuerda a otras mujeres
enterradas en tumbas
y permanece neutra
sabiendo que la vida es lo que importa.

Quiere sobrevivir pese al infierno.
Como un flash en su mente
ve a Nagore
y a otras mujeres muertas.
Entonces se disocia
y espera que el reloj no se detenga.

Ellos son la manada, están marcados,
con tatuajes que sirven
para identificarlos.
Son monstruos peligrosos.
En Pozoblanco hicieron otro abuso
a una chica que estaba inconsciente.

Ella capta el olor de sus colonias
y teme represalias.
Desea que terminen cuanto antes
para poder vivir
y escapar del lugar,
quitarse el pánico...

Cuando se queda sola
la cordura del frío,
en su embriaguez tan densa,
la hace reaccionar...

está sin su teléfono,
ellos se lo han robado.

Llora sin esperanza sobre un banco.

Allí siente el exilio
de la desolación
y llega una pareja...
Entre lágrimas cuenta
su horrible pesadilla:
la palabra tabú surge en el aire.
"Violación"
miedo
asco,
sensaciones de vértigo y vergüenza.
Ella acude por todas las mujeres,
para que no haya otras,
para que no haya más
víctimas de manadas
de cinco lobos/machos,
a denunciar los hechos
y luego al hospital para iniciar
su proceso privado
para sanar el trauma.
Y sabe que no es ella la única mujer,
que son muchas mujeres
las violadas
en portales oscuros o en cunetas,
en fiestas, casas, ríos, playas, bosques.
Los milenios
regresan con sus signos
de agresiones y abusos
y lucha para ser una persona
abrazando la vida en resiliencia.
Por ella, por su propia dignidad,
por todas las mujeres
y por todos los hombres que respetan
a todas las mujeres...


Ana Muela Sopeña

[M. Sánchez]

Buena crónica poética para un caso deplorable. Felicidades.
Un abrazo.

[Hallie Hernández Alfaro]

Muy bueno, querida Ana; la infrahumanidad se pone de claro manifiesto en este penoso caso. Detallas y tocas al lector; necesario y hábil poema.

Abrazo enorme, salud y suerte.

[Carmen Parra.]

Querida Ana, tu poema conmueve y mueve a la protesta por actos animales como este,
son situaciones aborrecibles y tu la has escenificado perfectamente en tus versos
Un abrazo
Carmen

[Guillermo Cumar.]

La manada ébria y lacerosamente muy cobarde no atiende a razones y sin más uno tras otro del cinco no ven nada, nada más que un agujero en el que el animal se desahoga. Que no sea impunemente, que paguen la cobardía como su clan merece.

Saludos y un aplauso a tu poema ardorosamente valiente y sano.

Un abrazo

[Pilar Morte]

Aplaudo, fervientemente, tu poema, Ana. Una situación que hay que seguir persiguiendo.
Abrazos
Pilar

[Francisco López Delgado]

Certera crítica. Yo también lo condeno. Me gustó. Abrazos.

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, Manuel:

La verdad es que todos tenemos ganas ya de que se haga justicia.

Un abrazo
Ana

[Sidel Zeissig]

Me ha dado mucho gusto volver a leerte, Ana Manuela. Por cuestiones de tiempo paso poco por acá, pero fue muy grato a mi vuelta encontrarme con este texto tuyo, que aunque duro y real, es una forma hermosa de levantar la voz para reivindicar la vida.

Un abrazo enorme.

[Antonia Mauro]

Una maravilla Ana, y una pena que hayas tenido que escribirlo.

Creo que es una de las peores cosas que a uno le pueden pasar en la vida, una violación, si es uno ya es una pesadilla, pero su la cifra aumenta tienes q sentir la muerte en la nuca, el asco y el horror.

Y encima tener que escuchar algunas frases del después: como que "la chica no forcejeó por tanto consintió ". Cuando la policía siempre informa que esa es la forma de actuar. Como si ella hubiera podido luchar contra cinco bestias, seis bestias, siete bestias, una bestia...

El otro día, en el trabajo, mi compañera hablando de este tema, tuvimos que escuchar a otro compañero, supuestamente medianamente culto, abogado, como decía: " llegado ese punto, relajate y disfruta".

Y yo siento tanto tanto asco, tanto rechazo y no se si pena, que en ese momento quiero desaparecer, y pienso que algunos siempre violaran y maltrataran, a mujeres.

Un abrazo.

[Cecilia Martos]

Ella deambula ebria por las calles
y lamentablemente
deja de estar en guardia
con los desconocidos.
Encuentra cinco lobos
que parecen licántropos
sacados de un manual.
No discrimina bien
y cree que son humanos.
Su percepción de niebla la confunde.
Inundada de alcohol
no puede darse cuenta...

Con uno de los lobos
charla como si nada.

De pronto todo cambia.

La meten a la fuerza en un portal.
Lo atávico se torna una tortura.

Ella teme a la muerte, está indefensa,
le sobreviene súbito
un estado de shock.

Ellos tienen el rito ensayado.
Se sincronizan bien.

Ella quiere que el tiempo pase rápido.
Recuerda a otras mujeres
enterradas en tumbas
y permanece neutra
sabiendo que la vida es lo que importa.

Quiere sobrevivir pese al infierno.
Como un flash en su mente
ve a Nagore
y a otras mujeres muertas.
Entonces se disocia
y espera que el reloj no se detenga.

Ellos son la manada, están marcados,
con tatuajes que sirven
para identificarlos.
Son monstruos peligrosos.
En Pozoblanco hicieron otro abuso
a una chica que estaba inconsciente.

Ella capta el olor de sus colonias
y teme represalias.
Desea que terminen cuanto antes
para poder vivir
y escapar del lugar,
quitarse el pánico...

Cuando se queda sola
la cordura del frío,
en su embriaguez tan densa,
la hace reaccionar...

está sin su teléfono,
ellos se lo han robado.

Llora sin esperanza sobre un banco.

Allí siente el exilio
de la desolación
y llega una pareja...
Entre lágrimas cuenta
su horrible pesadilla:
la palabra tabú surge en el aire.
"Violación"
miedo
asco,
sensaciones de vértigo y vergüenza.
Ella acude por todas las mujeres,
para que no haya otras,
para que no haya más
víctimas de manadas
de cinco lobos/machos,
a denunciar los hechos
y luego al hospital para iniciar
su proceso privado
para sanar el trauma.
Y sabe que no es ella la única mujer,
que son muchas mujeres
las violadas
en portales oscuros o en cunetas,
en fiestas, casas, ríos, playas, bosques.
Los milenios
regresan con sus signos
de agresiones y abusos
y lucha para ser una persona
abrazando la vida en resiliencia.
Por ella, por su propia dignidad,
por todas las mujeres
y por todos los hombres que respetan
a todas las mujeres...


Ana Muela Sopeña

Hay cosas que no deberían de pasar nunca, desafortunadamente cada vez son más frecuentes y basta ya, un gran poema querida Ana, que se escuche ese grito, un fuerte abrazo.

Cecilia

[E. R. Aristy]

Ella deambula ebria por las calles
y lamentablemente
deja de estar en guardia
con los desconocidos.
Encuentra cinco lobos
que parecen licántropos
sacados de un manual.
No discrimina bien
y cree que son humanos.
Su percepción de niebla la confunde.
Inundada de alcohol
no puede darse cuenta...

Con uno de los lobos
charla como si nada.

De pronto todo cambia.

La meten a la fuerza en un portal.
Lo atávico se torna una tortura.

Ella teme a la muerte, está indefensa,
le sobreviene súbito
un estado de shock.

Ellos tienen el rito ensayado.
Se sincronizan bien.

Ella quiere que el tiempo pase rápido.
Recuerda a otras mujeres
enterradas en tumbas
y permanece neutra
sabiendo que la vida es lo que importa.

Quiere sobrevivir pese al infierno.
Como un flash en su mente
ve a Nagore
y a otras mujeres muertas.
Entonces se disocia
y espera que el reloj no se detenga.

Ellos son la manada, están marcados,
con tatuajes que sirven
para identificarlos.
Son monstruos peligrosos.
En Pozoblanco hicieron otro abuso
a una chica que estaba inconsciente.

Ella capta el olor de sus colonias
y teme represalias.
Desea que terminen cuanto antes
para poder vivir
y escapar del lugar,
quitarse el pánico...

Cuando se queda sola
la cordura del frío,
en su embriaguez tan densa,
la hace reaccionar...

está sin su teléfono,
ellos se lo han robado.

Llora sin esperanza sobre un banco.

Allí siente el exilio
de la desolación
y llega una pareja...
Entre lágrimas cuenta
su horrible pesadilla:
la palabra tabú surge en el aire.
"Violación"
miedo
asco,
sensaciones de vértigo y vergüenza.
Ella acude por todas las mujeres,
para que no haya otras,
para que no haya más
víctimas de manadas
de cinco lobos/machos,
a denunciar los hechos
y luego al hospital para iniciar
su proceso privado
para sanar el trauma.
Y sabe que no es ella la única mujer,
que son muchas mujeres
las violadas
en portales oscuros o en cunetas,
en fiestas, casas, ríos, playas, bosques.
Los milenios
regresan con sus signos
de agresiones y abusos
y lucha para ser una persona
abrazando la vida en resiliencia.
Por ella, por su propia dignidad,
por todas las mujeres
y por todos los hombres que respetan
a todas las mujeres...


Ana Muela Sopeña

El violador es un predator, una bestia de horror. Me conmueve tu poema de crítica social, Ana, como siempre, estas atenta a La Belleza compungida. A la Belleza. ERA

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, Hallie, por venir. Me indigna que en los medios de comunicación se expongan los argumentos de los acusados que son un montón de mentiras. Que digan que ella quería. Es obsceno y terrible lo que sucedió y también que alguien pueda pensar que ella quería. Si hubiera "querido" no hubiera ido a denunciar, evidentemente.

Un beso
Ana

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, Carmen, por exponer tu opinión aquí.

Ojalá todo esto termino pronto y se haga justicia.
Un abrazo
Ana

[Ana Muela Sopeña]

Muchas gracias, Guillermo, por tus palabras.

Estos actos de violación causan repulsión.
Que se haga justicia cuanto antes.
Son conductas psicópatas que no se pueden tolerar.
Un abrazo
Ana